La Lisboa de Topacio Fresh: ‘pasteis’ de Belém, bacalao y la mejor puesta de sol en Almada

Topacio Fresh (Rosario, Argentina, 49 años) llegó a España en 2002 con un proyecto del Musac y más de 20 años después se ha convertido en una de las gestoras culturales de artistas emergentes y arte queer más prestigiosa del país. A punto de abrir una nueva sede de La Fresh Gallery en Madrid, nos cuenta qué tuvo de especial su escapada de fin de semana a Lisboa, una ciudad que combina arte, gastronomía e historia y que se convirtió en el escenario ideal para celebrar el cumpleaños de una amiga después de que se abrieran las fronteras tras el cierre por la covid-19.

Visitar el Museo Gulbenkian y contemplar la puesta de sol desde Almada son algunas de sus mejores recomendaciones para aprovechar al máximo una visita a la capital portuguesa.

PREGUNTA. ¿Qué tuvo de único ese fin de semana a Lisboa?

RESPUESTA. El motivo principal por el que fuimos a Lisboa fue por el cumpleaños de una amiga, que decidió que era allí donde quería celebrarlo. El viaje se titulaba Lust in Lisbon e íbamos 40 personas. Era octubre de 2021 y para mí fue volver a celebrar que podíamos reunirnos y abrazarnos. Esa escapada fue como salir de una etapa oscura.

P. Era también su primera vez en la capital portuguesa, ¿qué descubrió?

R. Es un lugar entrañable, lo cerca que lo tenía y lo mucho que tardé en descubrirlo. Además, sentí que era una ciudad a la que querría volver, me recordaba un poco a Buenos Aires. Es el destino que ahora aconsejo siempre para una escapada de dos o tres días por Europa. Lisboa es de clásicos, así que no vas a lugares secretos, pero si visitas todos los que te recomiendan es un caballo ganador.

P. ¿Cuáles eran sus planes?

R. Nos quedábamos en el hotel Sublime, que es muy céntrico. Prefiero los hoteles boutiques porque son más personales y están decorados con esculturas y fotografías. Quería visitar el Museo Gulbenkian, que es un centro de arte de referencia con una de las colecciones privadas más importantes del mundo, además de estar ubicado en un edificio increíble y rodeado de unos jardines muy bonitos. Quería, además, conocer a Ignasi Monreal, que es un artista joven de los más potentes actualmente y tiene un estudio allá. Tenía esa cuenta pendiente con el arte: hacer check y luego ir a divertirme con mis amigas.

P. ¿En sus viajes siempre se mueve por el arte?

R. En los de trabajo sí, pero si son vacaciones intento que haya arte, pero también compaginarlo con buena gastronomía, porque para mí es fundamental. En Lisboa fuimos a comprar libros de mosaicos portugueses a la librería Bertrand, una de las más antiguas de Portugal, pero también a comer bacalao a A Taberna Do Mar, un sitio maravilloso especializado en pescado; a tomar cócteles a Pensão Amor, un antiguo burdel que ahora es una coctelería... Y, como a mí me encantan los pasteles, por supuesto probé los pastéis de nata y los pastéis de Belém.

P. Y de todos, ¿cuál es el recuerdo más especial que tiene de la ciudad?

R. Creo que la llegada a la fiesta del cumpleaños. Había que tomar un ferri y cruzar el río Tajo hasta Almada, que es una ciudad frente a la costa de Lisboa. Lo celebramos en Atira-te ao Rio, que es un restaurante de comida portuguesa delicioso: comimos pescado, arroz con pulpo... No sé si eran las ganas que teníamos de festejar y de estar abrazados de nuevo, además de estar en un lugar abierto frente al mar, que aquella puesta de sol me pareció de las más bonitas que he visto. Parecíamos estar dentro de una película.

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