Pulpo y surf en Marruecos

Jon Mendia es lo que se espera de un buen actor: que un día interprete a un despiadado monje en la Salamanca del Siglo de Oro —como en la película para televisión Asesinato en la Universidad, de RTVE— y que al otro sea un ertzaina bonachón, como en Presunto culpable (serie de Antena 3). Para descansar entre rodajes le gusta viajar solo, y eso hizo el verano pasado por Marruecos.

¿Planeó el viaje al detalle?

Salí de Madrid rumbo a Algeciras y de ahí crucé a Tánger. Solo tenía pensados los tres primeros días en Arcila, un pueblo costero. Después improvisé.

¿Estuvo siempre solo?

Así es como mejor se conocen los sitios. Tú marcas los ritmos y te abres mucho más a todo lo que se te da y a la gente que conoces.

Entonces habló con los lugareños.

Mi viaje fue muy social. Quería conocer Marruecos a través de la gente; además, en la zona norte hablan bastante castellano. Un té era sinónimo de horas de charla: me invitaban a sus casas solo porque era extranjero, sin pedir nada a cambio.

¿Cuál fue la guinda del viaje?

Chefchaouen. De hecho, casi me quedo allí, porque me enamoré de este lugar que llaman La Perla Azul.

¿Cómo siguió el circuito?

Visité Esauira y después un pueblo precioso costero de 3.000 habitantes llamado Taghazout. Está enfocado al surf y es muy prestigioso en ese sentido. Había españoles, estadounidenses, australianos… Es una playita pequeña con un paseo marítimo y al lado hay un arenal de siete kilómetros donde están las olas.

Comió rico pescado, supongo.

De buena calidad y a buen precio. Comes todo el pulpo que quieras, que se pesca por allí. También doradas inmensas, pez espada y tiburón que venden en el mercado de Esauira.

¿Y Marrakech y Fez?

Los vi demasiado volcados al turismo, en hacer negocio. Eso te corta un poco el ritmo.