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Los narcos se quedan sin proveedor de armas de guerra

La Guardia Civil detiene a tres personas en Málaga y desmantela un importante arsenal que incluía 22 fusiles de asalto AK47 y explosivos

Arsenal de las armas incautadas en la operación contra el tráfico de armas en Málaga. En vídeo, la Guardia Civil desmantela un arsenal de armas y explosivos militares.Vídeo: FOTO Y GUARDIA CIVIL

De nacionalidad alemana y 70 años, su presencia en Coín (Málaga, 22.147 habitantes) pasaba totalmente inadvertida para sus vecinos. Parecía un jubilado más. Y, como ocurre a muchas personas en esa etapa, tenía una afición a la que dedicaba buena parte de su tiempo. No era una cualquiera: se dedicaba a devolver a la circulación armas de fuego, muchas ellas de guerra. Las adquiría en Europa del Este, les cambiaba el cañón, borraba el número de serie, las pintaba y quedaban como nuevas. Con la colaboración de un compatriota neonazi, almacenaba su arsenal en una nave de Alhaurín el Grande, donde los agentes han intervenido 160 armas, además de una granada con kilo y medio de explosivo militar. Ambos han sido detenidos junto a un tercer integrante de este grupo, considerado como el principal proveedor de armas a las organizaciones de narcotraficantes de la Costa del Sol y Campo de Gibraltar.

Precisamente el aumento de la violencia entre narcos en Málaga y Cádiz puso en alerta a la Jefatura de Información de la Guardia Civil a finales de 2018 y comienzos de 2019, momento en el que arrancó la Operación Nongreta. La presencia de armas de guerra empezó a ser cada vez más habitual: unos las utilizaban para realizar vuelcos —robos de droga entre bandas—, otros para defender su mercancía en las guarderías —almacenes― y también era habitual su uso en los periódicos ajustes de cuentas en la zona. Varios de los asesinatos cometidos en la Costa del Sol en el tramo final del año pasado también tenían como protagonistas a fusiles de asalto AK47. “Son armas muy peligrosas y poco habituales en España, aunque este tipo de organizaciones las usan de manera algo más habitual”, explican fuentes del Servicio de Información del instituto armado.

La pista llevó a los investigadores hasta Coín, localidad malagueña en el valle del Guadalhorce. Allí vigilaron a una persona que se hacía pasar por jubilada. La Policía Criminal de Alemania, sin embargo, le tenía bien fichado: había pasado cuatro años en prisión por manipular armas y, además, tenía pendiente una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) después de que en 2019 se hallara un arsenal de su propiedad que tenía escondido bajo tierra, hechos por los que su pareja se encuentra en la cárcel. Al registrar su vivienda en Coín, los agentes derribaron una de las paredes hasta encontrar un taller clandestino “con mucha maquinaria” que utilizaba para manipular las armas. Entre ellas, un horno para su pavonado, es decir, para dar una nueva capa de pintura que las hiciera pasar por nuevas. La potencia de sus herramientas era tal que, como ocurre en las plantaciones de marihuana, necesitó de una conexión ilegal a la red eléctrica para poder obtener la energía necesaria.

Polvorín entre objetos de temática nazi

Tirando del hilo, los investigadores llegaron hasta Alhaurín El Grande, apenas a siete kilómetros al este de Coín. Allí comprobaron que el manitas alemán contaba con el apoyo de otro compatriota, joven y simpatizante nazi. Tenía alquilada una nave industrial donde guardaban todas las armas que iban poniendo a disposición de los narcotraficantes, “un verdadero polvorín de armas, piezas y municiones”, subraya la Guardia Civil. Había 160 armas de fuego –entre ellas 121 cortas, 22 fusiles de asalto y ocho subfusiles- así como cerca de 10.000 cartuchos, ocho silenciadores, 273 cargadores y una granada que tuvo que ser detonada más tarde. “Es muy excepcional encontrar tantas armas, lo que demuestra la gran demanda que tienen en la zona: los narcos van armados hasta los dientes”, señalan desde el instituto armado. Las instalaciones también acogían un museo de simbología nazi con uniformes, medallas, banderas, cuadros y multitud de objetos, entre ellos un busto de Hitler.

El último paso de la operación les llevó de vuelta a Coín. Ahí residía también el tercer integrante de este grupo, un británico con antecedentes por tráfico de drogas y documentación falsa que le permitía adoptar diversas identidades. Es quien ejercía de intermediario entre quienes manipulaban las armas para ponerlas a punto y los narcotraficantes que querían adquirirlas. Para las transacciones, ocultaba las armas en dobles fondos de vehículos de alta gama y adoptaba fuertes medidas de seguridad. En su domicilio la Guardia Civil intervino una pistola y 1.200 cartuchos. A los tres arrestados se les imputan los delitos de integración en grupo criminal, tráfico y depósito de armas, tráfico de municiones, tráfico de drogas y falsedad documental.

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La operación ha sido desarrollada por la Jefatura de Información (UCE3) de la Guardia Civil, con el apoyo de la Policía Criminal de Alemania (BKA), la Sección de Información de la Zona Andalucía y el Grupo de Información, la USECIC y el GEDEX de la Comandancia de Málaga, así como de efectivos del Grupo de Acción Rápida (GAR) y del Servicio Cinológico bajo la dirección de los Juzgados de Instrucción 1 y 3 de Coín. El Servicio de Información de la Guardia Civil ha desarrollado, en los últimos cinco años, 87 operaciones contra redes de tráfico de armas con el resultado de 422 personas detenidas, 20 talleres desmantelados y 4.737 armas de fuego incautadas, así como 581.281 cartuchos metálicos y 185 kilos desustancias explosivas intervenidas junto a 700.000 euros.

Precios “irrisorios” para los narcotraficantes

Adquirir un subfusil o un fusil de asalto desactivado en los países del Este, con leyes muy laxas en lo relativo a este tipo de armas, cuesta alrededor de 700 euros. Es el precio por el que las adquiría el ciudadano alemán detenido. Una vez las rehabilitaba, él las vendía por unos 3.500 euros a su compinche británico, quien luego las ofrecía por alrededor de 5.000 euros a los narcotraficantes. Éstos, a veces, también vendían parte de sus adquisiciones por cantidades que han llegado a rondar los 10.000 euros. “Cada uno se lleva su parte”, indican desde el Servicio de Información de la Guardia Civil, donde subrayan que los precios son “irrisorios” para los narcos, que mueven muchos millones de euros en su actividad ilegal. “El problema es encontrar a alguien que te pueda suministrar un arsenal tan preparado como este”, subrayan, “con tanto stock y tanto poderío”. En el caso de las armas cortas, su coste rondaba entre los 1.500 y los 2.000 euros dependiendo del modelo.

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