El Gobierno aislará a los migrantes del CETI de Melilla infectados
El Ejecutivo local ha habilitado unas instalaciones deportivas al aire libre para aislar a residentes del CETI ante el brote en el centro
La Secretaría de Estado de Migraciones ha decidido aislar en módulos prefabricados a residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que hayan dado positivo por covid-19. El dispositivo servirá para confinar a grupos de migrantes ante la imposibilidad de mantener las medidas de higiene y seguridad en el centro de acogida tras detectarse un primer brote con al menos 25 casos confirmados en sus saturadas instalaciones. “El Gobierno central no tiene instalaciones para hacer un centro covid (en Melilla), de modo que solicita ayuda a la ciudad autónoma y la ciudad ofrece lo que tiene”, apuntan fuentes del Gobierno local melillense sobre los módulos prefabricados.
Tanto la gestión como el gasto que supongan estos barracones serán compartidos, según han confirmado a EL PAÍS fuentes de la Secretaría de Estado y del Gobierno de la ciudad autónoma. Migraciones se hará cargo del despliegue de personal, la atención sanitaria, que atenderá Cruz Roja, y la manutención de las personas derivadas; el Ejecutivo local se encargará de la instalación y ampliación de los módulos y la adecuación de la infraestructura, que ocupará el espacio de un complejo deportivo al aire libre.
La saturación del CETI hace imposible controlar la transmisión de la enfermedad entre los residentes. Más de 1.300 personas conviven en unas instalaciones preparadas para acoger hasta 782 residentes. La situación se ha visto agravada por el bloqueo de los traslados hacia recursos de la Península que debe aprobar el Ministerio del Interior. El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska solo ha autorizado dos salidas de residentes del CETI desde que se decretó el estado de alarma en marzo. Para mitigar el peligro de contagio entre personas vulnerables, Migraciones ya trasladó en mayo a unos 50 pacientes con patologías previas y perfil de riesgo a un céntrico hotel gestionado por Cruz Roja.
El presidente local, Eduardo de Castro, ha anunciado que las nuevas instalaciones tienen capacidad para unas 80 personas, aunque podría ampliarse a 100 con la instalación de nuevos módulos. Las cifras apenas cuadran. Según los últimos datos del Gobierno local, se han identificado unos 350 contactos estrechos de las 25 personas contagiadas. Los módulos no tienen capacidad para mantener en cuarentena los casos sospechosos, como pretendía el Ejecutivo melillense, que afronta el peor escenario epidemiológico desde marzo, con más de 300 casos activos y 10 hospitalizados, uno de ellos en la UCI.
La Consejería de Economía y Políticas Sociales, de la que depende Salud Pública, decretó hasta en dos ocasiones el confinamiento de todos los residentes del CETI tras detectarse el brote. El centro, dependiente de la Secretaría de Estado de Migraciones, estuvo en cuarentena durante una semana hasta que la justicia anuló, en ambas ocasiones, la orden de cierre por considerarla desproporcionada.
A finales de agosto, el Gobierno local advirtió que el centro covid habilitado en abril para atender a personas contagiadas cuya situación de convivencia impedía guardar cuarentena había llegado al máximo de su capacidad y no podía acoger un número creciente de personas contagiadas en el CETI o a sus contactos estrechos.
Como alternativa, el presidente de la ciudad, Eduardo de Castro (Cs), planteó confinar solo a grupos de migrantes. En la última conferencia de presidentes autonómicos, De Castro puso a disposición del Gobierno central al menos tres localizaciones que podrían habilitarse como centro covid para acoger casos positivos derivados del CETI o para establecer un posible dispositivo desplegado por la UME.
Tormenta política
El martes, el presidente anunció la disposición de Migraciones para hacer uso de las instalaciones de la Ciudad del Fútbol, después de haber recibido una llamada de agradecimiento de la secretaria de Estado, Hana Jalloul. El asunto ha puesto de manifiesto la fragilidad en la estructura competencial de la ciudad autónoma y está generando una tormenta política que enfrenta a las distintas administraciones y a miembros del Ejecutivo local, pese a la urgencia de la situación subrayada, entre otros, por el Colegio Oficial de Médicos de la ciudad.
Melilla, con unos 86.000 habitantes en 12 kilómetros cuadrados, soporta una presión demográfica sin precedentes, agravada por el cierre fronterizo con Marruecos y el desarrollo de la pandemia. Enclavada en la costa norte marroquí, la ciudad carece de infraestructuras para atender a unos 2.000 migrantes y solicitantes de asilo acogidos en la actualidad, pese a la caída de las llegadas en 2020. A ello se suman unos 500 marroquíes atrapados en la ciudad por el cierre fronterizo impuesto por Marruecos desde el 13 de marzo y la tutela de unos 1.300 niños, la mayoría marroquíes, que viven en la ciudad.
Brote en el centro penitenciario
El brote de covid-19 detectado en el CETI de Melilla se extiende también al centro penitenciario de la ciudad, donde se han confirmado al menos ocho positivos, según fuentes sindicales. Todos los casos se han dado entre un grupo de 33 detenidos el 26 de agosto como instigadores de disturbios entre residentes del CETI y fuerzas de seguridad. El altercado sucedió a una manifestación en la que los residentes solicitaban la reactivación de los traslados a la Península, especialmente para solicitantes de asilo que se habían quedado en tierra en las dos salidas programadas a finales de abril y mayo. Los internos fueron trasladados a módulos separados en el centro penitenciario para mantenerlos en cuarentena. No se han detectado más casos entre el resto de los 240 reclusos, informa el diario Melilla Hoy.
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