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Pérez de los Cobos: La caída del coronel del 1-O

Curtido en la lucha contra ETA y en los despachos, Pérez de los Cobos lideró la operación policial en Cataluña

Perez de los Cobos
El coronel Pérez de los Cobos, el pasado mes de enero en San Fernando de Henares (Madrid), donde se celebraba el juicio contra la cúpula de los Mossos por su actuación durante el 1-O.KIKE PARA
San Sebastián -

El abogado Javier Melero dedicó tres horas a interrogar a Diego Pérez de los Cobos durante el juicio a la intentona secesionista celebrado en el Tribunal Supremo. Fue el miércoles 6 de marzo de 2019. Melero, que a la postre tuvo más éxito como cronista del juicio que como defensor del exconsejero Joaquim Forn, recuerda en su libro El encargo (Ariel, 2019) que, después de interrogar al coronel de la Guardia Civil, se fue a cenar “con el ánimo de un futbolista en la inspección de Hacienda”. El abogado, quizás el más brillante de la bancada de la defensa, no fue capaz de pillar en un renuncio a Pérez de los Cobos. El coronel, jefe del dispositivo policial enviado a Cataluña, se sentó ante el tribunal con el objetivo de demostrar que los Mossos favorecieron el referéndum ilegal del 1 de octubre en vez de impedirlo. Recuerda Melero en su libro:

— Pérez culminó el trámite con ligereza, acabó de hacerle un traje a Trapero y a los Mossos y se fue por donde vino, a que alguien le agradeciera los servicios prestados.

No se lo agradecieron. Ni entonces el ministro Juan Ignacio Zoido, que escurrió el bulto del 1 de octubre como pudo, ni ahora Fernando Grande-Marlaska, que lo destituyó el lunes como jefe de la Guardia Civil de Madrid sin dar explicaciones en un principio, bajo la socorrida excusa de “pérdida de confianza”, una fórmula que suscitó todo tipo de especulaciones. Más tarde se supo que Grande-Marlaska hace responsable al coronel de la Guardia Civil de un informe sobre el 8-M y la covid-19 redactado por sus subordinados. La polémica destitución, que provocó enseguida un aluvión de críticas al Gobierno en las redes sociales, también sentó especialmente mal a muchos mandos de la Guardia Civil, entre los que Pérez de los Cobos goza de gran prestigio. Como advirtió el abogado Melero, el coronel es un tipo “serio y elegante”, capaz de servir a un Gobierno y a su contrario.

Nacido hace 55 años en Gandía (Valencia), Pérez de los Cobos se curtió dentro de la Guardia Civil en la lucha contra ETA en el País Vasco, donde formó parte de operativos de éxito, pero también de alguno más oscuro, como la detención del terrorista Kepa Urra Guridi. El ahora destituido y otros agentes fueron denunciados en 1992 por torturas. Pérez de los Cobos fue absuelto, pero dos de los guardias civiles resultaron condenados. Tras unos años como agregado de seguridad en la Embajada española en Quito (Ecuador), Pérez de los Cobos aceptó en 2006 la oferta del entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para incorporarse como asesor a su gabinete.

En diciembre del 2011 se convirtió en uno de los pocos altos funcionarios que mantuvo su puesto tras la llegada de Mariano Rajoy. Fue Pérez Rubalcaba quien se lo recomendó al ministro Fernández Díaz y este a Zoido. Su rostro empezó a salir en los periódicos a raíz del operativo policial destinado a Cataluña con motivo del 1 de octubre. Sonado fue su enfrentamiento con el entonces jefe de los Mossos, el mayor Josep Lluís Trapero, quien para evitar males mayores decidió delegar su responsabilidad en su segundo, Ferran López. Aquellas trifulcas, y sobre todo las cargas de las fuerzas del orden el 1 de octubre, situaron a Pérez de los Cobos en la diana de las críticas de algunos líderes independentistas, que ayer celebraron su destitución.

Fernando Grande-Marlaska, que aterrizó en el Ministerio del Interior directamente desde la judicatura, ya había emitido señales de que su mano izquierda no es la mejor cuando, en agosto de 2018, destituyó de forma fulminante al también coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa, la famosa UCO que tantos éxitos estaba cosechando en la lucha contra el crimen y la corrupción política. Ni entonces ni ahora se frenó el ministro ante la lectura negativa que en el seno de la Guardia Civil iban a tener tales destituciones, destinadas a castigar una supuesta insubordinación.

La de ayer —sea cual sea la calidad técnica de los informes sobre el 8-M— ya tiene un efecto contrario al buscado. El mensaje que puede haber calado en un sector de la ciudadanía es que Grande-Marlaska ha destituido al coronel de la Guardia Civil por investigar al Gobierno por su gestión de la crisis sanitaria.

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