Casado se desliga de un gran pacto nacional y remite a acuerdos parciales
PP y Vox dan la espalda a la oferta de Sánchez y el resto participará en las conversaciones
Si el Gobierno quiere seguir adelante con su propuesta de trabajar por un gran pacto de reconstrucción económica y social ya puede descontar al PP. El líder popular, Pablo Casado, de entrada, rechaza un acuerdo de esa trascendencia, propuesto por Pedro Sánchez para afrontar los estragos de la pandemia. Su alternativa, en todo caso, se basa en trocear los acuerdos que sean necesarios entre las instancias parlamentarias donde se dirimen leyes, acuerdos socioeconómicos y pactos con las comunidades autónomas, sin más solemnidad ni acuerdo global. El resto de los grupos se avienen al diálogo.
Una marcada estela de enfrentamiento quedó este miércoles en el Congreso después de la sesión de control al Gobierno. Todos los puentes parecieron rotos entre el PP y Vox y el Ejecutivo central. Rotos del todo con la formación ultra, que no acudirá a ninguna reunión que convoque Pedro Sánchez, y en la práctica también con el PP, primer partido de la oposición. Antes de concretarse una fecha para una reunión entre Sánchez y el líder del PP, Pablo Casado, este avisó de que con él no puede contar para ese pacto “de país” de reconstrucción social y económica.
Sin el PP puede producirse ese acuerdo, si así lo decide el resto de partidos y el propio Gobierno, pero ya no será global y siempre quedará que la derecha española no participó. Si nada cambia, del llamamiento de Sánchez se autoexcluirán 141 diputados: 89 del PP y 52 de Vox. Con el resto, todo es posible, con la excepción de la formación antisistema catalana CUP. ERC, PNV, Ciudadanos y Bildu no dieron nada por roto pese a que la exigencia de explicaciones al Gobierno sobre la gestión de la pandemia fue una constante. Las conversaciones con esos partidos se desarrollarán entre hoy y mañana. Con Pablo Casado, será la próxima semana, a petición de este, para poner días por medio de las citas con los demás.
“Si quiere pactar algo, cosa que dudo, hagámoslo con luz y taquígrafos en el Congreso”, le instó Casado a Sánchez en la primera pregunta de la sesión de control al Ejecutivo en un hemiciclo casi vacío. No se trataba de una cuestión de procedimiento, sino que el líder del PP desbarató de inmediato la idea de pacto nacional con partidos, sindicatos, empresarios y comunidades autónomas. Casado remitió los acuerdos que haya que tomar a los procedimientos habituales en vigor, casi todos parlamentarios: la conferencia de presidentes autonómicos, que se reúne en el Senado; la comisión de Sanidad, donde se hace el seguimiento de la pandemia, o la comisión del Pacto de Toledo, donde se trata de pensiones, ambas en el Congreso. Lo habitual en situaciones de normalidad. La oferta de llegar a acuerdos expresada “de corazón” por Sánchez no tuvo ninguna receptividad en Casado, que culpó al presidente de colocar a España en la peor situación del mundo por el número de fallecidos. “Por una vez sea humilde, póngase corbata negra como cuando quiso homenajear a las víctimas de la discoteca Bataclán [en referencia a los atentados yihadistas de París en noviembre de 2015] y díganos cómo va a afrontar esta crisis”, le espetó Casado. Sobre el luto nacional y el homenaje a las víctimas y a sus familiares, que demanda el PP, el Gobierno afirmó que se hará, pero ahora es momento de centrarse en combatir el virus y sus consecuencias, respondió Sánchez. El presidente, al igual que todos los ministros, fue requerido para que el homenaje a los fallecidos empiece ya.
España no responde peor que los demás a la pandemia y las medidas adoptadas dan resultado, además de tener el aval de las autoridades sanitarias internacionales, señaló Sánchez. Todas sus medidas están avaladas por comités científicos, reiteró.
El esfuerzo del presidente por atraer a Casado fue en vano. El presidente del PP le respondió leyendo “los insultos” que, según él, había recibido del PSOE a pesar de haber sido “leal” y apoyar los decretos que lleva al Congreso. “Lo que quiera aprobar, tráigalo al Parlamento porque de usted no se fía nadie; ni sus socios”. Por si no queda claro que no iba a colaborar en el pacto nacional, remató: “No nos meta en su teatro de guiñoles, cuando no sabe ni el guion ni los personajes. Solo tiene claro que todos debemos ser responsables de sus errores cuando caiga el telón. Señor Sánchez, a usted solo le importa el poder y a nosotros solo nos importa España. Esa es la verdadera distancia que nos separa”.
Ni un gesto se le escapó a Sánchez durante el rapapolvo, ni al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Tampoco al resto de los ministros interpelados. La máxima de Sánchez de que él y su Gobierno no entrarán en la disputa política por el coronavirus se cumplió este miércoles a rajatabla. Pablo Iglesias escuchó del secretario general del PP, Teodoro García-Egea, que él debía sentirse responsable de los fallecidos al ser el titular de Derechos Sociales y encargado de las residencias de ancianos. “Las tesis comunistas” de Iglesias, según García-Egea, le llevan a anteponer su ideología “a la salud”. El líder de Podemos advirtió que no iba a hacer mención a esas consideraciones, sino que le ofrecía “la Constitución”, con la protección social que recoge, como denominador común.
Menos aún entró a rebatir a la secretaria general del grupo de Vox, Macarena Olona, quien aseguró que Iglesias quiere imponer el “modelo totalitario venezolano”. El resto de los ministros interpelados, Salvador Illa, Isabel Celaá, y Nadia Calviño, pusieron calor y evitaron el cuerpo a cuerpo. Sus intervenciones acababan con la mano tendida.
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