Josu Ternera queda en libertad vigilada en París
El exjefe de ETA portará una pulsera electrónica. Según sus abogados, el curso que viene quiere estudiar Historia en la Sorbona
Un año, dos meses y 14 días después de su detención en Francia, y tras 17 años de fuga, José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, volverá a pisar la calle. El tribunal de Apelaciones de París aceptó este miércoles su puesta en libertad vigilada a partir de este jueves. El exjefe de ETA, que tiene dos juicios previstos en Francia y tres demandas de extradición a España pendientes —la cuarta, por crímenes de lesa humanidad, ha sido rechazada— permanecerá en régimen de arresto domiciliario en París y deberá portar una pulsera electrónica, pero podrá llevar una vida casi normal. De hecho, entre sus proyectos está volver a estudiar en la universidad, adelantaron sus abogados.
Según estableció la presidenta del tribunal, a Ternera se le instalará el brazalete electrónico este jueves por la mañana, momento a partir del cual podrá instalarse en el apartamento que se ha habilitado para él en el acomodado distrito 3 de la capital francesa. La medida, adoptada por la amenaza que supone la pandemia de coronavirus en un preso mayor y con problemas de salud, como alegaron sus abogados, estará en vigor por el momento durante seis meses. El jefe histórico de ETA tiene además de plazo hasta el viernes para entregar toda su documentación, ya que tiene expresamente prohibido “salir del territorio nacional”, subrayó la juez.
Sus horarios estarán restringidos —solo podrá salir de su domicilio de diez a doce de la mañana y de tres a ocho de la tarde de lunes a viernes, y de 10.00 a 16.00 los fines de semana— pero podrá llevar ciertos visos de una normalidad de la que no disfrutó ni siquiera cuando estuvo en la clandestinidad. De hecho, según reveló uno de sus abogados, Laurent Pasquet-Marinacce, Urrutikoetxea tiene incluso previsto volver a la universidad. “Se ha inscrito en el tercer año de la Facultad de Historia de la Sorbona”, adelantó.
“Aunque se trata de una liberación entre comillas, porque llevará un brazalete electrónico (…) a partir de ahora va a poder defenderse, libre, ante las autoridades judiciales francesas”, valoró su hijo mayor, Egoitz Urrutikoetxea, tras conocer la decisión.
El apartamento parisino donde aguardará a partir de ahora los siguientes pasos de sus procesos pendientes ha sido facilitado por una persona de la que Pasquet-Marinacce solo reveló que es “enseñante de la Escuela Normal Superior” de París, la institución que forma a la élite investigadora de Francia. Esta persona ha sido interrogada por los encargados del informe judicial demandado por el tribunal el 1 de julio, en el que también han constatado que “se dan todas las garantías sobre la seriedad del domicilio y el proyecto de estudios” de Ternera, agregó.
La decisión de poner al histórico etarra bajo libertad vigilada, que contaba con el visto bueno de la Fiscalía, fue tomada al término de todas las audiencias de la jornada. Tres horas antes, un muy delgado pero visiblemente animado Urrutikoetxea había entrado, pasadas las 15.00, a una sala menos abarrotada de lo habitual debido a las medidas de seguridad por el coronavirus. Sus dos hijos mayores, Egoitz e Irati, así como la niña que tuvo durante la clandestinidad y su madre habían podido ingresar en la sala, aunque la mayor parte de los acompañantes debieron esperar en los pasillos. Nada más instalarse en zona de los detenidos, Ternera, con la mayor parte de la cara tapada por una mascarilla, buscó con la mirada a su familia. Los mayores le saludaron agitando la mano, gesto al que él respondió, mientras que lanzó un guiño hacia donde se encontraba la menor con su madre.
“Un viejecito de 69 años”
Urrutikoetxea ya estuvo a punto de conseguir la libertad provisional hace un año. En aquel entonces, sus abogados también alegaron motivos de salud para justificar su arresto domiciliario, pero el proceso fue detenido abruptamente después de que las autoridades españolas presentaran a toda velocidad la primera de las cuatro demandas por las que lo requiere la Audiencia Nacional. Su abogado criticó este miércoles la “precipitación” de la actuación española y consideró que solo “motivos políticos” pueden explicar el “amateurismo extremo” con el que fueron realizadas las demandas.
El líder histórico de ETA había sido detenido en la mañana del 16 de mayo en el aparcamiento de una clínica de Sallanches, en los Alpes franceses, cuando acudía, bajo un nombre falso, a una revisión médica tras el cáncer que había sufrido años atrás. Ya en prisión — desde su arresto ha permanecido en la cárcel parisina de la Santé—, Josu Ternera fue operado de próstata. El etarra sufre además varias patologías crónicas, entre ellas insuficiencia renal e hipertensión arterial, según sus abogados, que han solicitado hasta en cuatro ocasiones su liberación por motivos de salud.
El coronavirus ha sido ahora un argumento convincente para el tribunal parisino, sobre todo en vista de que en la prisión de la Santé se han detectado varios focos de covid-19. “Algunos pueden ver a un militante histórico, pero lo que yo veo es un viejecito de 69 años”, argumentó su abogada Laure Heinich, en la audiencia del 1 de julio. En esa ocasión, la primera desde el comienzo de la pandemia en que Josu Ternera acudió a una de sus audiencias, con mascarilla, ninguna de las partes se opuso a la petición de la defensa. La presidenta del tribunal ordenó “la suspensión del procedimiento a la espera de un estudio de viabilidad sobre su puesta bajo vigilancia electrónica”, recordaron este miércoles fuentes judiciales. Básicamente, se trataba de confirmar que en el apartamento céntrico en el que cumplirá a partir de ahora su arresto domiciliario, hay una buena cobertura que garantice el seguimiento de Urrutikoetxea mediante el brazalete electrónico que se le ha impuesto.
Procesos pendientes
En España, Josu Ternera es reclamado por cuatro juzgados de la Audiencia Nacional por otras tantas causas. En todas ellas, por su condición de dirigente de ETA. La Justicia francesa aprobó su entrega para ser enjuiciado por el atentado perpetrado en 1987 contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, que causó la muerte a 11 personas, entre ellas seis niños. La defensa de Urrutikoetxea recurrió sin embargo ante el Tribunal Supremo, que todavía no ha fijado una fecha para la vista. Además, los tribunales de París estudian aún las demandas de entrega española por la presunta financiación de la organización terrorista a través de las herriko tabernas, sedes sociales de la izquierda abertzale; y por el asesinato en 1980 en Vitoria de Luis María Hergueta, directivo de la empresa Michelin. Sobre esta última causa, la justicia francesa ha pedido información adicional a España sobre la posible prescripción del crimen. En estas dos últimas causas, los tribunales galos han fijado una nueva audiencia para finales de septiembre.
La cuarta causa por la que España reclama al histórico dirigente de ETA es la que instruye la juez de la Audiencia Nacional María Tardón por crímenes de lesa humanidad. En este sumario también están encausados otros exjefes de la banda armada, como Garikoitz Aspiazu, Txeroki; Mikel Carrera Sarobe, Ata, y Ángel Iriondo Yarza, Gurbitz. Sin embargo, el pasado 1 de julio, el mismo día que la justicia francesa acordaba la excarcelación de Josu Ternera que se ha materializado este miércoles, el Tribunal de Apelación rechazaba su entrega por esta causa al estimar que en la información remitida por la justicia española había “imprecisiones” en la calificación de los hechos de los que le acusaba. Los magistrados franceses también consideraron que el delito de lesa humanidad no existe en el código penal galo.
Además de los procesos en España, Josu Ternera tiene aún que afrontar dos juicios en Francia, ya que decidió solicitar la repetición de los procesos que se celebraron in absentia cuando permanecía en clandestinidad. El tribunal correccional de París condenó a Urrutikoetxea a ocho años de prisión en junio de 2017 por su papel como miembro del aparato político de ETA entre 2011 y 2013. Además, en 2010 fue condenado a otros siete años por pertenencia a ETA teniendo en cuenta su papel como dirigente de la organización terrorista. La revisión de este último proceso comenzará el 19 de octubre. Aún no se ha fijado un plazo para la repetición del segundo juicio.
Interior acerca a otros cuatro presos de ETA
El Ministerio del Interior anunció este miércoles el próximo traslado a cárceles más cercanas al País Vasco de cuatro presos de ETA. Se trata de Raúl Fuentes, Iván Apaolaza, Oihana Bakedano y Aitor Fresnedo. Con ellos, ya son 60 los reclusos de la banda que han visto mejorada su situación en prisión desde que el Gobierno de Pedro Sánchez impulsó, en el verano de 2018, un cambio de la política penitenciaria. Los 14 últimos, tras el fin, el pasado 21 de junio, del estado de alarma, que había paralizado el movimiento de internos entre prisiones para dificultar la propagación de la covid-19. Tres de los presos de ETA cuyo traslado se anunció este miércoles irán a la cárcel de Logroño, que pasará así a ser la más próxima al País Vasco que acoge mayor número de etarras, 10.
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