Edmundo Bal, un jurista contra las trincheras
Fichado por Albert Rivera hace un año, es ahora el rostro del giro al centro de Ciudadanos
Edmundo Bal no se siente todavía un político. Acaba de cumplir su primer año como diputado de Ciudadanos en el Congreso y, a sus 52 años, doce meses en política aún no pesan lo mismo que toda una vida dedicada a la función pública y a la Abogacía del Estado, donde trabajó en algunos de los asuntos más relevantes de la historia de la justicia española, como el caso Gürtel o el procés. A pesar de su corta experiencia en el Congreso, Inés Arrimadas ha elegido a este jurista nacido en Huelva y criado en Madrid como la nueva voz del partido durante su permiso por maternidad. Su ascensión ha sido así meteórica en una formación a la que llegó en 2019 tras su cese como abogado general en la causa contra el separatismo catalán. Ese episodio le catapultó a la política, de la que aún se siente algo ajeno, pero que a la vez le tiene enganchado. “Aquí todo va muy rápido, pero me encanta este torbellino”, admite con entusiasmo.
Bal, hijo de una familia de funcionarios y aficionado a los maratones, de ahí su físico enjuto, se define como un progresista que siempre ha votado al centro. En la Abogacía del Estado, un cuerpo generalmente conservador de la Administración, tenía fama de progre y de indomable, aunque en política se ha adecuado muy bien a la disciplina de partido. En su reciente etapa en Ciudadanos le enorgullecen los ataques de Vox, pero tampoco marca distancias con los últimos tiempos de Albert Rivera, marcados por el giro a la derecha. “Ideológicamente, estoy exactamente igual de cómodo ahora en Ciudadanos que cuando entré”, remacha.
Choque con el PSOE
Al diputado le correspondió la defensa del voto de su grupo a favor de la quinta prórroga del estado de alarma, en un discurso que gustó mucho a sus compañeros de partido. “Le he dicho a Edmundo que hoy he vuelto a renovar mis votos en Cs”, contaba una compañera de ejecutiva el pasado miércoles tras la intervención de Bal, en la que repartió críticas al Gobierno y a la oposición en un tono moderado. En el debate recibió incluso elogios de Gabriel Rufián, portavoz de ERC, que le describió como “una persona cabal”. “Rufián es un tipo divertido”, opina el diputado de Cs.
Su trayectoria está marcada por un desencuentro con el PSOE. Fue cesado como abogado general del Estado en la causa del procés gobernando Pedro Sánchez por negarse a firmar el escrito de acusación del que, sostenía, desaparecieron los hechos violentos, y hoy sigue criticando al Ejecutivo por ello. “Desde la perspectiva de abogado del Estado, este PSOE ha dado un giro radical e imprevisible contra la independencia técnica de los funcionarios”, señala. Pero no por ello se opone a los acuerdos con el Gobierno. “Hay que pensar con la cabeza. A mí me pagan para hacer mi trabajo. Cuando subo a la tribuna parezco apasionado, pero soy más racional que apasionado”.
Arrimadas ha escogido como mano derecha a un convencido de la estrategia centrista. Bal la defiende con empeño: “Lo que más valoro es que con estos acuerdos con el Gobierno rompemos con la polarización y con las trincheras. Lo de las dos Españas es malo para el país”.
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