Ciudadanos elige entre continuidad o ruptura con Rivera

Casi cuatro meses después de que Ciudadanos se desplomara drásticamente en las urnas, las bases del partido están llamadas a elegir entre continuidad o ruptura. Francisco Igea, a la cabeza del sector crítico, representa el divorcio con Albert Rivera, el líder que llevó a Cs al auge y caída. Inés Arrimadas, la sucesora natural, una apuesta de reformismo.

Por si quedaban dudas, Rivera lo dejó claro a principios de semana. “Mi voto es un secreto a voces”, dijo sobre Arrimadas. Igea ha jugado la carta del cambio: “Imaginad por un momento los telediarios el lunes. ¿Qué noticia creéis que haría pensar a los españoles: han cambiado, han aprendido?”, escribió este viernes a la militancia. En un momento de extrema debilidad, con solo 10 diputados, 20.713 afiliados de Cs —4.000 menos que en junio— votan este fin de semana el futuro del partido entre dos liderazgos que difieren en cuestiones clave:

La relación con el PSOE. La posibilidad de llegar a acuerdos con el PSOE sigue siendo el asunto medular que separa a los dos candidatos. Igea fue uno de los siete dirigentes que se apartaron del veto a los pactos con el PSOE que promovió Rivera el año pasado y que quebró a la dirección. Arrimadas lo compartió, pero dimitido Rivera ha propuesto algunos acuerdos al PSOE —en los que siempre incluye al PP—, como una gran coalición entre los tres partidos tras el 10-N. No obstante, la candidata dejó claro en el debate contra Igea este miércoles que cree que el PSOE “se ha ido del espacio socialdemócrata” y que plantea una oposición “firme contra un Gobierno que no deja dormir tranquilos a millones de españoles”. En cambio, Igea apuesta por “tender la mano” a Pedro Sánchez y cree que el pacto entre ambos partidos habría sido el mejor posible. “Lo que yo me pregunto es si cuando tuvimos la oportunidad y sumábamos 180 escaños hicimos lo suficiente. Fue una oportunidad histórica para España”, lamentó en el debate.

Las coaliciones con el PP. Arrimadas ha promovido tres coaliciones electorales con el PP, más la que ya existe en Navarra: País Vasco, Galicia y Cataluña, aunque la gallega no será posible por la negativa de Alberto Núñez Feijóo. La candidata afirma que su apuesta es “excepcional” porque son tres territorios afectados por el nacionalismo, y rechaza una integración con el PP. Igea se opone radicalmente a lo que considera es un camino a una “fusión fría” con los populares. Curiosamente, en este asunto Rivera coincide con el candidato crítico. El lunes dejó un mensaje entre líneas: quiere seguir teniendo un partido liberal “al que seguir votando”.

La autocrítica por el desplome del 10-N. “Veo a este partido como un corredor de maratón: hemos superado muchas pruebas y en las pasadas elecciones hemos tenido un resbalón”. Esa es la metáfora que elige Arrimadas para el 10-N. Ella defiende que una cosa es ser autocrítico y otra “autodestructivo”, como reprocha a su rival. En el debate reconoció “errores”, pero sin mencionar ninguno. Para Arrimadas, la autocrítica más importante es que Rivera dimitió y tras él su entorno. Igea sí lo verbaliza: no haber hecho lo suficiente por llegar a un acuerdo con el PSOE. En el debate pidió “perdón” a los militantes y recordó que Rivera no es el primero que dimite.

Vox. Quizá el asunto sobre el que menos difieren en la práctica: Igea argumenta que Cs no puede sostener Gobiernos con Vox, pero después, al igual que Arrimadas, apuesta por no romper los acuerdos vigentes. Los dos definen a Vox como “populista”.

Baronías versus discurso único. Arrimadas rechaza el modelo de Igea para que los militantes elijan a los líderes territoriales, lo que considera es un planteamiento de “baronías” que rompería el discurso único de Cs en toda España. La candidata ha subrayado que en la propuesta de Igea no existe la moción de censura al líder territorial, lo que “blinda” a los barones frente a las bases.

El equipo. Arrimadas tiene a la dirigencia detrás (34 de 39 miembros de su lista son de la anterior dirección). Igea se acompaña de cuadros medios y ha apostado por recuperar a los críticos que se fueron, aunque solo ha logrado el apoyo del cofundador Xavier Pericay. El alma socialdemócrata catalana se dividió: con Igea están cuatro diputados del Parlament de este sector, pero Jordi Cañas, uno de los referentes, se fue con Arrimadas.