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El despilfarro de 24 millones en una entrada a Valencia: una torre para escalar y una rotonda para 'parkour’

El Ayuntamiento quiere dar utilidad al acceso norte que el Gobierno presentó en 2009 como el más noble de la ciudad con un hito vertical de 45 metros con vistas al mar que muy pronto se cerró

Ferran Bono
La Torre Miramar y su rotonda en la entrada Norte de Valencia.
La Torre Miramar y su rotonda en la entrada Norte de Valencia.Europa Press

Iba a ser la ser la entrada a Valencia más noble, con una torre mirador de 45 metros de altura, una rotonda de 7.000 metros cuadrados y un túnel de 300 metros de longitud. Era la entrada Norte de Valencia, donde antiguamente el llamado semáforo de Europa provocaba colas kilométricas. El Gobierno inauguró la infraestructura en 2009, tras cinco años de obras y unos lustros de proyectos y promesas. Costó entre 24 y 26 millones de euros al entonces Ministerio de Fomento y la inauguración fue una ceremonia de la bronca política entre los representantes del Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y los del Ayuntamiento de Valencia de la popular Rita Barberá.

A los pocos meses, se cerró la llamada Torre Mirador cuyas vistas no eran especialmente espectaculares: el mar a lo lejos, el campus universitario, algo de huerta, los solares de las afueras, una antigua fábrica abandonada y la ciudad incipiente. Primero dejó de funcionar el ascensor y había que subir por las escaleras y finalmente se optó por clausurar el llamado hito vertical. También ha estado cerrado el acceso subterráneo a la rotonda central, cercada por el tráfico incesante de los coches, si bien nunca quedó claro el motivo por el que el viandante debía jugarse la vida para cruzar y llegar a la rotonda. Allí, las plantas y las flores pronto se marchitaron y el agua no dejaba de filtrarse al túnel cuando llovía.

El paso del tiempo no ha hecho más que empeorar el estado de la infraestrura de la que solo el túnel cumple su función de conectar la V-21 y la avenida de Catalunya. Ahora el Ayuntamiento, gobernado por Compromís y el PSOE, quiere dar utilidad al espacio. Se plantea habilitar la rotonda de la Torre Miramar para practicar parkour (deporte en el que las personasque superan obstáculos urbanos que se encuentran a su paso realizando acrobacias) .y otras actividades saludables que fomenten “alternativas al botellón” en los jóvenes, así como aprovechar el propio mirador como rocódromo, según una nota municipal.

El alcalde de València, Joan Ribó, se reunió este jueves con representantes de la Asociación Parkour Valencia, a los que ha transmitido esta iniciativa para aprovechar los más de 7.000 metros cuadrados construidos que están sin utilizar en esta rotonda y facilitar así la accesibilidad. Señaló que están hablando con la Demarcación de Carreteras para “buscar soluciones” a la situación en que se encuentra la Torre Miramar y su entorno, donde “se gastaron millones de euros que no tienen ninguna rentabilidad ciudadana”, dijo el alcalde de Compromís.

Además del parkour, se pretende y otras prácticas de ocio urbanas como la escalada, la danza urbana o la calistenia (sistema de ejercicios físicos con el propio peso corporal). Joan Ribó se planteó como objetivos “dar un uso en un espacio hasta ahora perdido para la ciudadanía, a la vez que se potencia el deporte y se ofrece una alternativa de ocio responsable e inclusivo, especialmente para las personas jóvenes”.

Ribó recordó que el Ayuntamiento no ha podido recepcionar la rotonda de la Torre de Mirarmar “por su mal estado” e insistió en que los millones que se gastaron en ella “no han tenido ningún provecho” y van a tratar de “revertir esa herencia”. De hecho, especificó el alcalde, “el Ayuntamiento también valora emplear la misma torre como rocódromo para aprovecharla al máximo”. Además, se facilitaría la accesibilidad, porque se plantea “cerrar definitivamente el paso inferior de peatones, porque genera muchos problemas, tiene muchos peligros y buscar alternativas para acceder en superficie”. “Es una idea interesante en la que queremos trabajar conjuntamente todavía muy embrionaria, pero que podemos ir desarrollando”, señaló.

El alcalde de València reflexionó sobre “la sensibilidad ante las nuevas formas de ocio juvenil vinculadas a aquello que se denomina cultura urbana: parkour, calistenia, danza urbana, escalada, skate”. Por eso, mostró “la voluntad para la creación de instalaciones específicas para desarrollarlas aprovechando la propia ciudad y de la mano de los propios colectivos que ya practican estas disciplinas”. El alcalde hizo estas declaraciones acompañado del vicealcade y regidor de Ecología Urbana, Sergi Campillo, quien aseguró que será “proactivo para procurar la creación de una red de espacios mixtos de parkour”.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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