Canarias y Baleares piden ayuda ante el cataclismo económico

Canarias y Baleares encabezan la desescalada de la mayor crisis sanitaria en un siglo. Los dos archipiélagos no lamentaron ningún fallecido por coronavirus en las últimas 24 horas. Tampoco hubo ingresos nuevos en la UCI. Sin embargo, el impacto en el sector turístico, que representa el 35% del PIB en las dos comunidades, puede ser antológico.

El presidente canario, Ángel Víctor Torres, y la balear Francina Armengol, ambos del PSOE, pidieron al Gobierno que el reparto del fondo de 16.000 millones no reembolsables tenga muy presente el daño económico del virus en cada territorio. El fondo destinará 10.000 millones a cubrir el gasto sanitario, otros 1.000 a gasto social según criterios de población y los 5.000 millones restantes a la disminución de ingresos de las comunidades por la caída de la actividad económica. Y es aquí donde las islas esperan que el Gobierno alivie el cataclismo en sus ingresos por la pérdida de millones de turistas extranjeros. Además, el Consejo de Ministros aprobará una tercera línea de avales ICO de 24.500 millones: 10.000 millones para las pymes y autónomos; 10.000 para grandes empresas; 4.000 para el mercado alternativo de renta fija; y 500 para la Compañía Española de Reafianzamiento, que avala a pymes y autónomos. Hasta la fecha se han aprobado dos tramos de 20.000 millones cada uno.

La dependencia del turismo de países como Alemania y Reino Unido pronostica el desplome abrupto del motor de las dos comunidades. “Uno de los problemas que afrontamos es que en nuestros países emisores también están sufriendo de manera importante el coronavirus”, explica Torres. El año pasado 11,2 millones de germanos visitaron España, de los que 4,5 millones se concentraron en Baleares y 2,5 en Canarias. El gasto medio fue de 1.049 euros, según los datos de la Secretaría de Estado de Turismo. El Reino Unido, que supera a España en decesos por la covid-19 —28.446 según las últimas cifras (3.200 más)— es el principal mercado nacional de turistas (21,6%).

Las dos comunidades mantuvieron a mediados de abril una reunión bilateral en la que acordaron una estrategia conjunta. También piden un plan de reactivación propio: la temporada en el Mediterráneo es más estacional a diferencia de en Canarias, la única región ultraperiférica española. Torres confía en que la condición geográfica, que facilita el control del virus, sea una ventaja. “Al principio tendremos que tirar del turismo insular y en una siguiente fase del turismo nacional. Eso nos permitiría abrirnos poco a poco al turismo internacional”, expone el presidente de Canarias, donde la temporada alta arranca en octubre.

“Hemos perdido la Semana Santa entera”, lamenta Armengol, que destaca que las islas aguardan las directrices para viajar entre los países de la Unión Europea. Una duda es si los controles en los aeropuertos se harán en origen o destino. Y quién los costeará (los test rápidos o PCR los pagarían los viajeros): “Hasta ahora hemos asumido los controles, pero cuando los puertos y aeropuertos se abran de forma masiva se va a necesitar de apoyo”, señala Armengol. “Necesitamos abrirlos cuanto antes pero de forma segura”, sentencia tras estimar una caída del PIB del 30%. Otra prioridad de Baleares es que los ERTE se flexibilicen y pasen a ser por causas productivas para “garantizar la liquidez a las empresas y otorgar seguridad a los trabajadores”.

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