Qué es la fiesta de La Maya de Colmenar Viejo
Tras dos años de parón por la pandemia, el 2 de mayo regresa a la villa madrileña la tradición que da la bienvenida a la primavera protagonizada por seis niñas en altares de flores
La salvaje guadaña de la pandemia, que ha causado estragos incluso en Marte, dejó a Colmenar Viejo durante dos años sin la primaveral fiesta de La Maya. Declarada en 2005 Fiesta de Interés Turístico en la Comunidad de Madrid, La Maya vuelve este 2022 y se celebrará en su fecha habitual: el próximo lunes 2 de mayo. Con unos orígenes inciertos, que ni los más sabios historiadores de esta tierra —Félix Asenjo, Fernando Colmenarejo, Roberto Fernández, entre otros— pueden datar con exactitud, esta fiesta protagonizada por niñas se celebró en las primeras décadas del siglo XX hasta el comienzo de la Guerra Civil española. Pero ¿la celebraban ya, en la Edad Media, los visigodos de los siglos VI-VII enterrados en la necrópolis contigua a la ermita de la Virgen de Nuestra Señora de los Remedios, la patrona del pueblo? ¿O la fiesta data de los días, ya en el siglo XIX, del rey Alfonso XIII? Solo las águilas reales, que sobrevuelan la plaza del Pueblo, presidida por el Ayuntamiento, saben la fecha exacta del comienzo histórico de este festejo. Pero las águilas reales, como su propio nombre sugiere, son muy suyas y no comparten su información ni con los polluelos de sus nidos. La fiesta, tras la Guerra Civil, tuvo una vida vacilante. A finales de los años setenta del pasado siglo el Consistorio de la localidad madrileña impulsó su recuperación, y La Maya fue adquiriendo un auge que ya solo pudo frenar, en 2020, la plaga bíblica de la pandemia.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, una maya es la “muchacha elegida entre las más hermosas de un pueblo, un barrio o una calle, en las fiestas de mayo, y que preside los festejos populares”. Las fiestas de mayo, semana arriba o abajo, son las de la primavera que se celebran, con rituales similares, en Colmenar Viejo, en Pinto, en Ciempozuelos y, con rituales diferentes, en miles de lugares de docenas de países del mundo. En la Grecia antigua, hace ya más de tres milenios, se celebraban en la divina Eleusis, regida por Deméter, la diosa suprema de la agricultura.
La denominación de La Maya —así se anuncia la fiesta, con mayúsculas, en los carteles publicitarios— es en singular, pero participan no una, sino seis mayas, que presiden su altar de flores silvestres y flores de cultivo, montado desde el comienzo de la mañana del mismo día 2 por los familiares de cada una. Las flores las recogen la víspera. Este año, dos altares se montarán en la plaza del Pueblo, otros dos en la calle de la Feria —uno de ellos en la fachada de la ermita de Santa Ana, un edificio con relevancia histórica— y dos más en el pórtico de la calle del Marqués de Santillana. El amplio número de flores silvestres utilizadas da para formar varias alineaciones. Vaya aquí una alineación colmenareña casi fija de flores silvestres: amapolas, lilas, flor de piorno, chupamieles, tomillo salsero, tomillo del señor, madreselva, flor de rábano, laurel, jara y margaritas. También se utilizan flores de cultivo —rosas, claveles, petunias…—, que se colocan alrededor de una colcha, utilizada como fondo del altar. Las flores silvestres se colocan a modo de alfombra como umbral del altar.
La maya preside su gran altar. La edad del cortejo de sus acompañantes va de los tres a los 14 años. Pero, a vista de pájaro, parece que predominan las niñas de ocho, 10 y 12 años. Y entre las mayas ya participa algún que otro niño mayo del mismo modo que, en la viril, infantil y también juvenil fiesta de La Vaquilla —la homóloga de la fiesta de La Maya para niños y jóvenes—, también participa alguna niña, heredera de los triunfos en los ruedos de la torera Cristina Sánchez.
El atuendo incluye enaguas blancas, camisa blanca de mi esperanza que canta Ana Belén, y un mantón de manila, colocado del revés quizá en homenaje al cantante filipino Eduardo Aute. La maya, además, exhibe adornos variados: collares, pendientes, alfileres y flores en el pelo en homenaje a La flor de la canela de María Dolores Pradera. Una imponente imagen que sedujo en 2016 a los prestigiosos premios fotográficos World Press Photo. Durante la celebración de la fiesta, su papel es de auténtica reina. Sentada con los brazos cruzados —la postura de la distancia por excelencia— sobre un altar que evoca el de la iglesia presidido por la virgen de cualquier lugar, ha de mantenerse callada y quieta, sin moverse y sin contestar a lo que pueda decirle el público. Su mayor reto es no reírse.
La maya es una estatua viviente, pero sus acompañantes —entre 25 y 30 niñas— están liberadas de un riguroso protocolo. Van ataviadas con las mismas prendas, pero el mantón de manila, a diferencia de la maya, se lo colocan ortodoxamente. Las acompañantes generan alegría y, además, ejercen de ministerio de Hacienda de la maya. Armadas de un cepillo y una bandeja hacen el gesto de cepillar una manga de los asistentes y piden una propinilla por su servicio. Las niñas pronuncian esta frase mágica: “Para la maya, para la maya, que es bonita y galana”. ¿Quién se puede resistir a la petición y a una frase tan blanca con catorce aes? Para la maya, para la maya… “Catorce aes dicen que es soneto”, canta una golondrina becqueriana en homenaje a Lope de Vega.
El programa de la fiesta del próximo lunes empieza a las 11.00 en la plaza del Pueblo con la apertura de la Feria de Productores Locales Calidad Colmenar (hasta las 21.00): siete puestos entre los que habrá miel, lácteos, carnes, hortalizas, frutas… ya que, como las flores, son parte del campo colmenareño. A las 12.00, en la misma plaza, habrá un concierto ofrecido por la Banda Sinfónica de Colmenar Viejo. A las 17.00 las seis mayas participantes estarán instaladas en sus altares. La exposición de mayas estará animada por el Grupo de Dulzaineros. A las 19.00 tendrá lugar una ofrenda floral de las mayas a la Virgen de los Remedios en la basílica de Nuestra Señora de la Asunción, la joya arquitectónica de Colmenar Viejo con una torre de más de 50 metros de altura. A continuación, las mayas recogerán sus diplomas de participación.
Y volvamos a las maravillosas flores silvestres. La margarita —perla, en griego, latín y castellano— ofrece estas cuatro variedades primaverales: margarita menor, margarita chiribita, margarita vellorita y margarita maya.
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