Casa de Santiago, silencio y una bonita panorámica de Albarracín
Habitaciones con vistas y deliciosa gastronomía turolense en pleno centro histórico de la villa
Puntuación: 6,5 | |
Arquitectura | 8 |
Decoración | 5 |
Estado de conservación | 7 |
Confortabilidad habitaciones | 5 |
Aseos | 5 |
Ambiente | 6 |
Desayuno | 7 |
Atención | 9 |
Tranquilidad | 9 |
Instalaciones | 5 |
Agazapada entre el enjambre de callejas y adarves que conforman el casco monumental de Albarracín, no muy lejos de la plaza Mayor y de la esquinera Casa de la Julianeta, edificada en el siglo XIV y actualmente convertida en casa taller de artistas, la Casa de Santiago esconde un corazón de piedra y unas hechuras modestas, aunque no anónimas. Aquí tuvieron una muy prominente sede los caballeros de la Orden de Santiago, en ese conjunto de viviendas que rodea la iglesia parroquial de Santiago, obra cuatro veces centenaria con sus cimientos unidos a la roca serrana.
Esa plástica rupestre guio la intervención del arquitecto Pedro Ponce de León hace ya 28 años, que son los que carga sobre su techumbre uno de los hoteles con encanto pioneros en estos límites aragoneses. Desde entonces, sus propietarios no han dejado de ponerla al día con remates decorativos que respetan el interiorismo rústico onírico de Cassandra Constant, hoy concentrada en las artes plásticas.
Intactos se conservan los suelos de barros, el mobiliario recio, la lencería de cama fina y algunos de los tejidos con que la casa inició su andadura de la mano de firmas como Becara, Peñalver y Gastón y Daniela, bien tapizados sobre unos sillones y sofás de mucha comodidad doméstica. También contribuyeron en crear esta atmósfera casera los artesanos de la escuela taller de Albarracín, creada en su día por Antonio Jiménez para revitalizar su pueblo bajo el lema formulado por el ministro de Economía Enrique Fuentes Quintana: “El patrimonio de antaño son las rentas de hogaño”.
Desde el salón-mirador, enmarcado por unos ventanales panorámicos, se dominan los tejados de la villa y parte de su cinematográfico amurallamiento. Vistas extraordinarias ofrecen también algunas habitaciones (como la 1, la 2 y la 7), aunque ninguna tan señorial como la adoselada suite. En todas se desmayan los tules y las lamparillas del silencio que reina, gracias a la peatonalización de las calles y al espíritu calmado de quien aquí trabaja.
Lo mejor del establecimiento, de lejos, es la cocina honrada de tradición turolense. Exquisitos el ciervo y el rabo de toro. Por la mañana, el desayuno colma las expectativas a un precio muy conveniente, habida cuenta de que se puede repetir plato. El edificio carece de ascensor y hay que subir dos pisos a pie si se quiere alcanzar el ático de la casa, donde, una vez más, el medievalista y pétreo perfil de Albarracín se muestra a nuestros pies.
Casa de Santiago
- Dirección: calle de la Subida de las Torres, 11. Albarracín (Teruel)
- Teléfono: 978 70 03 16
- Web: casadesantiago.es
- Instalaciones: salón de estar, ático, restaurante
- Habitaciones: 8 dobles y 1 suite
- Servicios: no tiene habitaciones adaptadas para discapacitados; animales domésticos prohibidos
- Precios: desde 60 euros la habitación doble, IVA incluido; desayuno, 6 euros, IVA incluido.
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