Sánchez tiende puentes en busca de consenso para sus nuevas medidas
El Ejecutivo cita a patronal y sindicatos y recaba apoyos para los últimos decretos
El Gobierno acusa el golpe político de las últimas horas. Las críticas han sido durísimas, tanto de los empresarios como de la oposición de PP y Vox, que sube cada día el nivel de agresividad en un in crescendo que está rompiendo todos los puentes. El Ejecutivo busca recomponer la unidad con una cita este jueves con empresarios y sindicatos y también empieza la ronda con sus aliados para mantener cohesionada la mayoría. Las gestiones con el PNV parecen haber dado frutos, pero ahora quedan otros frentes. La semana que viene, si se confirma la prórroga del estado de alarma, que ya se estudia, habrá votaciones clave.
En el Gobierno se respira una indignación creciente con la oposición de PP y Vox, en especial con el líder de los populares, Pablo Casado. Todos los ministros tienen la orden de no polemizar en público con el PP, pero en La Moncloa consideran que la actitud del principal partido de la oposición, al que acusan de comportamiento desleal, conduce a un ambiente político y social irrespirable en el momento, argumentan, en que todas las fuerzas deberían estar puestas en frenar la pandemia, instalada de forma casi estable por encima de los 800 muertos diarios. Por el contrario, desde el PP trasladan el malestar por no haber sido informados de los últimos pasos del Ejecutivo. Y lo responsabilizan de la actual situación de tensión por no contar con ellos.
Pedro Sánchez sigue sin llamar a Casado y no parece que por ahí haya mucho espacio político. La tensión ha crecido mucho desde el último pleno en el Congreso en el que el líder del PP fue muy duro. Sin embargo, el Ejecutivo y el PSOE sí están trabajando para mantener unida la mayoría que le apoya en el Congreso, y que en los últimos días ha tenido altibajos, y también para aplacar las críticas, sobre todo de la patronal, que arrastra a algunos.
El Ejecutivo confía especialmente en un encuentro que mantendrá este jueves entre varios ministros del área económica, dirigidos por la vicepresidenta Nadia Calviño, y los líderes de la patronal y los sindicatos. En la última cita de este tipo, el lunes pasado, Calviño señaló que no iba a ser necesario un parón mayor de la economía y tranquilizó a los empresarios. Pero después de ese día, el Gobierno ha tomado varias decisiones, en especial la de cortar toda la producción no esencial, que le han supuesto un problema muy importante no solo con la patronal sino también con sus socios del PNV, estrechamente vinculados a las quejas de la patronal vasca y en especial de la industria pesada de esta comunidad. Tanto el Gobierno como el Grupo Parlamentario Socialista han mantenido conversaciones con el PNV en estas horas para bajar ese nivel de tensión, y creen haberlo logrado.
De hecho la vicepresidenta explicó que las empresas tendrán margen, como señala el artículo 4 del decreto, para mantener un equipo mínimo en las fábricas para evitar que se perjudique la producción futura. El PNV se dio aparentemente por satisfecho con esas explicaciones y sobre todo por la aplicación práctica del decreto y la flexibilidad que está mostrando el Gobierno con la industria pesada en estos primeros días. Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, señaló poco después de que Calviño lanzara el mensaje pactado con ellos: “El Gobierno ha rectificado. Las aclaraciones sobre la aplicación del decreto mitigan sus efectos perniciosos y lo acercan a posiciones más razonables: máxima garantía de salud con la mayor actividad económica posible”. Calviño dejó claro que serían las empresas las que decidirían cuánta gente necesitan para no perjudicar la producción futura.
El PNV en cualquier caso está muy molesto y ya mostró el martes su malestar con una votación en el Senado que hizo perder al Gobierno y que forzará la convocatoria de una Comisión General de las Autonomías que el PSOE no quería. “Estamos sorprendidos y decepcionados del modo en que ha obrado Pedro Sánchez”, señalan en el PNV, donde aun así aclaran que ellos son un partido serio y no van a votar en ningún momento de manera que pueda desestabilizar la situación.
Si hubiera una prórroga del decreto de alarma que en el Gobierno se empieza a estudiar ya seriamente —el ministro José Luis Ábalos señaló este miércoles que la decisión no está tomada y se cerrará con los datos de los próximos días— el PNV seguramente estaría con el Gobierno.
Con la patronal las cosas son más complicadas porque ha habido ya tres decretos que les han molestado, los tres últimos, en especial el que señala que quedan restringidos los despidos durante todo el tiempo que dure la crisis del coronavirus. Ya ha habido muchos contactos informales estos días para tratar de acercar posiciones pero hoy será la primera vez que haya una discusión abierta. Los sindicatos en este momento no suponen un problema político porque aunque tienen sus reivindicaciones, y hoy las plantearán, apoyan sustancialmente la línea seguida por el Ejecutivo y en especial las medidas de apoyo a los trabajadores más vulnerables.
El Gobierno no contempla en este momento la posibilidad de perder una votación en el Congreso, algo que supondría un golpe político muy duro y tendría graves consecuencias jurídicas y económicas, ya que los decretos ya están aprobados y están generando derechos para miles de ciudadanos que quedarían revocados si no se convalidan antes de un mes. Pero la oposición está endureciendo su postura y aliados del Ejecutivo como ERC se han distanciado en algunas votaciones. El trabajo político de estos días para recomponer la mayoría será intenso.
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