Terra Remota Caminante 2016, frescura del Empordà

Las graníticas y pizarrosas tierras del Empordà propician el vuelo de la imaginación. Ni es lugar para timoratos ni tiene cabida la mediocridad. No lo permite la tramontana, viento que lo mismo refresca el viñedo que lo arruina. De ahí que sus vinos o son excelentes, algo poco habitual, o no valen gran cosa. Como esos blancos jóvenes y aromáticos que embelesan a los turistas de la Costa Brava.

En estos hermosos parajes mediterráneos, al pie del macizo de l’Albera, Emma y Marc Bournazeau han fundado su bodega. Un alarde de hormigón capaz de integrarse en el paisaje y dejar el protagonismo al precioso viñedo que Emma heredó de su abuelo, exiliado en Francia a causa de la Guerra Civil. Porque es en las cepas donde vuelcan su pasión ecológica para obtener vinos de fuerte personalidad.

Como Terra Remota Caminante, excelente combinación de garnacha blanca (50%), chardonnay (35%) y chenin (15%), criado en roble durante un año. Sustancia, plenitud y frescura definen este blanco, donde la fruta carnosa y exótica juega con las hierbas, las flores blancas y las notas especiadas para crear un elegante y complejo buqué. Sabroso, envolvente en boca, el largo posgusto se afianza en su lograda vena cítrica.