La pérdida de pulso en Andalucía alerta al PSOE
Díaz resiste ante la falta de un relevo claro mientras el desgaste de la marca preocupa en el granero de votos socialista
La falta de un relevo claro es la mejor baza de Susana Díaz desde que perdió la Junta de Andalucía hace dos años. O incluso desde hace tres años y medio: la expresidenta de la Junta resiste al frente del PSOE andaluz desde su fiasco en las primarias de mayo de 2017, en las que partía como la favorita del establishment, pero no de la militancia. Sin embargo, pese a tenerlo todo en contra y haber pasado a la historia como la socialista que perdió la joya de la corona del PSOE, Díaz aguanta al timón de la principal federación exprimiendo que no tiene una alternativa clara. La intención de Ferraz hace dos años era cristalina: “Nuestro papel está subordinado al éxito de nuestro proyecto político”, afirmó José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, tras las elecciones andaluzas, quien llegó a hablar de una “necesaria regeneración”. Dos años después, Díaz sigue ahí, más debilitada pero todavía con un notable manejo y conocimiento orgánico del partido.
Alcanzado el ecuador de la legislatura en Andalucía, la dirección federal del PSOE insiste en que no está en ningún tipo de operación para mover a Díaz. Ferraz pretende que sea el PSOE andaluz quien lo resuelva. Se trata de que haya acuerdo y no unas primarias a todo o nada en las que los críticos más prudentes estiman que la dirigente socialista partiría con un respaldo del 35%. Eso sin entrar en batallas, aunque todas las partes hayan tomado nota de la gestora nombrada en noviembre por la dirección federal en Huelva y de la nueva presidenta de la Diputación tras la dimisión del secretario provincial. Pese a los intentos de Díaz al máximo nivel, Ferraz no hizo ninguna concesión.
Entretanto, la orden del presidente del Gobierno es tajante: la prioridad de Pedro Sánchez es aprobar los Presupuestos y salir de la mejor manera de la pandemia. Lo demás es ruido. Lo que no quita que en Ferraz, y también en La Moncloa, lleven pensando desde el verano que, antes o después, habrá que afrontar la situación en el principal granero de votos del PSOE. La conclusión generalizada entre las fuentes consultadas es que Díaz no tiene tirón y si el PP se consolida en Andalucía podría terminar siendo un problema muy serio para la reelección de Sánchez como presidente del Gobierno en las siguientes elecciones generales. “Si las encuestas dicen que bajamos en Andalucía no podemos estar subiendo en España”, advierten dirigentes que en estos dos años han pasado de ser muy fieles a Díaz a muy críticos. Las fuentes consultadas creen que el PSOE tiene un margen de crecimiento de una decena de escaños, pero eso exige un partido fuerte. Esto es, de nuevo en el Palacio de San Telmo, sede de la Junta.
Los nombres que más suenan, con permiso del diputado Felipe Sicilia, son los de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y del alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Pero nadie termina de dar el paso, a la espera del respaldo de Ferraz. Mientras, el tiempo corre. Y beneficia a Díaz. La incógnita es cuándo se celebrará el próximo congreso federal, si antes o después del verano, dependiendo de la covid -Sánchez quiere que sea presencial, con un millar de delegados—. Después llegaría el turno de los congresos autonómicos. El gran temor del PSOE es que Juan Manuel Moreno Bonilla convoque elecciones sin que esté resuelto el futuro de Díaz. El sector crítico vaticina otra derrota si la expresidenta repite como candidata, aunque hay quienes se inclinan por esta opción para cerrar definitivamente su mandato. Aunque el resultado fuera catastrófico para los intereses del PSOE.
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