Tivoli Avenida Liberdade, la gran dama de los hoteles lisboetas

Jefes de Estado, aristócratas, magnates, actores, deportistas de élite y otras celebrities internacionales le han otorgado el título de gran dama entre los hoteles lisboetas. En femenino, como lo son Maria Callas, Madonna, Monica Bellucci y Alicia Vikander, que han paseado sus dotes interpretativas por los salones del Tivoli Avenida Liberdade. El edificio tuvo su glamour cuando se construyó, en 1933, en plena belle époque del turismo europeo, cuya gravidez desafiaba la levedad urbanística de una avenida trazada por el marqués de Pombal que acabó convirtiéndose en los Campos Elíseos de la capital portuguesa. Aquí se inició como ascensorista quien devendría en uno de los grandes millonarios del siglo XX, Sousa Cintra, presidente del Sporting de Lisboa.

Tras la gran reforma completada en 2017, el atrio se ha abierto a la luz diurna gracias a la claraboya reticular que lo culmina. En una de sus alas se encuentra el restaurante informal del hotel, Cervejaria Liberdade, especializado en pescados y mariscos con escaparate al exterior y donde hay que probar una açorda de mariscos, el buey de mar y el arroz con bogavante.

El spa ha sido rebautizado como Anantara, toda una marca de referencia en Asia. Y en el ático, el restaurante Seen es eso, un lugar para ver y ser visto, con llamativos cócteles a cargo del brasileño Lucas Jacques, artista de la mixología frutal, cítrica, dulce e incluso umami. De día, el lugar se convierte en el comedor de desayunos, un poco apretado cuando el hotel está lleno, si bien sus ricas elaboraciones desde la cocina redimen cualquier incomodidad. Más allá, la azotea vibra de noche con el Sky Bar, sobre todo por la panorámica semicircular que ofrece del horizonte lisboeta.

Entre la primera y la octava planta se hilvanan las 285 habitaciones, muchas de ellas con terrazas sobre la arboleda de la avenida. Su confort es incuestionable. Prolijas en detalles personales, ornatos florales, mobiliario fino y un calado en los colchones que los hace blandos para algunos y adormecedores para otros. Por lo que respecta a las suites, la diplomática de la cuarta planta está dedicada a la legendaria actriz portuguesa Beatriz Costa y mira al estuario del Tajo, mientras que la presidencial del séptimo piso es un homenaje a la pintora modernista Mily Possoz con piezas exclusivas de la Fundación Ricardo do Espirito Santo.

Todas las habitaciones incluyen: televisión de pantalla plana vía satélite, zona de estar con asientos de terciopelo y, algunas de ellas, gozan de vistas a la avenida da Liberdade.

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