La casa de Nina Urgell Cloquell, un piso en el que las paredes hablan
Como si de un ‘palazzo’ hermosamente decadente se tratara, la casa que la emprendedora comparte con su pareja y su perro, ‘Patchouli’, en Barcelona está cargada de historia. Tanta que no han tocado ni un centímetro de su peculiar fisionomía.
A Nina Urgell Cloquell (Barcelona, 1992) le cuesta explicar qué le enamoró de esta casa. “Estuve más de dos años buscando algo especial. Cuesta mucho encontrar un sitio de alquiler como este en Barcelona económicamente viable para dos jóvenes emprendedores. Pero, cuando entré por la puerta, fue un flechazo. No sé explicarlo. Supongo que tiene que ver con conectar con la sensibilidad del lugar”, explica Urgell, que se define como “una persona multidisciplinar”. Licenciada en Psicología, sus avatares profesionales la han llevado a cofundar una marca de cosmética (mid/night 00.00) de la que es directora creativa, a ser creadora de contenido digital (tiene casi 800.000 seguidores en Instagram) para marcas como Loewe o Dior y a tener una intensa faceta musical. Probablemente una de las cosas que hechizaron a Nina de esta casa de 230 metros cuadrados fueron sus paredes decapadas. “Puedo quedarme horas mirándolas embobada”. Dividida en tres zonas —dormitorio y vestidor, cocina y comedor, y sala de trabajo y ocio—, la decoración brilla por su ausencia. “Creo que a este tipo de paredes decapadas con tantísimo color no le hace falta muchos elementos decorativos. Me gusta que el poco mobiliario que hay tenga carácter y sea singular. Menos es más y el menos marca la diferencia”. Y si ese menos es verde, mejor, que es su color favorito. “Me transmite paz y buen rollo. ¡Hasta mis tatuajes son de color verde!”.
Nina Urgell Cloquell, sentada en el sofá Togo verde botella, un modelo ya convertido en clásico diseñado por Michel Ducaroy hace más de 40 años. César SegarraSu perro, Patchouli, junto al sillón Togo. Al fondo, la zona del comedor y la cocina con la lámpara de suspensión diseño de Miguel Milá. En la pared, una obra de David Shrigley, uno de sus artistas favoritosCésar SegarraDetalle de la zona de ocio, donde se aprecian algunas de las preferencias decorativas de Urgell Cloquell: las velas, los puntos de luz y la querencia por estar a ras de suelo. César SegarraDe nuevo las dos grandes señas de identidad de la casa: el verde botella del sofá Togo y la luz. Esta vez se trata de una lámpara de techo en cristal Bolb B de color naranja de la firma The Masie. César SegarraEn el cuarto de baño, fotografías y algunos de los productos de la marca de cosmética natural, vegana y libre de crueldad animal mid/night 00.00 que Nina Urgell Cloquell cofundó hace ahora unos tres años y en la que trabaja en la dirección creativa.César SegarraMinimalismo extremo en este otro rincón en el que todo el protagonismo vuelve a ser para las paredes decapadas y la butaca. “¡El tema de las sillas es algo verdaderamente curioso! Me gustan mucho y no entiendo muy bien el porqué, ya que ¡apenas las utilizo! Pero me gusta tener sillas distintas y desparejadas entre sí por toda la casa”.César SegarraNina Urgell Cloquell, sobre una de las pocas, pero muy escogidas piezas de mobiliario de la casa. “Es una gran mesa triangular que está dividida en dos piezas y que ocupa, por su gran tamaño, la mayor parte del salón de trabajo”, explica. César SegarraLa lámpara de la entrada, de color naranja, es del diseñador industrial Joan Antoni Blanc de 1968. César SegarraUn rincón presidido por una fotografía de la madre de Urgell Cloquell cuando era joven. César SegarraVigas vistas, plantas y lámpara de techo en la zona de trabajo. César SegarraZona del vestidor, en la que nuevamente se aprecian los hilos conductores de la casa: el gesto mínimo, un protagónico punto de luz, la silla y el verde de las plantas que salpican toda la vivienda.César SegarraLa zona del dormitorio, donde predominan las sábanas blancas de algodón orgánico para la cama situada casi a ras de suelo. Nuevamente, el único elemento decorativo es la lámpara de techo, que viene firmada, una vez más, por el genio Miguel Milá.César Segarra