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Decenas de jóvenes desaparecidos tras el incendio de un cayuco que iba a Canarias

El motor explotó y los migrantes saltaron al mar huyendo de las llamas a unos 80 kilómetros de Mbour, en Senegal

Un joven escapa del incendio del cayuco. En vídeo, imágenes del naufragioVídeo: Kumbalamb TV
José Naranjo

Decenas de jóvenes han desaparecido en el incendio de un cayuco que tuvo lugar frente a las costas de Senegal este viernes cuando se dirigía hacia Canarias. La embarcación, en la que viajaban unas 200 personas según el testimonio de los supervivientes, sufrió un incendio a bordo debido a la explosión de un motor que estaba averiado, lo que provocó el pánico y que la barca ardiera. Decenas de jóvenes saltaron al agua huyendo de las llamas. Al menos 51 personas fueron rescatadas por la Marina senegalesa y una cifra indeterminada por pescadores que faenaban en la zona, por lo que se desconoce la cifra exacta de desaparecidos.

Los hechos ocurrieron el viernes por la mañana a unos 80 kilómetros de Mbour, una localidad de gran actividad pesquera en Senegal situada al sur de Dakar. Según informó la Marina senegalesa, fue una patrullera española la que se encontró con la embarcación tras sufrir el accidente y la que rescató a los primeros supervivientes. Posteriormente, dos embarcaciones del Ejército senegalés acudieron al lugar y se hicieron cargo de los 51 náufragos, que fueron trasladados al Puerto de Dakar.

Fuentes policiales confirmaron que todos eran varones jóvenes procedentes de la misma zona de Mbour entre los que había seis menores de edad y que algunos están recibiendo asistencia psicológica. Sin embargo, poco a poco se va conociendo la identidad de los desaparecidos y se sabe que hay chicos que procedían de otras localidades de Senegal, como Saint Louis, en el norte del país, donde se lamenta la pérdida de unos veinte jóvenes.

El mismo viernes la Marina senegalesa interceptó otro cayuco a unos 50 kilómetros de Dakar cuando se dirigía hacia Canarias con 111 emigrantes a bordo, todos varones y “numerosos menores” a bordo, según un comunicado de este cuerpo. En los últimos dos meses, las fuerzas de control de la emigración clandestina han detenido al menos una decena de embarcaciones rumbo al archipiélago, lo que confirma que las salidas desde Senegal de una de las rutas migratorias más peligrosas hacia Europa se han vuelto a reactivar.

En Thiaroye sur Mer, un pueblo pesquero próximo a Dakar muy castigado por el fenómeno migratorio, Moustapha Diouf, presidente de la Asociación de Inmigrantes Repatriados, echa la culpa a los acuerdos de pesca con la Unión Europea. “Hace casi dos meses que no hay pescado. ¿Por qué? Se han firmado muchos acuerdos de pesca con la UE, eso es lo que ha cambiado todo. Los europeos nos piden quedarnos en casa, pero deberían dejarnos el mar para alimentar a nuestras familias porque no tenemos los medios para competir con ellos. Ellos tienen grandes barcos en el mar. Es una catástrofe, es una vergüenza para Africa, es una vergüenza para nuestros dirigentes, porque han vendido el mar, es eso que empuja a los jóvenes a ir a las Islas Canarias”, asegura.

Lamine Diouf es un pescador de 18 años que perdió a su padre en un accidente en el mar. “Si yo pudiera también me iría”, asegura con cara de circunstancias, “me gustaría coger un avión e ir a Europa, pero no podemos, la única opción para ayudar a nuestras familias es el cayuco”, comenta resignado. La pandemia de la covid-19 también ha supuesto un frenazo en seco para la economía senegalesa y las medidas adoptadas para frenar la enfermedad en África, como el cierre de fronteras, han complicado otras rutas migratorias más transitadas, como las que pasan por Marruecos, Argelia y Libia rumbo a Europa.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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