Adivina dónde estamos (volumen II)
Museos anclados en la naturaleza, paisajes oxigenantes en paraísos remotos, rascacielos de récord y originales proyectos urbanos. Un juego de pistas e imágenes para descubrir destinos que inspiran
Coincidiendo con el inicio del confinamiento a causa de la expansión global del coronavirus, desde El Viajero propusimos un juego para apaciguar nuestras ansias de viajar. Dos meses después, planteamos el mismo reto con otra tanda de lugares igualmente cautivadores. Escenarios que quizá ahora los sintamos más cerca, porque ya queda menos para poder descubrilos. Se trata de adivinar una serie de destinos a lo largo y ancho del planeta aportando una serie de pistas, dejando al lector la tarea de desentrañar de qué sitio estamos hablando. Al final del reportaje, un quiz con tres posibles respuestas revela si nos podemos considerar unos avezados trotamundos o aún nos quedan kilómetros por recorrer en la mochila.
Vanguardia arquitectónica a orillas del río
Es un puente, un mirador, un museo y una obra de arte en sí mismo. Es además un impresionante proyecto de ingeniería que conecta las dos riberas del río Randselva, cuyo caudal de agua dulce nace en el fiordo de Rand, 50 kilómetros más al norte, en pleno corazón de los Alpes escandinavos. Esta sorprendente estructura conecta los bordes del río a través de una pasarela de 60 metros de largo que se retuerce en el centro, una vanguardista pirueta arquitectónica que se funde a la perfección con la tundra y las colinas boscosas de la zona. El giro no es solo un elemento ornamental, también permite que este puente salve el desnivel que separa ambas orillas. Inaugurado el pasado septiembre, este espacio diáfano de 1.000 metros cuadrados albergará además las exposiciones temporales de Kistefos, un museo al aire libre con obras de artistas contemporáneos como la japonesa Yayoi Kusama o el británico Marc Quinn.
Una poderosa visión a los pies del volcán
El mejor momento para visitarla es a primera hora de la mañana, cuando la neblina cubre el paisaje. Y la mejor perspectiva, con el volcán Semeru, la montaña más alta de la isla indonesia de Java (3.676 metros), al fondo. Situado entre Malang y Lumajang, el acceso a este prodigio natural se hace por un camino a pie de algo más de una hora de duración que arranca en la carretera que une esas dos ciudades de Java Oriental. Es más que recomendable llevar calzado antideslizante y ropa impermeable para protegerse de la creciente humedad según nos acercamos al precipicio rocoso, para lo que es necesario atravesar pequeños arroyos y el caudaloso rio Glidih hasta culminar en unas frágiles escaleras de bambú que descienden hasta la cascada de más de 120 metros de altura, la más elevada de toda Indonesia. El estruendo del agua al caer ejerce un extraño efecto relajante que recompensa con creces el esfuerzo de llegar hasta allí. Un espectáculo natural no apto para niños y personas mayores o con la movilidad reducida.
El atrio más alto del mundo con vistas a Pekín
Pekín sigue muy de cerca a Abu Dabi, la capital de Emiratos, en la carrera por contar con los edificios más eficientes e innovadores del planeta. Inaugurado a finales de 2019, este rascacielos ha echado raíces en Lize, el nuevo distrito financiero de la capital china. Con un total de 172.000 metros cuadrados de superficie y 45 pisos de altura (más cuatro en el subsuelo), alberga a pequeñas y medianas empresas que buscan ampliar miras. A sus pies se están construyendo cinco nuevas líneas de metro pensadas para convertir este barrio en el nuevo símbolo de la pujanza del gigante asiático. Una de esas estaciones conectará directamente con el edificio, que en realidad son dos torres encerradas bajo una sola carcasa a modo de fachada cilíndrica y acristalada. Ambas partes giran en un ángulo de 45 grados conforme suben de nivel, en un homenaje a la estructura de hélice del ADN, hasta que quedan fusionadas en las últimos pisos. Entre una y otra parte la comunicación se realiza por cuatro pasarelas, en los pisos 13, 24, 35 y 45.
El espacio emergente entre estas dos mitades da como resultado el atrio más alto del mundo (194 metros), que gira a través del edificio a medida que la torre se eleva. Según el estudio de arquitectura responsable del proyecto, dicho atrio busca convertirse en una especie de plaza pública o lugar de encuentro desde donde captar las mejores vistas de la ciudad debido a su forma escultural y retorcida. En el subsuelo de este coloso se han habilitado hasta 2.680 plazas para estacionar bicicletas, el principal medio de transporte en China, junto a casilleros y duchas, además de estacionamientos para automóviles eléctricos e híbridos.
Estallido de color en mitad de la ciudad
Arte y deporte se dan la mano en un original proyecto que tiene como escenario uno de los barrios más elegantes de Europa. En la misma zona donde convergen elegantes bulevares, teatros de ópera y boutiques de diseño, despunta como de la nada una cancha de baloncesto de colores chillones. Encajonado entre sobrios apartamentos de color crema y techos abuhardillados, tan presentes en el trazado urbano de esta capital europea, este espacio de recreo fue puesto en pie en 2009 por Nike y la marca de ropa Pillage para que los jóvenes de la zona tuvieran un lugar en el que esparcirse y jugar. Si en su diseño original predominaba el azul, el rojo y el amarillo, cuando hubo que reformarlo en 2017 se recurrió al morado y al naranja, que es como luce actualmente. Y, conscientes de su atractivo turístico, sus autores también decidieron tirar el muro blanco que delimitaba con la calle y sustituirlo por unos paneles de malla azul para que los transeúntes pudieran ver lo que ocurre dentro del terreno de juego.
Nueva vida para un teatro
Se han mejorado el escenario, los palcos, las tramoyas, el foso y la maquinaria escénica, y se ha trabajado en la conservación de varias obras del artista Roberto Lewis, autor del gran fresco que decora el techo. Declarado patrimonio mundial y ubicado en el casco antiguo de la capital del país que hace de bisagra entre Centroamérica y Sudamérica, fue proyectado en 1908 por el arquitecto italo-panameño Genaro Ruggieri. Los bailarines fueron los primeros en subirse al escenario el pasado 3 de octubre para celebrar el inicio de una nueva etapa tras su restauración, valorada en unos 13 millones de euros.
El placer (nórdico) de leer
Es una cita obligada para los amantes del diseño y la lectura. Al mismo tiempo, se trata de la última gran aportación a un sistema de bibliotecas públicas que se siente como un orgullo nacional en este país nórdico donde cada uno de sus cinco millones y medio de habitantes lee una media de 47 libros al año (en España son 10). Inaugurada en diciembre de 2010, esta imponente estructura de vidrio y acero con fachada de madera que mira a la bahía de Töölön se integra perfectamente en el estilo de Kluuvi, el centro urbano de una capital donde conviven el legado arquitectónico de Alvar Aalto (1898-1976) con las formas orgánicas y curvilíneas del art noveau, cuyo máximo exponente es la Estación Central.
De acceso grauito y con una superficie de 16.000 metros cuadrados, el "edificio más libre de Escandinavia", como la definieron sus autores, el estudio de arquitectura ALA, consta de tres plantas, siendo la última la dedicada a la lectura de sus más de 100.000 volúmenes. Los vecinos de la ciudad participaron desde el comienzo de forma activa en el diseño y la funcionalidad del espacio a través de una consulta participativa. Como resultado, un ciudadano puede reservar una sala para enseñar sus pinturas o sus cerámicas y los perros pueden entrar en la cafetería y en toda la planta baja.
La primera capital de la cultura africana
Este 2020 ha sido nombrada como la primera capital de la cultura africana. Y motivos no le faltan, ya que atesora un rico patrimonio arquitectónico de palacios, mezquitas y museos como el de Yves Saint Laurent —aquí se refugió de la fama el diseñador francés y sus cenizas se esparcieron en el jardín Majorelle, cuyo esplendor él mismo recuperó en los años sesena— o la única galería artística del norte de África dedicada a las mujeres. Cruce de caminos entre el Magreb, el Mediterráneo y el África subsahariana, esta ciudad de construcciones de adobe ofrece su cara más auténtica en su milenario zoco, que se esparce por los intrincados callejones de la medina, declarada patrimonio mundial en 1985 y donde uno puede encontrar casi de todo mientras se entrega al sutil arte del regateo. Otra constante aquí es la mezcla de olores y sabores como la canela, el aceite de argán (conocido por sus beneficios para la piel y el cabello), el jazmín y las semillas de anís, menta y limón. Ese collage empapa los sentidos al atardecer en una de las plazas más incónicas del mundo árabe, tambíen patrimonio mundial y repleta de puestos de comida callejera, encantadores de serpientes, pitonisas que leen las líneas de la mano y músicos improvisados con instrumentos variopintos.
Tras los pasos de Stephen King y Henry David Thoreau
Es el Estado más septentrional de Estados Unidos y tiene casi la misma extensión que la suma de los otros cinco territorios que conforman Nueva Inglaterra. Con 85.000 kilómetros para explorar, sus frondosos bosques de pinos y abetos y sus lagos conservan el mismo aspecto inmaculado de hace siglo y medio, cuando el naturalista Henry David Thoreau y sus guías de la tribu india Penobscot viajaron por estas tierras. Otro personaje que ha puesto este destino en el mapa desde hace décadas es Stephen King. El maestro del misterio y el terror, un icono de las letras estadounidenses, tiene su residencia en la ciudad de Bangor y muchas de sus novelas —It, Cementerio de animales y El misterio de Salem’s Lot, entre otras— transcurren entre el mar y el paisaje salvaje, a ratos inhóspito, de este territorio fronterizo con Canadá, que también inspiró a pintores como Winslow Homer, Edward Hopper y Andrew Wyeth.
La región celebra este año su bicentenario, con acontecimientos en ciudades y pueblos de todo el Estado. Además de su poderosa naturaleza, en los últimos años ha cobrado fuerza como destino culinario —es famosos por sus cervecerías y panaderías artesanales—. Y, además, es un territorio perfecto para las actividades al aire libre, bien por sus escarpados picos, sobre las aguas bravas de sus ríos o sus bahías salpicadas de islas, que se pueden surcar remando con un kayak o a bordo de veleros clásicos. En las fotos tomadas regularmente por los satélites desde el espacio esta zona de la costa Este de Estados Unidos aparece como un enorme punto negro y tupido. Como una isla de bosque ininterrumpido.
Playas, pueblos blancos y una renovada gastronomía
Elegido por la editorial viajera Lonely Planet como uno de los destinos más prometedores en 2020, en esta región de contrastes se encuentran unas bodegas centenarias, impresionantes pueblos blancos, largas playas de arena blanca con condiciones óptimas para la práctica del surf y ciudades históricas donde tomar el pulso a su renovada gastronomía con cuatro restaurantes con estrellas Michelin: Aponiente, Alevante, Lú Cocina y Alma y Mantúa. En sus mesas, y en las del resto de restaurantes que jalonan sus costas, se puede probar el atún de almadraba, un arte de pesca milenario con ecos fenicios.
Un recodo de tranquilidad a orillas del Adriático
Los turistas suelen pasar por alto este destino ante el brillo y belleza que irradian la vecina península de Istria y la costa de Dalmacia. Pero la tranquilidad de esta bahía, agazapada en un recodo del mar Adriático, se pondrá a prueba este año, ya que una de sus principales ciudades, la tercera en población de este país mediterráneo, ha sido elegida, junto a la irlandesa Galway, como la capital europea de la cultura 2020. También es la puerta de entrada a las diminutas islas del golfo —Rab, Losinj, Cres y Krk—, con sus ciudades históricas amuralladas, repletas de ejemplos de arquitectura veneciana. En el interior de esta región espera un parque natural cubierto de hayedos, falsos castaños y 40 tipos de orquídeas. Un territorio donde conviven ovejas, aguilas reales, osos pardos, jabalíes y corzos. En días despejados, podemos ver desde su pico más elevado, el Vojak (1401 metros) los Alpes italianos y la bahía de Trieste.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.