La Posada del Santuario, envueltos por el paisaje de la Montaña Palentina

Ursi fue minero en Barruelo de Santullán, en la comarca aún poco conocida de la Montaña Palentina. Quiso el azar que un leño de los que había en la mina le sirviera de inspiración para tallarlo. Y de ahí ya se hizo escultor con fama y taller propio en Aguilar de Campoo. Sus piezas merecieron un homenaje años después de su muerte, acaecida en 2007, en lo que se conoce como la Senda de Ursi (museoursi.com). Esto es, de Ursicinio Martínez, su verdadero nombre. Tres horas y media de senderismo travieso por el Alto de los Castillos, el mirador de la Solana y el santuario del Carmen, un edificio con más de seis siglos de historia que alberga desde hace un tiempo una posada con su mismo nombre.

Hay que felicitarse por el impecable estado en que se encuentra el conjunto monumental, al que se adhiere una casita menor habilitada como bar-cafetería para sosiego de los senderistas que jalonan la estrecha carretera minera y regocijo matinal de los huéspedes de la posada, que pueden desayunar a voluntad con productos de la tierra. Honorio Iglesias ejerce de cumplidor anfitrión y guía turístico, mientras Nina hace saltar las lágrimas en la cocina. No en vano el sotobosque que circunda el santuario esconde en otoño una gran variedad de setas.

La mirada que no se pierde en el horizonte montuoso del norte palentino se halla en la contemplación venerable de la Virgen del Carmen que aquí se encuentra, una imagen bendecida por Pío V que incluso cuenta con cofradía propia. Hasta el siglo XIX habitaron entre estos sólidos muros unos ermitaños encargados de su custodia, al tiempo que salían a postular por los pueblos comarcanos con derechos a lana y trigo. De ellos nació la tradición de hospedaje y el cuidado por el entorno.

En su humildad posadera, las cinco habitaciones ofrecen un ambiente rústico con algunos enseres fuera de época y otros verdaderamente confortables. Las camas son de buen porte y tersura, especialmente la matrimonial de 1,80 metros. También los baños reniegan de lujos accesorios, pero convencen por su pulcritud y el buen funcionamiento de los sanitarios. Y todo por un precio envidiable.

Esta misma pareja regenta otro hotelito con encanto en Barruelo de Santullán, a cinco kilómetros de la posada. El hotel rural El Valle ocupa el curso trasero del Museo de la Minería, donde se relata la historia del carbón en la cuenca del Rubagón.