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Gozo y Comino, dos gotas de puro Mediterráneo

Siete pistas para redescubrir los placeres más sencillos y auténticos en las dos pequeñas islas maltesas

Vista de la Laguna de Cristal, en la costa oeste de la isla de Comino (Malta).
Vista de la Laguna de Cristal, en la costa oeste de la isla de Comino (Malta).Andrey Danilovich (getty)
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en la nueva guía Lonely Planet de Malta y en lonelyplanet.es

Gozo es una isla de apenas 14 kilómetros de longitud por 7 de anchura, así que podría recorrerse en un día. Pero la breve escapada no le haría justicia: para apreciar verdaderamente su relajado estilo de vida conviene visitarla a un ritmo más pausado, degustando con placer su propuesta gastronómica y, sobre todo, empapándonos de ese aire mediterráneo que solo es posible disfrutar viajando sin prisa. Junto a la diminuta isla de Comino, este lugar ofrece la otra Malta, la que se aleja de las oleadas de cruceristas, bullicio y turismo que caracterizan a la isla principal del país.

En Gozo todo va más lento. Es una isla preciosa, de lomas coronadas por iglesias enormes, calas ocultas y relucientes, y acantilados esculpidos en sus costas. Eso sí, solo acoge a una décima parte de la población de Malta: unos 30.000 habitantes que se consideran gocitanos primero y malteses después. Aquí los visitantes acuden a relajarse en sus playas de arena o en sus calas rocosas, a practicar el submarinismo o snorkel y a descubrir su larguísima historia a través de templos megalíticos y ciudadelas medievales. Hay posibilidades de recorrer la isla en bicicleta de montaña y hacer excursiones por su accidentado litoral de acantilados. Además, también se puede visitar viñedos, comer delicioso pescado y marisco frescos frente al mar o dar un salto a Comino para contemplar su famosa laguna Azul.

Las salinas de Masalform, en la isla de Gozo (Malta).
Las salinas de Masalform, en la isla de Gozo (Malta).Konstantin Kalishko (getty)

1. Wied il Ghasri y Marsalforn

Entre pescadores, salinas y acantilados

La remota caleta de Wied il Ghasri, a norte de la isla de Gozo, es uno de esos lugares perfectos para bañarse entre guijarros y comprobar que con apartarse solo unos kilómetros de los núcleos más poblados se puede disfrutar de tranquilidad total. Está a muy pocos kilómetros de Marsalforn, un antiguo puerto de pescadores que ahora es el principal centro turístico de Gozo y que, pese a todo, es pequeño y de ambiente agradable, con un paseo marítimo salpicado de restaurantes y, detrás, hoteles y apartamentos de un par de alturas. En las colinas, al oeste, podemos conocer las tradiciones artesanas locales —encajes y el ónice— en Zebbug, un apacible pueblecito. Y a menos de un kilómetro y medio se abre la bahía de Xwieni, con una playa estupenda para el baño y con chiringuitos sencillos.

Pero la joya de esta franja costera (a unos 5 kilómetros) es la angosta ensenada de Wied, rodeada de acantilados. Una estrecha escalera labrada en la roca baja a una playa de guijarros en la cabecera de la ensenada. Se trata de un lugar muy pintoresco, ideal para nadar y bucear si el mar está en calma (hay que evitar el buceo con mal tiempo y olas entrando con fuerza en el desfiladero). En las afueras de Marsalforn encontraremos también un espectacular sistema de salinas, ya que en esta zona del litoral resultaba fácil tallar (casi a mano) en la piedra caliza los rectángulos huecos necesarios para que el agua reposara y almacenar la sal. El viento y el sol hacían el resto. Se cree que las salinas de Gozo datan de la época romana. Los Caballeros de Malta, en sus tiempos de dominio en la isla, mantuvieron la recogida del mineral (se multaba a quien lo hiciera sin permiso) y actualmente esta se realiza entre mayo y septiembre, pero solo para uso local. 

Playa en la bahía de San Blas, en Gozo (Malta).
Playa en la bahía de San Blas, en Gozo (Malta).Ed Pritchard (getty)

2. Bahía de San Blas

Un picnic entre cuevas

Un camino conduce desde Nadur, la segunda ciudad de Gozo, en el interior, hasta una de las mejores playas para el baño y el buceo. En la bahía de San Blas las rocas se intercalan con la arena gruesa de color herrumbre, rodeado todo de empinados campos con chumberas. Solo hay sitio para aparcar unos cuantos coches al inicio del estrecho camino y después toca ascender por una senda bastante empinada. Si no hay ganas de caminar (unos 30 minutos), un servicio de jeeps sube y baja a los bañistas desde Nadur. San Blas es un excelente enclave para un picnic, mezclado con ratos de buceo en aguas transparentes.

También en esta zona de la costa se encuentra la cueva de Calipso —un hueco bajo un saliente en la cima del acantilado—, que merece la pena por las preciosas vistas que ofrece. Con el mar en calma se otean restos de un arrecife artificial que penetra en el mar, y que forma parte de las defensas construidas por los Caballeros de San Juan para que los buques enemigos encallasen frente a la costa y evitar así que los invasores desembarcaran en la playa.

Barcas de pescadores en el Inland Sea de Dwera, en Gozo (Malta).
Barcas de pescadores en el Inland Sea de Dwera, en Gozo (Malta).I. Noyan Yilmaz (getty)

3. Dwejra

Una costa con paisajes lunares

La geología y el mar conspiraron en Dwera, en la costa oeste de Gozo, para crear uno de los parajes más espectaculares, que invita a navegar en una barca de pesca para contemplarlo desde el agua. Dos amplias cavernas subterráneas de piedra caliza se derrumbaron para formar dos depresiones circulares, ocupadas hoy por la bahía de Dwejra y su Inland Sea. La Ventana Azul, un enorme arco natural de roca que atraía a cientos de turistas hasta aquí, se desplomó en marzo de 2017 como resultado de la erosión. Durante los paseos de 15 minutos en barca que parten del Inland Sea pueden verse ahora los grandes fragmentos del arco sumergido y el resto de paisaje litoral, que conserva toda su belleza.

Vista del puerto natural de Mgarr ix-Xini, en Gozo. Al fondo, la torre de la Orden de San Juan que custodiaba el acceso.
Vista del puerto natural de Mgarr ix-Xini, en Gozo. Al fondo, la torre de la Orden de San Juan que custodiaba el acceso.getty images

4. Mgarr ix-Xini

Un festín de pescado

Es mejor llegar en barca a esta pequeña bahía al sur de Gozo —donde deleitarse con un almuerzo de pescado es siempre un acierto—, ya que la alternativa de acceso a Mgarr ix-Xini (puerto de las Galeras) es una estrecha carretera de curvas, en la que conviene evitar el tráfico de fin de semana. Estrecho y rodeado de acantilados, Mgarr ix-Xini es un brazo de mar que la Orden de San Juan utilizó como puerto principal en Gozo. Una de sus atalayas aún custodia la entrada. Cuando el almirante turco Dragut Reis asaltó Gozo en 1551 se refugió en la bahía y se llevó a la mayor parte de la población de la isla como esclavos. Más reciente es la invasión que, en 2014, realizó el equipo de rodaje de Frente al mar, película protagonizada por Brad Pitt y Angelina Jolie que tuvo Mgarr ix-Xini como una de sus localizaciones principales; de hecho, se montaron decorados de un hotel en los acantilados y ocuparon la bahía durante cinco meses.

En la cabecera del brazo de mar encontramos una playa de guijarros y una zona pavimentada donde turistas y lugareños toman el sol, especialmente los fines de semana, y para comer hay un sencillo restaurante-chiringuito a la sombra de unos pinos donde sirven platos sencillos con mucho sabor a mar. Relativamente cerca queda Mgarr, el principal puerto de Gozo, al que llegan los ferris procedentes de Malta. Aquí la oferta de restaurantes es más amplia y sobre la colina que domina la ciudad se despliegan las murallas del fuerte Chambray, una antigua fortaleza construida por la Orden de San Juan que hoy alberga un complejo residencial. 

Panorámica de la ciudad de Victoria, en Gozo, con la ciudadela de Il-Kastell, al fondo.
Panorámica de la ciudad de Victoria, en Gozo, con la ciudadela de Il-Kastell, al fondo.Davide G. Seddio (getty)

5. Victoria (Rabat)

Callejeando por la fortaleza inexpugnable

La ciudadela de Il-Kastell, original del siglo XVI y recién restaurada, corona Victoria, la principal población de Gozo, ubicada en el centro de la isla y a unos 6 kilómetros de la terminal de ferris de Mgarr. Rabat, como se conocía a Victoria antes de 1897, cuando los británicos la bautizaron con el nombre de su reina para conmemorar su 60 cumpleaños, es una pequeña ciudad amurallada que cuenta con museos interesantes, restos de la Edad del Bronce, los fenicios, los romanos, los turcos… y mucha historia a sus espaldas. Por ejemplo, hasta el siglo XVII las familias de la isla pasaban cada noche dentro de Il-Kastell para protegerse de las incursiones turcas.

Actualmente, Victoria es un centro turístico con tiendas de arte y artesanía intramuros, y en el que, como en toda Malta, no falta una gran iglesia: la catedral de la Asunción, del siglo XVIII, que sustituyó a la anterior destruida por un terremoto y que por falta de financiación nunca vio terminada su cúpula, sustituida por un trampantojo que hace parecer que sí existe.

Otra de las visitas interesantes es la Casa Histórica Gran Castelo, un laberinto de escaleras, salas y patios en un precioso e inconexo edificio del siglo XVI que alberga una colección de instrumentos domésticos, comerciales y agrícolas que dan una idea de la vida rural en Gozo. También resulta encantador pasear por Il-Borgo, el casco antiguo, un entramado de callejuelas en torno a la Pjazza San Gorg, o sentarse a tomar un vino y algún plato típico de la isla en el Café Jubilee de la Pjazza Indipendenza.

Acantilados de la costa noroeste de Gozo, en Malta.
Acantilados de la costa noroeste de Gozo, en Malta.Victor Paul Borg (alamy)

6. Xlendi Walk

Senderismo con vistas al mar

Con un terreno no muy accidentado, magníficas vistas de acantilados y maravillosos enclaves naturales, Gozo es un excelente destino para disfrutar del senderismo. Además, el servicio de autobuses local facilita el transporte de acceso y regreso en la mayoría de las excursiones.

Para decir que hemos estado (y caminado) en Gozo resulta casi obligado realizar la Xlendi Walk, una soberbia ruta de 12 kilómetros por la costa desde el puerto de Mgarr hasta la zona protegida de Xlendi, al sur de la isla. Por el camino se contempla la hermosa bahía de Mgarr ix-Xini y los acantilados de Ta Cenc. Otras propuestas de excursiones escenográficas son las que se asoman a los espectaculares paisajes marinos de Dwejra, a las salinas de Marsalforn y a la isla de Comino.

Bañistas en la Laguna Azul de Comino, en Malta.
Bañistas en la Laguna Azul de Comino, en Malta.getty images

7. Comino

Un islote con sabor mediterráneo

Ubicada entre Malta y Gozo, merece la pena contemplar la increíble panorámica de 360 grados que ofrece esta pequeña isla, de la que se dice que en otra época sirvió de escondite a piratas y contrabandistas. También que, debido a su situación apartada, fue utilizada como zona de aislamiento para víctimas del cólera y la peste a principios del siglo XIX. La isla está prácticamente vacía (solo hay un hotel) y es de una belleza impresionante, rodeada de cuevas y acantilados. En verano está invadida por excursionistas procedentes de Malta y Gozo, pero en primavera y otoño hay mejores oportunidades para disfrutar de sus aguas de color turquesa sin tanto trasiego turístico. Comino mide apenas 2,5 kilómetros de largo por 1,5 de ancho y está declarada como reserva natural y reserva de aves, y también libre de automóviles. Un paseo por sus senderos  ofrece unas vistas fantásticas del norte de Malta y Gozo. Además, resulta imposible perderse.

La famosa Laguna Azul, uno de los principales atractivos naturales del país insular, es también el mayor reclamo de Comino. Es una cala resguardada entre la costa occidental de la isla y el islote de Cominotto. Bella y tentadora, aquí el fondo del mar es de arena blanca y las aguas son cristalinas. El azul es tan intenso que uno tiene la impresión de estar nadando en una postal sobresaturada. Muy cerca, a unos diez minutos caminando por la costa, hallaremos otro irrenunciable recodo litoral, el que alberga las prístinas aguas de la Laguna de Cristal. Y alrededor de un kilómetro más allá, casi en la punta suroeste de Comino, nos toparemos con la Torre de Santa María, construida por los Caballeros la Orden de San Juan en el siglo XVII y que formaba parte de la cadena de atalayas entre Gozo y Mdina. También la usaron los británicos y en algún momento llegó a ser hospital de cuarentena y cuadra para el ganado. Actualmente se ha restaurado y está abierta al público.

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