Cafés y diputados de tapadillo

Pablo Casado aún tuvo que aclarar de nuevo el pasado lunes ante la cúpula del PP que su partido tiene objetivos y maneras de Estado y que, por tanto, se comportará con firmeza pero también con moderación en su oposición al Gobierno. Su portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, se concentró así este miércoles, en la sesión de control al Gobierno, en censurar que la semana anterior la vicepresidenta Carmen Calvo había insinuado que Casado “andaba” en alentar operaciones conspirativas. Antes, el presidente Sánchez había avivado esas tesis al sacar a colación teorías sobre derrocamientos ilegítimos y antidemocráticos 39 años después del 23-F y 42 desde la aprobación de la Constitución.

En los pasillos del Congreso no se podían improvisar corrillos y encuentros entre políticos y periodistas, que este miércoles volvieron en un primer grupo reducido a trabajar presencialmente en el Parlamento, porque no estaba permitido ese acercamiento por el coronavirus. Pero en el patio algunos ministros y dirigentes del PSOE se mostraban indignados, entre cigarrillos fugaces, contra “la estrategia premeditada e insistente del PP de deslegitimar todo lo que se hace, aunque ellos lo hicieran igual cuando gobernaron, para socavar la moral de algunos”. Y aportaban un ejemplo: el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y su pareja, la ministra Irene Montero, sufren a diario escraches con insultos en su casa de Galapagar.

El pleno se enrocó otra vez en bronca y mal ambiente. Para relajar sus ya recurrentes duelos, Carmen Calvo ofreció a Cayetana Álvarez de Toledo un café para disertar un par de horas filosóficamente sobre la verdad pero la dirigente popular le recomendó a través de su Twitter que mejor le recetara una tila a Montero.

La Mesa y Junta de Portavoces había acordado por su parte permitir este miércoles hasta un 25% de parlamentarios en el interior del hemiciclo para cumplir las normas sanitarias y oficiales de distanciamiento y prudencia. Ningún partido se opuso. Los populares, sin embargo, llenaron el 50% de los sillones guardados a su grupo y su bancada fue la más poblada. Durante el pleno y ante la evidencia de que habían sido el único partido que se había saltado esa norma, el PP presentó un escrito para aumentar en 15 los diputados que votarían telemáticamente y rebajar así oficialmente los escaños ocupados. Entre esos 15 ausentes que votaron al final a distancia pero que estuvieron buena parte de la jornada en el Congreso estaba Pablo Casado.

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