Ocho idilios de arena negra donde celebrar el desconfinamiento
De la playa de Ajuy, en Fuerteventura, al arenal de El Puertillo, en Gran Canaria. Sorpresas que esconde la costa canaria a tener en cuenta para un próximo viaje
Desde el pasado lunes 11 de mayo, las ocho islas canarias se encuentran en la fase 1 de la desescalada (aunque tres de ellas ya lo estaban desde la semana pasada —La Gomera, El Hierro y La Graciosa—). Eso significa que se han retomado los vuelos comerciales que permiten viajar entre territorios insulares, siempre con las medidas de seguridad pertinentes (entre ellas, limitar al 50% la capacidad de los aviones). De todas las sorpresas que esconde la costa canaria, ninguna es tan inesperada y gratificante como sus playas oscurecidas por la erosión de las coladas volcánicas. Aprovechamos para señalar ocho paraísos de arena negra en Canarias a tener en cuenta para quienes tengan la fortuna de poder disfrutarlas ya. Si no es el caso, siempre se pueden apuntar en la lista de deseos viajeros para cuando entremos en la llamada nueva normalidad y se retomen los vuelos entre las islas y la Península.
La decana
Ajuy (Pájara, Fuerteventura)
Nos encontramos, geológicamente, en la costa más antigua de Canarias, en un monumento natural formado por sedimentos marinos que datan de la época en la que chapoteaban los dinosaurios. Tras el recorrido a pie por las grutas, uno puede relajarse en la anchísima playa, mitad de callao (piedrecillas) y mitad de arena no pegajosa. Por este arenal, los normandos Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle emprendieron, en 1402, la conquista de la isla de Fuerteventura para la Corona de Castilla. Mejor zambullirse solo con mar calmo, puesto que carece de socorrista. En Ajuy son celebrados sus restaurantes de pescado, en especial La Jaula de Oro (lajauladeoro.es).
Pura energía
Cuevas del Trigo (Granadilla de Abona, Tenerife)
Esta playa virginal de arena finísima se esconde en el extremo del monumento natural de Montaña Pelada. Su ancha franja dispone de recovecos que aíslan del permanente viento alisio, que hace girar el aledaño parque eólico del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (iter.es). Ofrecen un Paseo de Energías Renovables (gratuito) y alquilan 24 casas bioclimáticas, aunque en estos momentos ambas opciones, según cuentan, están paralizadas a la espera de la evolución de la desescalada.
Poco explotada
Charco Verde (Los Llanos de Aridane, La Palma)
Rodeada de plataneras, el primor y calado de esta playa con bandera azul se miden en su belleza escasamente urbanizada, en su sector de arena (separado por un roquedo del tramo pedregoso), en la Cumbre Vieja por donde transita la Ruta de los Volcanes. Suelen disfrutarla alemanes y escandinavos. Aquí se siente el pronunciado escalón al poco de entrar en el agua, que habrá que evitar en cuanto se desatan las marejadas; no suele registrar corrientes. La toponimia de Charco Verde está ligada a los juncos que orlaban los pozos de agua medicinales situados en su parte trasera.
Aliada del senderista
El Ancón (La Orotava, Tenerife)
En la isla de Tenerife, para encontrar lo salvaje es preciso caminar. Y como el acceso a la playa de Los Patos lleva demorándose más de un lustro, optamos por su hermana, apoyada en la punta del Ancón, bajo acantilados que imponen por su dramatismo y abierta a un mar que da respeto (cuenta con socorristas en verano). Mejor evitar las pleamares, y regresar de la arena sin dejar rastro, con nuestra bolsa de basura. El coche se deja justo antes de llegar al restaurante San Diego (restaurantesandiego.es), de estupenda cocina canaria. Ahora mismo este local prepara algunos de sus platos para llevar —que se pueden pedir online—, y tiene previsto reabrir sus puertas el próximo 25 de mayo. Para llegar hasta la playa, después hay que seguir las indicaciones durante 1,5 kilómetros.
Chapuzón de espera
La Cueva (San Sebastián de La Gomera)
Antes de abandonar la isla de La Gomera, tras negociar curvas a tutiplén, cabe relajarse en este arenal urbano, ubicado a solo 250 metros del muelle de los transbordadores. Su orientación norte, con el Teide a la vista, pide desconfiar de las marejadas pese a la protección del espigón. Luce bandera azul, y quien camine hasta la punta de La Hila descubrirá en lo alto el monumento a la Antorcha Olímpica (1968).
Una parrilla volcánica
Las Malvas (Tinajo, Lanzarote)
Uno se planta en Las Malvas con el aire reverente de quien está tocando casi con los dedos el parque nacional de Timanfaya, donde una veintena de volcanes entraron en erupción en 1730. Unos 600 metros antes de llegar a la playa de La Madera —donde termina la pista rodada— está el camino de acceso a Las Malvas. La playa, ancha —mejor en bajamar— y prístina, tiene en su haber unas cuevitas que resguardan del sol. No es raro compartir estas soledades fragorosas con pescadores, algunos a bordo de kayaks de mar. Es recomendable bañarse solamente cuando hay mar encalmada.
Las playas según César Manrique
Punta Brava (Puerto de la Cruz, Tenerife)
Playa Jardín fue el último proyecto diseñado y ejecutado por el artista canario César Manrique, en el que fusiona arena negra con palmerales, flora autóctona, jardines y un parque infantil, además de una escollera sumergida a 120 metros de la orilla que amortigua la fuerza del oleaje. El complejo consta de tres arenales, en los que ondea la bandera azul, y es junto a Punta Brava donde más arena se concentra y donde se esponjan los cuerpos viendo cómo cae el sol por el horizonte marino. Es la preferida de los visitantes del Loro Parque (loroparque.com).
Cala o piscina
El Puertillo (Arucas, Gran Canaria)
En la fragorosa costa norte de Gran Canaria no extraña que El Puertillo atraiga con su bandera azul y sus recoletas hechuras (amplias y seguras en bajamar), protegida del viento dominante y orientada al pico de la Atalaya. El paseo de Miramar es buen sitio para aparcar. Por el paseo marítimo que arranca de El Puertillo se alcanzan (15 minutos a pie) Los Charcones, piscinas intermareales que permiten el baño con mar picada: se entiende que los conquistadores llamasen Bañaderos a este barrio. Entrar en El Dorado del Norte (928 17 11 79) es rendirse a sus champiñones rellenos con salsa de bogavante, aunque habrá que esperar hasta que vuelvan a abrir el 25 de mayo para poder saborearlos.
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