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A Jerusalén en taxi colectivo

El editor Adam Blumenthal recuerda las playas, mercados y paisajes de Israel

El editor Adam Blumenthal.
El editor Adam Blumenthal.ISABEL WAGEMANN

Es el embajador de la editorial argentina Sigilo en España. El libro con el que han estrenado su andadura en este lado del océano es El peregrino, de J. A. Baker, un relato de verdadero amor hacia los halcones peregrinos. El editor Adam Blumenthal ha vivido en varios continentes, y aquí nos cuenta su experiencia en Israel.

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Tel Aviv y Jerusalén. ¿Son muy distintas?

Mucho. Tel Aviv es muy transparente, no tiene recovecos, y es más húmeda. En Jerusalén, en cambio, hay calles estrechas, zonas con distintos paisajes, colinas, y un tejido social muy diverso. En Tel Aviv el ambiente es más de tipo laico occidental, pero en Jerusalén conviven por fuerza las diferencias: judíos ortodoxos, palestinos, cristianos…

Ambas tienen buenos mercados de comida.

El más famoso de Tel Aviv es el Carmel. En cualquier caso, yo prefiero el de Jerusalén, llamado Majané Yehuda. Hay judíos, musulmanes y cristianos que trabajan allí. Es un lugar donde hay más diálogo que en otras esferas sociales. Además, por la noche también abre, porque dentro hay bares.

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Pero en Jerusalén no hay playa…

En eso gana Tel Aviv. Sus playas son muy diversas: al sur de la ciudad, en las más cercanas a Yafo, la parte árabe de Tel Aviv, los códigos de vestimenta son distintos a los de las playas del norte.

¿Están bien comunicadas entre sí?

Están a 70 kilómetros. En autobús se llega en una hora, y también se puede ir en tren, que va muy lento: tarda casi el triple, pero los paisajes que se ven son más bonitos: montañas verdes, un arroyo… También se puede viajar en un taxi colectivo de 10 personas: toda una aventura.

Cuéntenos sus aventuras en el taxi.

Funciona también en sabbat, que es cuando no hay transporte público. Hasta que no está lleno no arranca y al conductor le tienes que pagar una tarifa fija. Los pasajeros van charlando, pero a veces gritan o discuten. Si alguien tiene prisa, por ejemplo, si vuelve de fiesta en Tel Aviv y quiere llegar pronto a su casa en Jerusalén, paga dos o más asientos para que el taxi salga lo antes posible.

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