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Tres joyas en la llanura castellana

Un claustro gótico, un templo mudéjar y una basílica visigoda tejen una ruta de Segovia a Palencia por los paisajes de la campiña de Castilla y León

El claustro de Santa María la Real de Nieva, en la provincia de Segovia.
El claustro de Santa María la Real de Nieva, en la provincia de Segovia.alamy

Fuera de las habituales rutas turísticas, al margen de las trilladas excursiones organizadas, es posible colmarse de belleza en una breve escapada por tierras castellanas para visitar joyas como el precioso claustro de Santa María la Real de Nieva, en la provincia de Segovia; el increíble monasterio de Santa Clara, en Tordesillas (Valladolid), y el encanto único de la basílica de San Juan de Baños, en Palencia. Un verdadero disfrute para los sentidos.

La propuesta supone un itinerario de 250 kilómetros por carretera desde Madrid, que es factible cubrir en coche en un día. Basta con salir temprano y aprovechar el tiempo. Claro que otra opción para el viajero sin prisas es dedicarle un fin de semana y paladear despacio no solo estas tres maravillas artísticas, sino también disfrutar del paisaje, la cultura y la gastronomía de la campiña castellanoleonesa.

Detalle del claustro del Monasterio de Nuestra Señora Soterraña, en Santa María la Real de Nieva (Segovia).
Detalle del claustro del Monasterio de Nuestra Señora Soterraña, en Santa María la Real de Nieva (Segovia).Juan Enrique (getty images)

Contemplación de capiteles

La primera parada es en Santa María la Real de Nieva, un apacible pueblo que dista media hora de la capital segoviana. La construcción de la iglesia gótica se inició en 1393 y, una vez terminada, se entregó a los dominicos. Poco después comenzaría a levantarse el monasterio y en los años siguientes se ampliaría la iglesia, derribándose los ábsides de la primitiva cabecera.

Aunque el templo no siempre está abierto, sí es posible admirar su portada, de estilo gótico, con una muy labrada faja historiada basada en escenas de la pasión y muerte de Cristo. En buen estado de conservación, está declarado bien de interés cultural, igual que el claustro que se halla a muy pocos pasos. De planta cuadrada y con un jardín en la zona central, el claustro gótico resulta deslumbrante. Toda la arquería se asienta sobre un podio cuajado de pares de columnas rematadas por capiteles decorados con relieves en sus cuatro caras. Estos están perfectamente conservados y son de una belleza fascinante. En las figuras talladas todavía se percibe el espíritu románico por sus referencias al pecado y la tentación (conceptos muy característicos de la época), pero esto queda ampliamente superado por la explosión de vida que reflejan la mayoría de las imágenes esculpidas en piedra arenisca. Uno se queda boquiabierto contemplando desde unos campesinos segando trigo o podando vides hasta un joven a caballo con un ramillete de flores. O la caza de un oso. O un guerrero cristiano que se dispone a lancear a un musulmán que implora clemencia. Una maravilla de cincelados que es posible disfrutar con sosiego, sin prisas y, en muchas ocasiones, en soledad o con muy pocos visitantes alrededor. Y, además, gratis.

Visitas: de lunes a viernes, de 9.00 a 14.30; fines de semana, de 10.00 a 14.30. Imprescindible reservar cita (+34 921 59 40 36).

Detalle del real convento de Santa Clara, en Tordesillas (Valladolid).
Detalle del real convento de Santa Clara, en Tordesillas (Valladolid).a. ribeiro (getty)

Cegadora hermosura

A unos 80 de kilómetros de Santa María la Real, en dirección a Valladolid, espera Tordesillas, que debe parte de su fama al tratado firmado el 7 de junio de 1494 entre los representantes de los Reyes Católicos y los de Juan II de Portugal, por el que ambas coronas se repartían los territorios del Nuevo Mundo. Además, en esta villa fue encerrada durante más de 40 años Juana I de Castilla, apodada La Loca y madre del emperador Carlos V.

El real convento de Santa Clara, que acogió el cuerpo de Felipe el Hermoso de 1509 a 1525, lleva más de seis siglos viendo discurrir a sus pies las aguas del Duero. En su origen fue un palacio mudéjar que mandó edificar el rey Alfonso XI hacia 1340, como atestiguan la decoración de lacería y las inscripciones árabes, así como un coqueto patio con arcos lobulados y de herradura que recuerda a la Alhambra de Granada. La capilla mayor de su iglesia está cubierta con un artesonado mudéjar de madera policromada y pan de oro de cegadora hermosura. En el arrocabe o friso sobre el que descansa, resaltan unas pinturas góticas representando a Cristo, a la Virgen y a varios santos. Merece también la pena reparar en la reja románica que cierra el coro bajo, desde donde las monjas de clausura siguen la misa los domingos. Forjada a mediados del siglo XII, su estructura de 10 barras verticales (carece de horizontales) es lo que la convierte en un ejemplar único.

Visitas: de martes a sábados, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.30; domingos, de 11.00 a 15.00. Reserva anticipada entradas: ­patrimonionacional.es (6 euros). Más información: +34 983 77 00 71.

La basílica de San Juan de Baños (Palencia).
La basílica de San Juan de Baños (Palencia).Daniel Polo (getty images)

Diamante en piedra

A 70 kilómetros al norte de Tordesillas se halla el tercer hito arquitectónico de este recorrido: un diamante pétreo erigido por el rey visigodo Recesvinto en la llanura palentina de Venta de Baños. La recoleta basílica de San Juan de Baños, uno de los escasos edificios de este tipo que hay en España, se asemeja a un pequeño cofre de cuya datación no hay la menor duda: en el testero se conserva una inscripción latina que cita el año 699, y que se corresponde con el 661 de nuestra era.

Construido a base de grandes sillares unidos entre sí con escasa argamasa, el templo mide 20 metros de largo por 13 de ancho. Tras las múltiples modificaciones realizadas, tiene una planta basilical con tres naves separadas por arcos de herradura sobre columnas y tres ábsides rectos.

El interior es precioso, gracias sobre todo a los 10 airosos arcos sobre columnas de mármol reutilizadas, que figuran entre los más antiguos de este tipo que se conservan en nuestro país. Además, cuenta con ocho capiteles de estilo corintio, aunque solo uno de ellos es inequívocamente de origen romano, mientras que el resto son imitaciones visigodas. Aturde la delicada belleza de la ventana exterior, con arco de herradura y sin par celosía en piedra, que ilumina el ábside.

Visitas: martes a domingos, de 10.30 a 14.00 y de 16.50 a 20.00 (lunes, cerrado). Coste de la entrada: 2 euros. Teléfono de información del guía: +34 628 72 08 85.

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