Sevilla, la mejor ciudad para viajar en 2018
La capital andaluza encabeza el ránking 'Best in Travel' (Lo mejor en viajes) de Lonely Planet junto a otras nueve urbes, desde Detroit hasta Oslo
Sevilla será el gran destino al que los viajeros de todo el mundo deberían viajar el próximo año. Con el Año de Murillo en marcha, la ciudad está en su mejor momento y así lo confirma el famoso ránking Best in Travel de Lonely Planet que reúne las mejores tendencias, destinos, viajes y experiencias viajeras para el año venidero. Se acaba de hacer pública la selección para 2018 y, por primera vez, una ciudad española encabeza las preferencias de los grandes viajeros y editores de las guías Lonely Planet.
1. SEVILLA
El año de Murillo y mucho más
A Sevilla nunca le han faltado reclamos para ser una de las ciudades soñadas por los viajeros de todo el mundo. Presume de su excepcional herencia histórica y artística, de ser una ciudad “con duende” cuyo encanto se respira en las calles. Pero además, durante los últimos 10 años Sevilla se ha transformado en una ciudad de bicicletas y tranvías, ávida por revitalizar su pasado artístico y deseosa de que los turistas visiten mucho más que su famoso centro histórico (Catedral, Giralda, Alcázar…). La metamorfosis no ha pasado desapercibida y por ello Lonely Planet la ha situado este año en el número uno entre las ciudades que nadie debería dejar de visitar en 2018.
Para Sevilla será un año muy especial, pues celebra el 400 aniversario del nacimiento del pintor barroco sevillano Esteban Murillo y a lo largo del año se podrán visitar media docena de exposiciones excepcionales. Además, la ciudad acogerá la 31ª edición de los Premios del Cine Europeo y luce su mejor cara para el mundo en la serie Juego de tronos.
En su elección como la ciudad más interesante del mundo para visitar en 2018, Lonely Planet ha valorado especialmente la lograda fusión entre tradición e innovación, que se aprecia, por ejemplo, en la gastronomía: los bares y restaurantes sevillanos han conseguido incorporar las últimas tendencias y modas culinarias sin perder sus tradiciones, como las tapas. En los barrios céntricos quedan clásicos de toda la vida, como El Rinconcillo, un restaurante que afirma ser el más antiguo del país (fundado en 1670), mientras se puede disfrutar de un tapeo más moderno en la calle Betis, en Triana, o en la Alameda de Hércules.
Y para todos los que crean que ya conocen Sevilla, la ciudad propone descubrir nuevas zonas e iniciativas, por ejemplo, cruzando el puente de Triana y contemplando la ciudad desde este barrio lleno de tradición y encanto.
2. DETROIT (ESTADOS UNIDOS)
Explosión creativa tras el apocalipsis
Después de décadas de abandono, Detroit vuelve a latir. La ciudad vive un subidón de adrenalina y creatividad. Todo empezó a reactivarse cuando jóvenes creativos convirtieron el gran montón de edificios abandonados en destilerías, tiendas de ciclismo y galerías de arte, un movimiento particular que impulsó nuevas obras publicas, como el estadio de hockey y beisbol en el centro o el tranvía QLine que da acceso a los barrios de moda. En el horizonte del 2018 se perfilan más novedades: tres nuevos parques ampliarán la ruta de la ribera (ideal para pedalear gracias a la red de 43 estaciones de bicicletas públicas de la zona metropolitana) y se construirán nuevos hoteles en una antigua tienda de pelucas y en un aparcamiento abandonado.
Un buen momento para redescubrir una ciudad única que concentra en su interior enormes rascacielos art déco, reliquias de la era dorada antes de que la industria del automóvil comenzara a declinar y un 60% de la población abandonara la ciudad dejándola vacía, como el decorado de una película postapocalíptica. Descubrir este paisaje abandonado también es parte del paquete turístico que hoy ofrece Detroit. Ahora la ciudad se recupera y desprende energía positiva. Un buen ejemplo son los murales de grafiti que dan vida a edificios abandonados, las granjas urbanas que ocupan parcelas vacías, los emprendedores que compraron un viejo concesionario y crearon el MOCAD (Museum of Contemporary Art Detroit) o los organizadores del SlowRoll, iniciativa de un puñado de amigos que se reunía semanalmente para dar un paseo en bicicleta a la que acuden, actualmente, unos 4.000 asistentes, entre hipsters, adolescentes urbanos y familias de las afueras.
Imprescindible para quien se anime a conocer la ciudad es una visita al Detroit Institute of Arts para ver los 27 paneles de Diego Rivera que cuentan a todo color la historia de la clase trabajadora de la ciudad, así como el Henry Ford Museum, que permite recorrer la historia de Estados Unidos.
3. CANBERRA (AUSTRALIA)
Espíritu 100 por cien 'aussie'
Pequeña e injustamente ignorada, la capital australiana tiene mucho que ofrecer y 2018 puede ser el año para descubrirlo. Casi en cada esquina hay un tesoro nacional y por toda la ciudad han surgido nuevos barrios interesantes, repletos de puntos de interés gastronómico y locales culturales. Este es el primer año en el que Canberra celebrará un partido de cricket en el pintoresco Manuka Oval y, más avanzado el 2018, celebrará el Centenario del Armisticio de la II Guerra Mundial en el Australian War Memorial. Además, Canberra ha creado un Día de la Reconciliación que celebrará a partir del 2018 para simbolizar su compromiso por la tolerancia entre indígenas y no indígenas.
Visitar Canberra nos puede ofrecer otra visión de Australia: la de una cultura diferente creada a partir de muchas influencias y en la que la naturaleza tiene un papel prioritario. Podremos, por ejemplo, admirar muchos de los tesoros artísticos e históricos del país en la Australian National Gallery y la National Library, y más allá de estos majestuosos monumentos y galerías, recorrer hasta 94 bosques llenos de fauna australiana amenazada por senderos excursionistas y rutas ciclistas en el National Arboretum, de 250 hectáreas de extensión.
Pero las que mejor ilustran este nuevo espíritu vital de la ciudad son sus zonas revitalizadas, como New Acton, donde han surgido epítomes del nuevo estilo canberrano como el Hotel Hotel, decorado con materiales como madera reciclada que evocan el paisaje australiano. Y para ir de compras, se impone descubrir Brandon, un barrio boutique con una brillante mezcla de tiendas pop up y animados cafés.
4. HAMBURGO (ALEMANIA)
La nueva Filarmónica y otros encantos portuarios
Parecía que nunca se iba a terminar, pero finalmente Hamburgo ha inaugurado la flamante Filarmónica del Elba, de los arquitectos Herzog y De Meuron. Ha costado 875 millones de euros pero el resultado merece cada año de retraso en su construcción. Mientras la parte superior brilla como si fueran velas de cristal, la base del edificio se inspira en la estética de ladrillo de la zona portuaria que la rodea, HafenCity, ideal para pasear. Desde allí podemos acceder a una ciudad atractiva y accesible que se extiende a lo largo de su gran puerto y del río Elba, y en la que nos encontraremos con sorpresas en cada esquina, como bares junto al río y una de las mejores marchas nocturnas de Europa.
En Hamburgo, la segunda ciudad más grande del país, uno a veces llega a olvidar que está en Alemania: la mezcla cultural es total. Paseando por una calle peatonal podemos pasar ante un bistró-marisquería portuguesa, un mercado de Oriente Medio o una boutique de diseño que desafía toda clasificación. Y es que la ciudad siempre ha estado abierta a la influencia exterior, desde que era una importante ciudad comercial de la Hansa en el siglo XIII. Hamburgo ha vivido desde entonces por y para el comercio marítimo internacional, un legado reconocido por la Unesco en 2015.
En Hamburgo se vive junto al agua. Incluso cuando uno cree hallarse en el interior avista un carguero enorme deslizándose, mientras en el sórdido barrio rojo de Reeperbahn, donde se dejaron caer los Beatles a principios de la década de los 60, se oyen los graznidos de las gaviotas.
Dos pistas para disfrutar más de la ciudad alemana: coger la línea de metro U3 que traquetea por la superficie ofreciendo impresionantes vistas hasta llegar al muelle de Landungsbrucken, y los domingos por la mañana unirnos a los miles de hamburgueses que visitan el famoso Fischmarkt de St Pauli para tomarse una cerveza, comprar pescado fresco y escuchar música en directo.
5 KAOHSIUNG (TAIWÁN)
La buena vida al estilo taiwanés
El próximo año puede ser el momento de descubrir Kaohsiung y su encanto marítimo y creativo, antes de que el resto del mundo se de cuenta de su renacimiento y convierta la localidad en un destino turístico. La segunda ciudad más grande de Taiwán es un centro industrial pero también uno de los grandes focos de cambio, renovación y creatividad en el Extremo Oriente, repleto de posibilidades interesantes. En 2018 contará con un gran centro artístico y recinto musical de 100.000 metros cuadrados con plazas adornadas con higueras de Bengala y pasarelas acariciadas por las olas en el paseo del puerto de Kaohsiung, escaparate taiwanés de arquitectura experimental. A esto se sumará una espectacular terminal de cruceros, una moderna red de trenes ligeros con 36 estaciones que conectará estos puntos de interés con el resto de Kaohsiung y, en el interior, en la ruta Xiao Gangshan, los excursionistas podrán ver el estrecho de Taiwán desde un nuevo puente cubierto de 27 metros de altura.
Kaohsiung es una ciudad con multitud de cafés, divertidos garitos de jazz, parques y bosques junto al mar, playas que bordean la zona urbana y pueblos pesqueros en los alrededores como Cijin, al que se llega fácilmente en ferri. Como el resto del país, la ciudad esta repleta de templos que van desde lo más estridente y kitsch a edificios elegantes de maestros del arte popular. Junto a ellos surgen constantemente espacios culturales futuristas, diseñados por estudios de arquitectura de todo el mundo. Además, la ciudad cuenta con un sólido panorama LGBTI, arte indígena contemporáneo y el mayor número de agricultores ecológicos del sur de Taiwán.
Pista imprescindible: recorrer los amplios bulevares junto al puerto azul marino entre cuyos almacenes se distribuye el Pier-2 Art District, un conjunto de galerías, boutiques, cafés y locales de ocio. O descubrir la tradición en el remoto Stone Temple, versión de un templo taoísta en un estilo casi gaudiniano que trabajadores emigrantes del sudeste asiático construyeron con conchas, coral, piedras y mucha imaginación. Las deidades taoístas montan guardia a lo largo de sinuosos pasillos de columnas.
6. AMBERES (BÉLGICA)
El gran año de barroco flamenco
Amberes fue la más grande de las ciudades de Europa y, como asegura el dicho, quien tuvo, retuvo. La capital extraoficial de Flandes está llena de historia, arte y diseño y este año expondrá además por todo lo alto su patrimonio cultural para celebrar su gloria barroca. Inspirada por su personaje más famoso, Rubens, el programa cultural Antwerp Baroque 2018, permitirá que los maestros flamencos se codeen con el talento moderno en un calendario lleno de desfiles, conciertos, arte en la calle, exposiciones multimedia y talleres.
La excusa barroca es perfecta para visitar una ciudad que combina diversos iconos arquitectónicos (como el Museum aan de Stroom, MAS, del equipo de arquitectos Neutelings Riedijk), multitud de bares pop up y restaurantes de kilómetro cero con una estética de cuento al estilo de Brujas. El casco antiguo despliega el esplendor de la Edad de Oro en las majestuosas fachadas de casas y calles de adoquines presididas por la gran catedral gotica, la más alta de los Países Bajos. Y por supuesto en sus museos, llenos de obras de maestros flamencos. Pero además, el nuevo y moderno panorama creativo se deja ver en escuelas de arte y moda reconocidas a nivel mundial y en numerosas galerías, boutiques, tiendas de diseño y locales vintage que ofrecen desde vestidos del diseñador de Dries van Noten hasta prendas y trapitos a tres euros.
Más allá de sus clásicos puramente belgas (cerveza artesanal y chocolate), la ciudad se aventura constantemente en nuevos proyectos gastronómicos, sobre todo en los antiguos muelles de Het Eilandje. Sus viejos almacenes se reactivan a toda velocidad con cafeterías, coctelerías y restaurantes que se mezclan con museos de alta tecnología y creaciones futuristas proyectadas por la desaparecida arquitecta Zaha Hadid.
La ciudad es perfecta para recorrerla en bicicleta: en pocas horas podremos explorar el casco antiguo y los muelles, descubrir el arte callejero de Park Spoor Noord, el art nouveau de Zurenborg y un perfil urbano de postal desde la orilla izquierda de la ciudad.
7. MATERA (ITALIA)
Una ciudad-cueva camino de la fama
Insólita y remota en la región de Basilicata, en el ignorado arco de la bota italiana al sur del país, Matera es una ciudad subterránea que se prepara para dar el salto a la fama turística cuando se convierta en la Capital Europea de la Cultura en 2019. La ciudad, cuyas cuevas en los acantilados han estado habitadas desde la prehistoria, presenta actualmente un aspecto sensacional, con casas color miel asomadas a un barranco y, bajo ellas, toda un red de grutas, iglesias y monasterios con más de 9.000 años de antigüedad.
Matera, una de las localidades más bonitas de Italia, estuvo casi al borde de la ruina pero se ha restaurado en su mayor parte y ahora saca partido al encanto de su laberinto subterráneo, con multitud de bares, hoteles y restaurantes instalados entre sus muros de roca. La ciudad, patrimonio mundial, ha sido muchas veces escenario de rodaje para películas bíblicas que sacan partido a sus túneles y escaleras que serpentean entre miles de cuevas, donde no es difícil encontrar ruinas de palacios, grutas paleolíticas e incluso iglesias bizantinas (hay 115) decoradas con frescos.
Además de sus sassi (las zonas de cuevas), lo más visitado en Matera es la Chiesa di Madonna delle Virtu, un milenario recinto monástico con dos plantas y un sinfín de cuevas que linda con una iglesia llena de frescos, así como la Cripta del Peccato Originale, en las afueras, conocida como la capilla sixtina de las iglesias en cuevas por sus frescos. Eso sí, aunque es un museo en sí misma, Matera se renueva continuamente con nuevas propuestas como restaurantes de cucina povera local, hoteles minimalistas, exposiciones y festivales. Además, en sus cuevas hay espacio para el arte contemporáneo, como MUSMA, una galería dedicada a la escultura en salas subterráneas llenas de frescos de un histórico palazzo.
8. SAN JUAN (PUERTO RICO)
Encanto colonial con aires de vanguardia
Entre las ciudades centroamericanas, San Juan de Puerto Rico es diferente a todas y 2018 puede ser el momento de admirar, paseando entre sus calles, lo bien que se fusionan su pasado colonial con la emergente modernidad. En el Viejo San Juan encontraremos la indudable fotogenia de la zona amurallada, con calles de adoquines, plazas frondosas e iglesias y fuertes históricos. Pero más allá de las murallas, el San Juan moderno está lleno de murales, museos y galerías que crean un panorama artístico muy dinámico. Se abren restaurantes innovadores, muchos de ellos de cocina de proximidad, la vida nocturna de la ciudad –discotecas, bares, casinos– es una de sus grandes bazas y las playas siempre resultan atractivas.
San Juan tiene muchas caras, desde la caribeña y relajada hasta la más moderna y hipster. La ciudad vieja remite a épocas pasadas, con edificios coloniales, hombres que juegan al dominó y parejas que pasean por plazas que evocan una vida de ritmo lento anterior a los smartphones y a las redes sociales. Pero si atendemos a los detalles, descubriremos su energía moderna: bares lounge y clubes de salsa llenos de sanjuaneros, cafeterías locales repletas de jóvenes profesionales y restaurantes que juegan con los sabores y la cocina de fusión.
Barrios como Santurce y Ocean Park tienen fama por su ambiente artístico, con murales de hasta 10 metros de altura en las fachadas de los edificios, gastronetas y restaurantes de kilómetro cero. Cerca de allí, el selecto barrio de Condado posee un interesante panorama gay, donde banderas arcoiris, tiendas de estilo boutique, hoteles y casinos elegantes son la norma. Y después están las playas; de Isla Verde a Puerta de Tierra, todas con arena brillante, olas surferas y palmeras que se mecen.
Dos visitas imprescindibles: el Museo de las Américas, que recorre la historia cultural del Nuevo Mundo, y el fuerte de la época colonial El Morro con sus impresionantes vistas hacia el océano Atlántico desde sus muros de 43 metros de altura.
En septiembre de 2017, el huracán María tocó tierra en Puerto Rico y se convirtió en la tormenta más destructiva que ha afectado a la isla en 89 años. Aunque San Juan no ha escapado a la destrucción del temporal, no cabe duda de que se reconstruirá y continuará siendo la encantadora ciudad que siempre ha sido.
9. GUANAJUATO (MÉXICO)
Plata, estudiantinas y arte colonial
El corazón de Guanajuato es de plata. Porque gracias a sus minas surgió esta pequeña ciudad de las tierras centrales de México que puede codearse sin complejos con otras urbes mucho más grandes y presumir de sus espectaculares iglesias, casas de colores, plazas llenas de encanto y un verde valle. Esta belleza, mitad natural, mitad artificial, llamó la atención de los productores de los estudios Pixar que utilizaron la ciudad como referencia real para crear el país de los muertos en su película de animación Coco.
Fundada en 1548, Guanajuato es una de las ciudades coloniales más antiguas de México y tuvo un papel destacado en la lucha por la independencia del país cuando, en 1810, una batalla entre los rebeldes y las tropas españolas convirtió a un minero local apodado el Pipila en héroe nacional. Hoy su estatua en lo alto de un cerro ofrece las mejores vistas de la ciudad. Pero probablemente lo que más llama la atención a los visitantes son los inquietantes túneles excavados por debajo de la ciudad para que peatones y conductores puedan recorrerla sorteando la intrincada topografía de colinas sobre la que se asienta.
De vuelta a la superficie, hay maravillas arquitectónicas por todas partes, como el elegante Teatro Juarez, del siglo XIX, y decenas de museos, incluido el que rinde homenaje a otro lugareño famoso, el artista Diego Rivera. Esas mismas calles se llenan cada anochecer de guanajuatenses a los que les gusta mucho la vida en la calle. Es fácil encontrarse con una fiesta callejera todos los fines de semana: un poco de vino, unos estudiantes, una especie de tuna paseando por los callejones pintorescos. Cualquier viajero puede apuntarse a una estudiantina en el Jardín de la Unión, en el centro de la ciudad, solo hay que buscar a los vendedores de entradas.
10. OSLO (NORUEGA)
Bodas de oro reales y ópera por todo lo alto
La celebración de las bodas de oro de los reyes de Noruega en 2018 puede ser una buena ocasión para reivindicar definitivamente los encantos de Oslo. Durante muchos años ha sido la menos llamativa de las capitales escandinavas, tan elegantes y clásicas, pero el año que viene Oslo va a estar en boca de todos con un calendario repleto de actividades culturales, gastronómicas y musicales, todo con mucha pompa y boato. Además la icónica Ópera de Oslo celebra su décimo aniversario con una temporada excepcional de conciertos y actuaciones, por lo que no hay mejor año para visitar la ciudad.
La capital noruega lleva años renovándose de forma espectacular. Por ejemplo, la zona marítima de Tjuvholmen, un antiguo astillero de aspecto dejado e industrial hace una década, se ha reinventado convirtiéndose en un barrio de bares, bistrós y bloques de apartamentos ultramodernos presidido por el fantastico Astrup Fearnley Museum of Modern Art (proyectado por Renzo Piano). El perfil urbano de Oslo también se ha transformado con un nuevo barrio de rascacielos, el Barcode, y se planifica una nueva ampliación del Vikingskipshuset, el museo de los Barcos Vikingos, que actualmente alberga dos buques muy bien conservados, el Oseberg y el Gokstad, hallados en el Oslofjord unos 1.100 años después de que fueran enterrados durante el funeral de un jefe tribal. Pero Oslo es sobre todo una ciudad para vivir bien, con parques, canales y fiordos que se pueden recorrer en kayak y una cultura de cafés tan interesante como la de Estocolmo y Copenhague.
Es imposible visitar la capital noruega y no admirar las obras de arte en el Museo Munch, que contiene la mayor colección de obras del artista: 1.100 cuadros, 4.500 dibujos y 18.000 láminas, aunque su obra más famosa, El grito, está expuesta en la Nasjonalgalleriet (Galería Nacional). Para las compras hay que ir a Grünerløkka, el barrio favorito de los hipsters de Oslo, quienes lo frecuentan para beber cervezas artesanales y cotillear entre ropa vintage y discos de vinilo.
Más información en www.lonelyplanet.es
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