Villarejo asegura que el CNI grababa a altos cargos en un restaurante de Madrid
El excomisario destaca que le han ofrecido un pacto para implicar al rey emérito y a Dolores Delgado
El comisario jubilado José Manuel Villarejo, citado por el juez para el próximo 29 de septiembre en el marco de la pieza separada que afecta a Corinna Larsen, examante del rey Juan Carlos, afirmó el pasado julio ante el juez la existencia en Madrid de un restaurante en el que los servicios secretos españoles colocaron un sofisticado equipo para grabar a los altos cargos políticos que frecuentaban su reservado. Además, aseguró que está recibiendo visitas en la prisión, que no identifica, que le ofrecen un pacto sobre su eventual condena (el triple de la más grave que pueda recaerle: cohecho, 12 años) para que colabore y exponga lo que sabe sobre los negocios del rey emérito y, además, dé más información sobre sus reuniones con la actual fiscal general del Estado, Dolores Delgado.
“Estoy recibiendo bastantes visitas para que no hable de las grabaciones que se hicieron en esos reservados y para que insista en que, cuanto más implique a la fiscal general, mejor me irá, y que cuanto más implique a la Corona, mejor me irá; y no he aceptado ninguna presión de este tipo y por eso sigo aquí [en la cárcel]”, declaró. No obstante, el comisario jubilado asegura que prefiere “pudrirse en la cárcel” antes que “traicionar a la Corona”, y afirma que tiene intención de entregar información nueva al juez Manuel García-Castellón para autoincriminarse. Así lo han indicado a este periódico fuentes del entorno más próximo al comisario jubilado, que lleva desde noviembre de 2017 en la prisión madrileña de Estremera. Es el único encarcelado del medio centenar de imputados y va a cumplir tres años como preventivo. El juez ha acelerado dos de las causas que penden sobre él para evitar tener que dejarle en libertad antes de que se cumplan los cuatro años máximos como preventivo que establece la ley.
Villarejo se desvincula de la filtración de las grabaciones que adelantó Okdiario sobre Corinna y señala que la Fiscalía tendrá que acreditar que la voz que figura en las cintas es la suya y que estas no están sesgadas. “En 2017 estaba a punto de quedar en libertad, pero me culparon a mí de la difusión de esas cintas y se truncó mi libertad. ¿En qué cabeza cabe que difundiese yo esas grabaciones?”, aseguran fuentes de su entorno que esgrime Villarejo.
Los citados medios avanzan que hay otras cinco grabaciones inéditas de Corinna en las que también se alude al rey emérito. Villarejo declaró en julio pasado ante García-Castellón por videoconferencia desde la cárcel de Estremera. Le dijo al juez que, dado que solo ha trascendido una parte “interesada” de las grabaciones encriptadas que le decomisó Anticorrupción en su casa, él tiene “la memoria desencriptada” y que va a aportar abundante documentación para abrir otras 25 piezas. “No me voy a llevar a la tumba ningún secreto”, señaló ante el juez y corroboran las citadas fuentes.
El fiscal Anticorrupción Miguel Serrano le preguntó en julio sobre la pieza número 14, que está secreta, relacionada con un empresario de origen vasco y dueño de un conocido restaurante radicado en Madrid para el que Cenyt, la empresa matriz del grupo que dirige Villarejo, supuestamente utilizó datos telefónicos policiales relacionados con familiares y deudores de este empresario, Luis García Cancio.
Durante su interrogatorio, al que ha tenido acceso EL PAÍS, el comisario jubilado contó al fiscal que conoció en 1973 a García Cancio en el País Vasco, y admitió que posiblemente desde su bufete, “como a otros muchos clientes”, se le proporcionó “asesoramiento jurídico y estratégico” para los problemas que este plantease. En relación con este restaurante reveló que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) colocó un equipo de grabación en sus reservados para captar diálogos de altos cargos y personas importantes. Reconoció que él también almorzó a lo largo de los años con muchas personas en esos mismos reservados: jueces, políticos y empresarios.
El diálogo entre el fiscal Serrano y Villarejo fue tenso. El juez tuvo que intervenir en reiteradas ocasiones para centrar el interrogatorio y ceñirlo al contenido de la pieza 14. Antonio José García, abogado de Villarejo, y el propio comisario jubilado, se quejaron de que se están vulnerando derechos fundamentales en la investigación de las diferentes piezas porque no se proporciona a su cliente la información suficiente sobre sus causas como para que pueda defenderse.
El fiscal preguntó a Villarejo por la relación entre García Cancio y el comisario de policía también imputado en el caso Tándem Carlos Salamanca. Le inquirió sobre si Salamanca era amigo de García Cancio y si participó en almuerzos en los citados reservados.
Villarejo. “Pues sí, también venía... Creo recordar que en una ocasión, estando comiendo en un reservado, el señor Salamanca recibió una llamada de la entonces presidenta de Comunidad, que tenía necesidad urgente de hablar conmigo y tal... Se sentó en el restaurante y tal. Fíjese si era notorio, que la señora Cristina Cifuentes se presentó allí y nos pidió que nos saliéramos todos del reservado [sic] para exponer una serie de problemas que tenía”.
Fiscal. Ha dicho que usted conocía [a García Cancio] y además propiciaba reuniones [en el restaurante], que es de su propiedad. ¿Conocía el señor García Cancio al señor Carlos Salamanca?
Villarejo. Claro que lo conocía. Sí, era habitual que participara. (...) A García Cancio yo le proporcioné asesoramiento jurídico en general. Pero jamás le voy a revelar los detalles concretos de la relación abogado-cliente. Lo que sí le puedo decir es que este señor quedó muy satisfecho, además de que estaba bastante tranquilo desde que recibió la visita de miembros del CNI para instalar equipos de grabación en los reservados de su restaurante, cosa que han venido haciendo desde hace unos años y no sé si después de estar yo en prisión han continuado”.
El fiscal preguntó a Villarejo a quién de sus superiores informaba sobre ese tipo de asesoramiento. “Yo trataba tanto con miembros y altos cargos del CNI como responsables políticos y policiales. Yo no tenía un solo interlocutor, como muy bien dijo Pino [Eugenio Pino, el anterior DAO o máximo jefe de la policía]”. También asegura que departió sobre Cataluña con el ex fiscal jefe Anticorrupción Antonio Salinas; con el que fue fiscal general, José Manuel Maza, ya fallecido, “y, lamentablemente, pues para desgracia de la señora actual fiscal general, pues también tuve reuniones y comidas con ella. O sea, yo me reunía con todo el mundo… Todos sabían mi condición de agente encubierto”.
¿Por qué no ha llegado a ningún acuerdo con la Fiscalía?, le preguntó su abogado, Antonio José García Cabrera.
Villarejo. Pues porque, por ejemplo, al abogado de mi mujer le han dicho que saben que no hay nada contra ella ni contra mi hijo, pero esa es la manera de presionarme a mí para llegar a un acuerdo, Lo cual me parece de una inmoralidad tan obscena como susurrarle al oído a las abogadas de Podemos”. [Se refiere a la supuesta relación que se atribuye a uno de los fiscales del caso Tándem con una abogada de Podemos personada en la causa, Marta Flor].
Otra pieza secreta
La pieza secreta número 14, denominada proyecto Ámbar, sobre la que declaró el comisario jubilado en julio por supuestos delitos de cohecho y revelación de secretos, está relacionada, según le explicó el juez, con la supuesta utilización de la base de datos de la policía para investigar a la expareja de García Cancio y a otra persona, a instancias de aquel, entre 2013 y 2015.
Fiscal. ¿Desde cuándo le conoce [a García Cancio] y qué servicio le prestó?
Villarejo. Desde 1973. Era un vasco valiente que se enfrentó a ETA y tuvo que huir amenazado (...) Yo le he asesorado jurídicamente, llevando todo tipo de apoyo desde mi despacho.
F. ¿Tiene que ver con una imputación y una orden de detención emitida por un tribunal de Bari por delitos de contrabando y blanqueo?
V. Pues mire, no recuerdo. Creí que no tenía nada pendiente. (...) Le vuelvo a repetir, señor fiscal, que yo no tuve acceso a ninguna base de datos policial y que los testigos protegidos como ahora García Castaño [se refiere al comisario Enrique García Castaño, implicado en Tándem] que ahora le están contando..., pues pregúntele a él. Él era el máximo responsable de todos esos archivos. Él me dio información de que el otro no tenía nada pendiente
F. ¿En 2013 se reunió con el señor García Cancio y dos abogados suizos?
V. No lo recuerdo, de verdad. Tuve una estrechísima relación con el señor Cancio, al que considero un buen hombre.
F. ¿Emitió una hoja de factura en 2013 por 300.000 euros por unos servicios a García Cancio?
V. No tengo ni idea. Imagino que sí, pero no lo sé. Si ustedes lo han visto en la documentación que me aprehendieron, imagino que constarán esas facturaciones.
F. ¿Los trabajos desarrollados para el cliente García Cancio se denominaron proyecto Ámbar?
V. ¡Y dale, señor fiscal!.... Yo qué sé... Le recuerdo que parte de esta pieza es secreta, no he tenido acceso a los datos que están manejando ustedes. Por tanto, yo que sé... Lo único que conozco de mi causa es lo que estoy conociendo por la prensa; por cierto, en los últimos días, muy divertido.
(...)
F. En 2013 era usted comisario de policía en activo, ¿verdad?
V. Jejeje. ¡Y dale, señor fiscal..!. No era comisario de policía en activo al uso, era un agente encubierto, agente de campo, de lo que quiera decir, no tenía despacho (...).
F. ¿Cobraba usted nómina?
V. Sí, claro. Intenté que fuera directamente al colegio de huérfanos y me dijeron que eso era imposible. No tenía, digamos, necesidad de tener esa nómina. Esa nómina me la impuso el Partido Socialista, el señor Corcuera, por todos los trabajos que estaba realizando en los años anteriores relativos a los GAL, etc, etc...
F. ¿Estaba usted habilitado para compatibilizar su labor en la policía con funciones como abogado?
V. Fíjese si estaba habilitado que durante más de 15 años (...), en la Torre Picasso, en el sitio más emblemático, yo tenía despacho, conocido y reconocido por los distintos Gobiernos, donde me visitaban desde altos directivos de la policía, hasta políticos, etcétera. Pero si me dice si tengo la habilitación por escrito, pues no. Oiga, estas cuestiones sensibles nunca se ponen por escrito... O acaso le han puesto a los señores fiscales por escrito que omitan, por ejemplo, perseguir el pago a terroristas para liberar a secuestrados. Eso no se pone nunca por escrito, señor fiscal. Yo era un agente encubierto, oculto, que no conocía casi nadie.
F. ¿Dio cuenta a algún superior de esta contratación con el señor García Cancio por si pudiera tener interés para la seguridad del Estado?
V. Claro, siempre que hacía una contratación daba cuenta de todo. “Mira, me han contratado, voy a hacer unos trabajos...”, en líneas generales. Pero no entraba nunca en los detalles salvo que me lo pidieran expresamente. Fíjese hasta qué punto conocían esa relación que en más de una ocasión, por ejemplo, el señor secretario de Estado [del Ministerio del Interior], don Francisco Martínez, comió en ese restaurante, en ese reservado (...).
F. ¿Le consta a usted que el señor Salamanca y el señor García Cancio hayan viajado juntos con sus familias al extranjero?
V. No me consta, no lo sé; oiga, eso es una pregunta muy delicada, pregúnteselo a ellos, señor fiscal.
F. Le he preguntado si le consta; por tanto, la he dejado abierta a lo que usted responda.
V. Me hace usted unas preguntas. ¿Le pregunto yo a usted las relaciones de su compañero [alude al fiscal Ignacio Stampa] con la señora Marta Flor, no, no...?
F. Le he preguntado si le consta si el señor Salamanca, comisario principal de policía, viajaba al extranjero con una persona que era cliente suyo? ¿Le consta o no le consta?
V. Son cuestiones muy personales. No sea usted así, hombre, no entre en preguntas...
El abogado del comisario jubilado, Antonio José García Cabrera, también formuló preguntas.
Abogado de Villarejo. ¿Qué tal se encuentra usted de salud?
V. Bueno, me encuentro bastante mal. Tengo un problema grave con la cadera y tal… Pero si lo que le preocupa es mi estado de salud, que sepa que por mucho que intenten matarme, no lo están consiguiendo. Estoy aguantando hasta el final y no voy a dejar ningún secreto que me lleve a la tumba. Tenga la garantía de que físicamente estoy muy mal pero mentalmente, como si tuviera 20 años.
A. de V. ¿Por qué declara en todas las piezas pese al consejo de su abogado de no hacerlo al estar secretas?
V. Pues por lo mismo que declare en marzo de 2019 cuando con engaño se me citó como testigo para declarar en el 11-M y luego se me preguntó como imputado por el falso espionaje a Pablo Iglesias, porque yo no tengo nada que ocultar. Los señores fiscales, sí, por lo que ahora se está viendo además. Yo no quiero que haya ninguna sombra de duda de mi actuación. He trabajado como servidor del Estado, posiblemente no tan bien como el gran lord protector de la Corona [se refiere al exdirector del CNI, Félix Sanz Roldán] que era el señor Sanz Roldán, pero bueno así es la vida. Yo estoy aquí y él está un poco preocupado por lo que ha provocado. (...) Menudo servicio ha hecho al país el gran lord protector de la Corona [Villarejo atribuye sus penalidades a Sanz Roldán en el intento de este de tapar el caso Corinna].
A. de V. Su estructura empresarial estaba puesta al servicio de la seguridad del Estado?
V. Sí, toda. Esa fue la condición que me dieron cuando me incorporé en 1993, la aporté y la utilizaron en muchísimas operaciones. Por ejemplo, en Cataluña.
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