Bed&Chic Las Palmas, moda, diseño y cócteles en Gran Canaria

¿Alguien ha visto alguna vez un ciervo con monóculos y fumando en pipa? No, ¿verdad? Pues eso es que no ha estado en uno de los hoteles más de moda de Gran Canaria. Porque si llega a este alojamiento de Las Palmas comprobará que algunas camas exhiben en sus estampaciones la figura de este rumiante tan montaraz. El carácter provocativo de todo el hotel se debe a una iniciativa de cinco hermanos canarios, los Pérez Reta, vinculados con el sector de la moda en la isla y propietarios de un edificio de principios del siglo XX frente al parque de Santa Catalina. Qué mejor destino para su pintoresca y cosmopolita fachada que remodelarlo íntegramente como alojamiento para viajeros urbanos y reunir, de paso, a los diseñadores y estilistas que acuden cada año a su Secret Market, el showroom por excelencia de la moda canaria.

Diseño, moda, tendencias y música a todas horas. Compras de día y gintónics de noche. Entre medias, sesiones de belleza, maquillaje, peinados exprés, modelaje Instagram… En el ático espera un concurrido punto de encuentro: el llamado Tendedero de Catalina, con vistas a las candilejas urbanas y al arribo frecuente de los cruceros que recalan en el muelle de la Luz. Es el espacio ideal para los experimentos mixológicos y los desayunos matinales a horarios de brunch dominical.

Los dormitorios se secuencian entre los tres pisos del edificio. El ras de calle, donde también se sitúa la recepción (“el hogar es donde late tu corazón”). La segunda planta, con una pequeña zona de lectura. Y la tercera, con la aludida atalaya multiusos. Sin excepción brindan unos techos altos, unos amplios ventanales a la calle General Vives, una rotundidad minimalista que sorprende por su cálido diseño y una placa de inducción socorrida para cocinar a deshoras en la júnior suite. Las nubes grises y mullidas que cuelgan sobre algunos cabeceros son un ejemplo de los detalles que, como la fragancia refrescante del gel de ducha, hacen mucho más agradable la estancia en este hotel.

En ocasiones el mantenimiento de las instalaciones puede sufrir un descuido. Nada que los empleados del hotel no puedan solucionar con buenas caras y un punto de ironía fina. Los ciervos en los cojines se lo toman así, con quevedos puestos y una pipa en la comisura de los labios.