Kiko Veneno revive su viaje por EE UU: un singular costa a costa con desnudos callejeros y música en Nueva Orleans

En una entrevista con Kiko Veneno (Figueres, 70 años) no se contemplan las respuestas monosilábicas. En una charla con el creador del himno Volando Voy hay reflexiones filosóficas y profundas, entremezcladas con bromas y chistes propios del gracejo de un niño que se mudó a los nueve años a Sevilla. Su carrera cómo músico, que ya dura más de 40 años, le ha llevado a infinitud de ciudades y países alrededor del mundo como México, Uruguay o Argentina. Sin embargo, uno de los viajes que con más cariño recuerda, y que se repetía cada verano de su infancia, era aquel que hacía en tren, junto a su familia, y que lo llevaba desde Cádiz al pueblo catalán de su abuela materna: un periplo que pasaba por Albacete y Madrid y duraba un día entero y en el que los habitantes de los vagones compartían sus historias y comida.

El otro viaje al que guarda enorme cariño, pero en este caso mucho más lejos, lo llevó a cruzar de costa a costa Estados Unidos durante nueve meses, entre el septiembre de 1974 y mayo de 1975, cuando aún era un estudiante de Filosofía y Letras, en la modalidad de Historia Moderna y Contemporánea. El cantante, siempre de gira, estrenó a finales de 2022 un documental sobre su vida titulado Un día Lobo López y ha participado en Pepe el mundo, una historia con mucho acento, un minidocumental realizado por Cruzcampo, que cuenta la historia de Pepe y Esperanza, que llevan más de 54 años al frente de un bar en Mairena del Aljarafe, Sevilla. Citado en una céntrica bodega de Madrid, rememora los mejores momentos de aquellos días inmerso en la cultura yanqui.

PREGUNTA. ¿Hay algún lugar donde se haya sentido en casa sin serlo?

RESPUESTA. Me he sentido así en California, cuando llegué en el 1974 a la casa de mi amigo Micky Makiny, que me acogió durante un par de meses. Era mi primera vez, pero me sentí en la misma gloria.

P. ¿Se fue allí a grabar algún disco o por algún proyecto musical?

R. No, en mi época de estudiante, cuando aún era universitario.

P. ¿Por cuánto tiempo se fue y por qué?

R. Me fui por nueve meses y estuve recorriendo la zona de Nueva Inglaterra, Boston, Nueva Orleans y llegué hasta San Francisco y sus alrededores para conocer la cultura hippie. Aunque no fuera el país de mis sueños, sí que quería conocer la grandeza americana, porque todas las cosas que me estaba interesando del mundo en ese momento venían de allí: el cine, la música, la gran mujer como era Marilyn, los grandes rebeldes como Walt Whitman...

P. ¿Y qué aprendió en esos meses?

R. Aprendí que la mentalidad de los americanos era grande. No me defraudó. Además de aprender a hablar bajito, conocí otra costumbre que me parece muy valiosa, que es la de que no se podía hablar mal de nadie que no estuviera presente. Me encantó. Vi en ello que había todavía vestigios del espíritu pionero de la gente de la vieja Europa y que tenían un concepto más amplio de la libertad y del respeto humano que nosotros.

P. Y por esos lugares a los que fue, ¿ha vuelto después?

R. En Nueva York sí, ya de músico. A Boston y Nueva Orleans no he vuelto físicamente, aunque con la serie Treme tengo la sensación de haberlo hecho. A San Francisco sí volví. De lo que me di cuenta es que más que cambiar los lugares, el que ha cambiado he sido yo.

P. ¿El momento más divertido que recuerda de sus meses en Estados Unidos?

R. Siempre cuento nuestros paseos desnudos por las calles de Nueva Orleans, haciendo lo que se llama streaking; era la moda del momento en la ciudad y algo que puede parecer absurdo, a nosotros nos encantaba, nos moríamos de risa corriendo desnudos por las calles. Era una irreverencia hippie.

P. Nueva Orleans es la ciudad de la música por excelencia en Estados Unidos, ¿qué visitó allí?

R. Recuerdo la primera vez que fui a Preservation Hall, el templo de los viejos patriarcas del jazz. De allí me quedé con el recuerdo, que me enamoró, de un señor gordo tocando el banjo. Tenía la suerte de vivir enfrente de un bar con un pianista en directo, y de que hubiera mucha música en la calle. Además, era la época de Dr. John, de Jimmy Hendrix, de Stevie Wonder y su canción Living for the City... A través de sus letras y mi viaje desde el Norte —a Boston— al Sur, pude entender mejor el período de esclavitud y la historia de Estados Unidos.

P. ¿Qué consejos le daría a alguien que va por primera vez a Nueva Orleans?

R. El que va a Nueva Orleans ya sabe lo que se va a encontrar, así que mis consejos son genéricos: que se compre unos buenos zapatos, no beba ni fume mucho y disfrute de la vida.

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