24 horas en Béjar, la ciudad de los Hombres de Musgo
El palacio Ducal y su cámara oscura, un festín de embutidos ibéricos y paseos por un jardín renacentista o la antigua judería en una ruta de leyendas y gastronomía por la localidad salmantina
A unos 1.000 metros sobre el nivel del mar y capital de la comarca de la sierra que lleva su nombre, la localidad salmantina de Béjar se asienta en plena ruta principal que comunica Extremadura con Castilla y León. Su historia arranca en el siglo XIII como bastión defensivo del Reino de Castilla contra las incursiones musulmanas desde Al Ándalus, y posteriormente se vio beneficiada por el trabajo de los maestros canteros que dejaron su pátina renacentista en las construcciones. De ahí sus iglesias, palacios y murallas de origen medieval o su centro histórico, que incluye una judería con un interesante museo.
Además de su patrimonio monumental, las posibilidades de turismo activo que propicia el entorno de la sierra de Béjar son otro imán para el visitante. Y, punto importante, esta ciudad de casi 13.000 habitantes podría considerarse también como una capital de los productos del cerdo ibérico, o de lo que algunos viajeros llaman la Ruta del Jamón.
10.00 En la Cámara Oscura
El recorrido por el centro histórico de Béjar debe comenzar con un desayuno para coger fuerzas en una de las terrazas de su impresionante plaza Mayor de Maldonado. En Casa Pavón (1) se puede tomar un buen bocadillo de jamón o de lomo ibéricos con un zumo natural y un café mientras se contemplan los dos grandes monumentos que flanquean la plaza frente por frente: el palacio Ducal o de los Zúñiga y la iglesia de El Salvador. El palacio fortaleza (2), con sus dos torreones cilíndricos simétricos —en su origen fue alcazaba árabe y dote de boda de doña Violante, esposa del rey Alfonso X el Sabio—, fue reconstruido en el siglo XVI por los duques de Béjar, que añadieron un patio renacentista. Los sábados y domingos se puede visitar el patio con sus arquerías en dos plantas y una preciosa fuente de la época ducal y la sorprendente Cámara Oscura, desde la que se obtiene una buena panorámica de la villa y la sierra de los alrededores.
En el lado oriental de la plaza, la parroquia de El Salvador (3), como todos los monumentos principales de Béjar, tiene su origen en la Edad Media, para ser reformada siglos después y tras la Guerra Civil, cuando se perdieron sus valiosos retablo y artesonados.
12.00 El legado judío
A espaldas del palacio Ducal, la calle de los Curas se interna en la judería de Béjar, parte de cuyo legado se exhibe en el Museo Judío David Melul (4). Está ubicado en una hermosa casa solariega del siglo XV, y reúne una colección de documentos, objetos de culto y una copia de la lápida de la dama hebrea Doña Fadueña, del siglo XII (la original se muestra en el Museo Sefardí de Toledo). También se ilustra aquí acerca de los conversos y el destino de los que tuvieron que abandonar Sefarad. Junto al museo, el ábside románico mudéjar de la iglesia de Santa María la Mayor (5), templo en el que merece la pena entrar para admirar la bella talla de la Virgen de las Angustias, del siglo XVII.
13.00 La muralla de los Hombres de Musgo
Continuando unos pocos metros desde la judería, el límite de Béjar por el oeste lo marca los restos de la muralla medieval (6), construida por los árabes y reforzada en el siglo XIII por el rey Alfonso VIII, cuando llegó a circunvalar casi la totalidad de la población. El tramo mejor conservado desciende por la ronda de Viriato desde el parque de la Antigua.
Desde 1397 se celebra en Béjar, coincidiendo con la festividad del Corpus Christi, el desfile de los Hombres de Musgo, declarado de interés turístico internacional. Según la leyenda, un grupo de cristianos refugiados en los bosques de El Castañar cubrió sus ropas con el musgo de las rocas para regresar a las murallas de Béjar mimetizados con la vegetación, logrando reconquistarla. Para poder ver la procesión de los Hombres de Musgo en vivo, habrá que esperar hasta el próximo 11 de junio de 2023.
14.00 Un salto al siglo XIX
La calle Mayor, tradicional eje comercial de Béjar, comunica el centro histórico con la parte más moderna de la localidad. Discurre entre una serie de casas de los siglos XIX y XX, algunas con sus galerías acristaladas. Hay que fijarse en la fachada de la Casa de Mateo Iglesias o de Núñez (7), con sus azulejos de estilo portugués y su mirador, obra del arquitecto catalán Benito Guitart en 1920. En la calle Olleros, muy cerca de su confluencia con Mayor, el Teatro Cervantes es uno de los más antiguos de España en activo. Se inauguró en 1857 y se erige frente a las estatuas de Don Quijote y Sancho, un homenaje a Miguel de Cervantes, que dedicó la primera parte de su obra más universal al Duque de Béjar como agradecimiento a su patronazgo de la cultura. Y al desembocar la calle comercial en la plaza Mayor nos encontramos con otro edificio notable: la Casa Consistorial o Ayuntamiento (9), del siglo XVI y dos plantas sostenidas por arcadas en las que sobresalen sus antiguos blasones.
15.00. Festín de ibéricos
A la hora del almuerzo lo más recomendable es volver a la plaza Mayor y pedir una tabla de ibéricos a base de jamón, lomo, salchichón, chorizo y queso (17 euros) en la agradable terraza del restaurante Abrasador de Armando (10). Los amantes de la carne también pueden pedir un solomillo de ternera o un chuletón de añojo a la brasa.
16.00 Un jardín del Renacimiento
A unos tres kilómetros de la plaza Mayor, a la salida de Béjar por el este, se encuentra el jardín histórico El Bosque (11), una villa de recreo a la italiana edificada por el duque Francisco de Zúñiga y Sotomayor. Junto al palacete se abre un bello estanque rodeado de jardines renacentistas, estatuas y fuentes como la de los Ocho Caños o la de la Sábana, construida en el siglo XVIII en estilo barroco francés y llamada así por la fina cortina que formaba el agua que brotaba de sus caños.
18.00 La antigua botica del convento
El antiguo convento de San Francisco (12), hoy Centro Municipal de Cultura (Ronda de Navarra, 7), conserva un precioso claustro del siglo XIII sostenido por columnas dóricas. De miércoles a sábado se puede visitar el museo Valeriano Salas, una interesante colección de más de 250 miniaturas, cuadros, códices, porcelanas y antiguos tarros de botica de vidrio y cerámica.
21.00. Una cena pantagruélica
Para redondear la jornada, una de las mejores opciones es el Mesón El Bosque (13), famoso desde mediados del pasado siglo por sus carnes, platos autóctonos como el cabrito a la almendra o las mollejas de lechal a la plancha, además de por sus embutidos ibéricos y platos de pescado. Una cena a la que, sin duda, se recomienda ir con mucho apetito.
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