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Escapadas

Dulce vida en la Costa Azul

De Marsella a Menton, una ruta entre olivos, limoneros, museos y plácidas villas frente al Mediterráneo que simbolizan la creatividad artística del siglo XX con nombres como Picasso o Le Corbusier

Salón de la Villa Santo Sospir, con el tapiz de Jean Cocteau 'Judith y Holofernes', en Saint-Jean-Cap-Ferrat (Francia).
Salón de la Villa Santo Sospir, con el tapiz de Jean Cocteau 'Judith y Holofernes', en Saint-Jean-Cap-Ferrat (Francia). Patrick FORGET (Alamy)

El buen vivir se ha practicado de forma elocuente en la Riviera francesa. Las bondades de un clima envidiable y un talante disfrutón que valora la vida tranquila, el buen comer y beber, los perfumados olores, los baños de mar o las excursiones por tierra y mar son los valores sobre los que se ha desarrollado una vida tan plácida como apasionada de la que muchos han hecho bandera. Primero el desarrollo del ferrocarril y después la situación de la Costa Azul como zona de refugio durante la Segunda Guerra Mundial atrajeron además a una mezcla de personajes variopintos y a innumerables artistas que construyeron aquí sus residencias, hoy lugares de peregrinación.

Zona ajardinada de Villa Noailles, en Hyères (Francia).
Zona ajardinada de Villa Noailles, en Hyères (Francia).Bertrand RIEGER (age fotostock)

1. Villa Noailles en Hyères

Los mecenas y coleccionistas de arte Marie-Laure y Charles de Noailles fueron los clientes para quienes el arquitecto Robert Mallet-Stevens diseñó este edificio espléndido en 1923. Villa Noailles, que es uno de los primeros ejemplos de arquitectura del Movimiento Moderno en Francia, es un canto a una estética depurada y racional, exenta de elementos decorativos superfluos, y también una exaltación de la vida sana, la higiene y el deporte. Es una casa de 15 habitaciones con baño propio, amplias terrazas, una piscina cubierta, pista de squash y salón de belleza, y en ella la luz del sol entra a raudales. En la decoración intervinieron personajes como Pierre Chareau y Eileen Gray para los muebles o Louis Barillet en las vidrieras. El jardín cubista lo diseñó Gabriel Guévrékian, y en el interior hay obra de artistas como Mondrian, Henri Laurens, Jacques Lipchitz, Constantin Brancusi y Alberto Giacometti. La película de Man Ray Les Mystères du Château du Dé se filmó en la villa. Hoy es un centro donde se celebran festivales de arquitectura, moda o diseño como el Design Parade.

Eileen Gray diseñó para su casa piezas que hoy son clásicos, como el sillón Bibendum o la mesita de noche E-1027
javier belloso

2. Villa Santo Sospir en Saint-Jean-Cap-Ferrat

Siempre que se habla de la villa Santo Sospir se dice de ella que tiene las paredes tatuadas con dibujos de Jean Cocteau. Y así es, literalmente. De hecho es esa misma palabra la que Cocteau usó para describir su trabajo. Según parece, en 1949, durante el rodaje de la película Les enfants terribles, basada en su novela homónima, Cocteau conoció a la dueña, Francine Weisweiller, que le invitaría al año siguiente a pasar allí unos días. Aburrido, le preguntó a la dueña si podía pintar la cabeza de Apolo encima de la chimenea, y a partir de ahí ya no pudo parar, invadiendo toda la casa, que era hasta entonces blanca, con sus frescos. Lo hizo sin dibujos preliminares, subido en escaleras. Y cuando terminó, dos años después, ¿qué hizo? ¡Pues seguir con los techos!

El arquitecto húngaro Antti Lovag proyectó la Maison Bernard y también el Palais Bulles, la vivienda de Pierre Cardin

3. Villa Ephrusi de Rothschild en Saint-Jean-Cap-Ferrat

Los que hayan leído el libro de Edmund de Waal La liebre con ojos de ámbar, una historia apasionante sobre la familia de banqueros Ephrusi, sentirán especial interés por esta villa conectada con aquella historia. Fue construida entre 1905 y 1912 por el arquitecto Jacques-Marcel Auburtin, con Aaron Messiah y en colaboración con la dueña de la casa, la baronesa Béatrice de Rothschild, entonces recién divorciada del banquero barón Maurice de Ephrusi. VIlla Ephrusi, de color rosa, es una construcción ecléctica y a veces disparatada, pero tiene una situación excepcional en el promontorio del istmo de Cap-Ferrat. Los jardines son magníficos, nueve diferentes cada uno con una temática: japonés, exótico, florentino… Y el interior es un descubrimiento para quienes estén interesados en las artes decorativas, pues tiene colección de muebles y objetos de cristal, plata o porcelana de los mejores ebanistas y artesanos, fundamentalmente de los siglos XVIII y XIX.

Villa Kérylos, en Beaulieu-sur-Mer, fue concebida por el arqueólogo Théodore Reinach como reconstrucción de una casa de la Grecia clásica.
Villa Kérylos, en Beaulieu-sur-Mer, fue concebida por el arqueólogo Théodore Reinach como reconstrucción de una casa de la Grecia clásica.Getty Images

4. Villa Kérylos en Beaulieu-sur-Mer

Delante de los famosos acantilados de Èze, tan al borde del mar que uno casi se podría tirar al agua desde una ventana, se alza la villa de estilo griego Kérylos, diseñada por su dueño, el arqueólogo y político Théodore Reinach, junto al arquitecto Emmanuel Pontremoli entre 1902 y 1908. Según parece, Kérylos quiere decir “halcón”, un pájaro que en la mitología griega es símbolo de buenos auspicios. Villa Kérylos se diseñó siguiendo el modelo de las casas nobles de la isla de Delos (siglo II antes de Cristo) y recrea el interior de una villa griega en sus suelos, patio con peristilo, mobiliario y objetos decorativos, todos diseñados para la casa hasta en detalles tan pequeños como la confección y bordado de las cortinas. Hay copias idénticas de sillas, taburetes y klismos sacadas del Museo Arqueológico de Nápoles o diseños dibujados por el arquitecto. Cada estancia es un auténtico descubrimiento, en particular la biblioteca, inspirada en la descubierta en Herculano en 1762.

Le Cabanon, en Roquebrune-Cap-Martin.
Le Cabanon, en Roquebrune-Cap-Martin.Bertrand ORTEO (age fotostock)

5. Le Cabanon en Roquebrune-Cap-Martin

Lo que ahora se llama Cap Moderne es un grupo de construcciones que están situadas una junto a la otra y que comprende Le Cabanon, de Le Corbusier; el restaurante L’Étoile de Mer, construido en 1949, cuyo exterior está decorado con pinturas del mismo Le Corbusier, y dentro, con pinturas de su dueño, Thomas Rebutato; y las Unités de Camping, que diseñó el arquitecto en 1956 como un experimento sobre prototipos de mínima y asequible vivienda vacacional a cambio del trozo de tierra que Rebutato le dio para que colocara allí su cabañita en 1952. Le Corbusier hablaba de ese habitáculo como su “castillo en la Riviera, que mide 3,66 × 3,66”, y lo disfrutó hasta su muerte en 1965. La cabaña es la mínima expresión de espacio habitable, con zona de trabajo, descanso, baño, etcétera, y todos los elementos están perfectamente medidos y distribuidos para sacar el máximo rendimiento al espacio.

Exterior de la casa E-1027, en Roquebrune-Cap-Martin (Francia).
Exterior de la casa E-1027, en Roquebrune-Cap-Martin (Francia).Alamy

6. Villa E-1027 en Roquebrune-Cap-Martin

También pertenece al grupo del Cap Moderne (y está justo al lado) la villa E-1027, la vivienda de veraneo que Eileen Gray construyó entre 1926 y 1929 para ella y su pareja, el crítico de arquitectura Jean Badovici. El nombre E-1027 de este icono del siglo XX es una especie de código de sus nombres: E de Eileen, 10 de Jean por la posición de la J en el alfabeto, 2 de Badovici y 7 de Gray. Se trata de un edificio abierto y flexible que a la vez fomenta la privacidad de los usuarios. El interior, recién rehabilitado, es tan importante como la propia arquitectura, ya que ella diseñó con todo lujo de detalles cada pequeño rincón de la casa. Le importaba mucho el orden y, por tanto, el espacio para almacenar cosas, de modo que toda la superficie está aprovechada al máximo por muebles funcionales e ingeniosos, algunos hechos a medida, como el cabecero del diván en la habitación principal, que sirve para guardar almohadas, o los cajones apilados pivotantes en una esquina del dormitorio. De entre las piezas que diseñó para esta casa y que después se convirtieron en clásicos contemporáneos están la tumbona Transit, el sillón Bibendum, la alfombra Marine d’Abord o la ingeniosa mesita de noche E-1027 en voladizo y de altura ajustable. En ausencia de la diseñadora, Le Corbusier se permitió pintar con murales las paredes blancas, acto que ella consideró como vandalismo. En esas fechas se produce su ruptura con Badovici y nunca volvió a la casa.

Bar del hotel La Colombe d’Or, en Saint-Paul-de-Vence (Francia).
Bar del hotel La Colombe d’Or, en Saint-Paul-de-Vence (Francia).Alamy

7. La Colombe d’Or en Saint-Paul-de-Vence

En 1920 Paul Roux y su mujer abrieron un café-bar con terraza al aire libre que pronto se hizo conocida y unos años después se amplió con unas habitaciones, pasando a llamarse La Colombe d’Or. En los años cuarenta, cuando una gran cantidad de artistas se mudaron a la Costa Azul, este lugar se convirtió en lugar de encuentro para ellos, que con frcuencia pagaban sus comidas o estancias con alguna obra. Así, se puede ver una impresionante colección, que tiene, entre otras, obras de Matisse, Picasso, Miró, Braque, Chagall, Léger y un espectacular Calder en la piscina. Presten atención a la chimenea diseñada por Jacques Couëlle, una maravilla.

La Maison Bernard, en Théoule-sur-Mer.
La Maison Bernard, en Théoule-sur-Mer.Yves Gellie

8. Maison Bernard en Théoule-sur-Mer

Pierre Bernard debió ser el cliente ideal. Convencido del talento del arquitecto húngaro Antti Lovag, le dio libertad total para que le hiciera la casa que quisiera, y que este tardó 20 años en completar. A Lovag le interesaba la vida en armonía y equilibrio con la morfología humana y con el entorno. Eliminando ángulos rectos y abrazando la curva, ya que las líneas rectas, según decía, nos someten a un modo de vida rígido e inflexible (la esfera es para él la forma más ligera, fuerte y eficiente en términos de materiales). Esta fue su primera casa burbuja, de 1971, y se convirtió en un verdadero manifiesto de su modo tan poco convencional de construir. La arquitecta francesa Odile Decq terminó en 2016 el proceso de renovación, que duró cinco años, de la Maison Bernard (se organizan visitas con cita previa). A menos de 10 minutos en coche, Antti Lovag levantó otra casa, el Palais Bulles, propiedad del modista Pierre Cardin, que la ha utilizado para sus fiestas y desfiles.

Laberintos, películas y piezas de café

Capilla del Rosario en Vence

Museo Fernand Léger en Biot

Museo Picasso en Antibes

Fundación Maeght en Saint-Paul-de-Vence

Museo Cocteau en Menton

Anfiteatro Jean Cocteau en Cap-d’Ail

En 1951, por amistad con una monja de la orden de las Dominicas que había sido su enfermera el tiempo que estuvo grave en un hospital, Matisse financió y diseñó para ellas una capilla a las afueras de Vence. Las vidrieras de las ventanas las diseñó a partir de papeles recortados en azul, verde y amarillo. En las paredes blancas realizó en grueso y sencillo trazo negro algunos murales de tema religioso. También diseñó el campanario, el altar, las puertas de la sacristía e incluso diversas y coloristas casullas para sacerdote que se pueden ver en el piso superior (Avenue Henri Matisse, 466).

Fernand Léger compró en 1955 una propiedad cerca de Biot con la intención de instalar en su jardín esculturas policromadas en cerámica. Después de su muerte, su mujer y uno de sus amigos decidieron construir allí un museo dedicado a su obra.Lo diseñó el arquitecto Andreï Svetchine y en su fachada incluye un mural de mosaico que Léger debía realizar para el estadio-velódromo de la ciudad de Hannover. Pinturas, dibujos, cerámicas, bronces y tapices constituyen la colección permanente, la mayor de obras de Léger en el mundo (en la foto, Caballo con fondo amarillo), que cubre diferentes fases creativas del artista, desde el neoimpresionismo hasta el cubismo (Chemin du Val de Pôme, 255).

Situado en un castillo del siglo XII al borde del mar, el museo es el lugar que la ciudad le cedió a Picasso en 1946 para que tuviera suficiente espacio para pintar. Hoy es un delicioso museo en el que destaca la producción cerámica que el artista realizó en la vecina Vallauris (Place Mariejol, Antibes).

Fueron los marchantes de arte Marguerite y Aimé Maeght quienes en 1964 pusieron en marcha esta fundación. El blanco edificio fue encargado a Josep Lluís Sert, que realizó un edificio luminoso, mediterráneo, lleno de patios y terrazas que lo integran con la naturaleza. Los artistas amigos de la pareja colaboraron con el arquitecto creando piezas específicamente para el lugar, como el patio de Giacometti, el laberinto de Miró, los murales en mosaico de Chagall, el estanque y las vidrieras de Braque. El mobiliario y varias piezas del café son obras en bronce realizadas por Diego Giacometti, hermano del escultor y gran diseñador (Chemin des Gardettes, 623).

El Museo Jean Cocteau está compuesto principalmente por la colección inestimable del estadounidense Séverin Wunderman, que empezó a coleccionar su obra gráfica cuando tenía 19 años. El edificio fue realizado por el arquitecto Rudy Ricciotti, que usó el juego del blanco y negro, el claroscuro, como metáfora de la vida y obra del poeta. En la colección hay películas, acuarelas, pasteles y dibujos a lápiz (Quai de Monleon, 2).

El Centro Mediterráneo de Estudios Franceses en Cap-d’Ail, una asociación sin ánimo de lucro para la enseñanza del francés, invitó a Jean Cocteau en 1957 a ver una obra de García Lorca. Un año después, el artista y cineasta presentaba los primeros bocetos para un anfiteatro con vistas al mar y decorado con mosaicos de temática mitológica. En este pequeño espacio escénico han actuado desde el pianista Arthur Rubinstein hasta el violinista David Oistrakh.

Cuatro artistas esenciales

  • Museo Chagall, en Niza
    El arquitecto que construyó este museo (en la foto) fue André Hermant —antiguo colaborador de Auguste Perret y de Le Corbusier—, según los deseos de Chagall de que fuese un lugar espiritual. La colección que alberga es extensa, donada por el mismo Chagall. Entre otras cosas, contiene la obra Message Biblique, con sus dibujos preparatorios. Litografías, grabados, esculturas, pinturas, bajorrelieves y otras obras en diversos formatos constituyen una colección muy nutrida del artista (Avenue Docteur Ménard).
  • Museo Matisse, en Niza
    Aparte de las numerosas pinturas, esculturas, grabados, cerámicas, libros ilustrados o papeles recortados de Matisse, se guardan aquí también muchos objetos personales de su casa-estudio en el Hôtel Régina (164 Avenue des Arènes de Cimiez).
  • Museo Bonnard, en Le Cannet
    Pierre Bonnard vivió en Cannet entre 1922 y 1947. En su villa Le Bosquet pintó incansablemente no solo escenas intimistas de su entorno privado, como el interior de su casa y su jardín, sino también numerosos paisajes de la zona. En el museo se encuentra una buena parte de ellas (Boulevard Sadi Carnot, 16).
  • Museo Renoir, en Cagnes-sur-Mer
    Renoir se estableció aquí en 1908 y pasó los 12 últimos años de su vida, y el museo, renovado en 2013, reproduce la atmósfera en la que vivió, con algunos de su muebles, objetos personales y pinturas, y un jardín con olivos y cítricos (Chemin des Collettes, 19).

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