La ruta de ‘Juego de Tronos’ en Extremadura
Del casco viejo de Cáceres al paisaje de Los Barruecos, visitamos las localizaciones que han acogido el rodaje de la séptima temporada de la serie, que se estrena este verano
Extremadura soporta el tópico de ser tierra de conquistadores. En ella nacieron Hernán Cortés, Pizarro, Orellana... hombres que un día hicieron el petate y se fueron a hacer las américas sin saberlo. Gentes de secano que montaron en un barco rumbo a lo desconocido. Ahora, unos 500 años después de aquella diáspora, los Lannister, el clan protagonista de la serie Juego de Tronos, ha fijado sus ojos en esta región del suroeste de España, que sorprende a todo el que la visita; una tierra donde el tiempo corre más despacio, donde los pueblos y sus gentes son amables y la gastronomía sigue basada en los productos locales.
La productora HBO, creadora de la serie, llegó hasta aquí para localizar algunas de las escenas de la séptima temporada de Juego de Tronos, que se estrenará el próximo verano. Sobre todo, lo hizo por su pasado convertido en patrimonio, pero también por su embriagadora naturaleza, sus castillos, el halo conquistador que todavía permanece en el aire y también, por qué no, por una razón algo más prosaica: las facilidades de la administración pública. Por todo ello, la provincia de Cáceres ha entrado de lleno a formar parte del tablero de Juego de Tronos, cuyo desenlace final pasa por el paisaje abrupto de Los Barruecos, las intrincadas callejuelas del casco histórico de Cáceres, y la majestuosidad del castillo de Trujillo. Las huestes Lannister han vivido aquí durante casi mes y medio –nunca antes habían grabado durante tanto tiempo en España– tras el que os detallamos cuales son los escenarios extremeños por los que se moverán las fichas del tablero final de Juego de Tronos.
Los Barruecos, agua, piedra y Fluxus
A muy pocos kilómetros de la ciudad de Cáceres, las rocas, el agua, el fluxus y un paisaje llano que vira al verde en otoño y a tonos mostaza en verano forman Los Barruecos (Malpartida de Cáceres, Cáceres). Cada vez más visitantes alteran la paz de garzas reales, nutrias, tritones, galápagos y lagartos ocelados, así como de la reina de estos lares: la cigüeña. Hubo un tiempo en que todas estas especies compartieron territorio con hombres y mujeres del neolítico cuyos grabados rupestres aún hoy se conservan. Algunas tumbas romanas aportan un aire misterioso al lugar. Los berruecos (bolos graníticos) nos permiten imaginar formas que se confunden con obras de arte vanguardista, y que nos asaltan por los caminos y rutas senderistas que surcan la zona como brazos de un pulpo. Y es que enclavado en el corazón de este paisaje onírico se levanta, a modo de performance natural, el Museo Vostell. En su interior hallamos la colección del propio Wolf Vostell y una muestra representativa del arte fluxus. En pleno campo, algunas esculturas emblemáticas se confunden con los caprichos de las rocas. Los Barruecos, declarado monumento natural, se puede visitar con o sin guía. Es gratis. La entrada al Museo Vostell cuesta 2,5 euros.
Cientos de soldados dothrakis, inmaculados y lannisters se reunieron en este paisaje con cierto aspecto lunar para filmar, durante casi un mes, la madre de todas las batallas. En concreto, el rodaje se concentró en una zona de Los Barruecos llamada Barrueco de Arriba, en una pequeña hondonada a la que se puede acceder perfectamente en vehículo y queda a 10 minutos en coche de Cáceres. El combate se incluirá en el capítulo tres de la séptima temporada y además de imágenes reales, también incluirá dragones y otro tipo de efectos especiales digitales. Aunque evidentemente el secretismo en el set rodaje fue absoluto –con fuertes medidas de seguridad que evitasen posibles filtraciones–, según las contadas fotos del mismo que se han deslizado en Twitter el escenario de Los Barruecos representaría Altojardín, el hogar de la casa Tyrell Más que un lugar idílico, este paraje extremeño responde a tierras agrestes salpicadas por grandes formaciones rocosas en las que no se esconde ningún rasgo de vida.
Antes de dirigirnos a la siguiente localización, conviene despedirse de Los Barruecos haciendo un alto en Malpartida de Cáceres para degustar, en cualquiera de sus bares, un buen frite de cordero o una morcilla patatera, típicos de esta zona. Otra opción es pasarse por el Restaurante O Brazero, muy popular en la zona, en cuya puede comprobarse la cercanía de la frontera con Portugal; conviene probar su bacalao dorado y el frango frito (pollo a la brasa).
Trujillo, érase una vez un castillo
Conocida por ser cuna de los conquistadores españoles más conocidos, esta coqueta ciudad extremeña, a unos 45 kilómetros de Cáceres, guarda la esencia de un pasado en el que los caballeros y las princesas galanteaban por su plaza mayor, en el que el vino se bebía directamente de la tinaja y en el que los juglares repartían versos cantados el día del mercado. Todo en Trujillo huele a Edad Media. Vigilante desde la cima de la colina Cabeza del Zorro, el imponente castillo de Trujillo fue construido en el siglo XII aprovechando restos de una alcazaba anterior. Tiene siete torres y conserva casi intactas cuatro de sus siete puertas de entrada, que en 1479 vieron desfilar a los Reyes Católicos justo antes de firmar el histórico Tratado de Alcaçovas, que selló en esta cercana localidad lusitana la paz entre Portugal y los reinos de Aragón y Castilla.
El rodaje de Juego de Tronos en Trujillo se centró en la muralla que rodea el arco del Triunfo y en un aljibe cercano. Allí las tropas de los Lannister se desplegaron por toda la albacara y la parte alta de la histórica fortaleza trujillana, donde ondeaban tres banderas con el león que distingue el estandarte de la casa más poderosa de Poniente. El castillo de Trujillo fue el lugar escogido para escenificar la toma de la fortaleza de Altojardín. Por las calles de la ciudad y en algunas fotografías se ha podido ver a Bronn y a Jaime Lannister –interpretados por Jerome Flynns y Nikolaj Coster-Waldau, respectivamente) subiendo las cuestas trujillanas bajo unas excepcionales medidas de seguridad.
Después de recorrer el casco histórico de Trujillo se puede disfrutar del menú del restaurante La Troya (20 euros) en un lugar pintoresco, la plaza Mayor trujillana. O bien, también auténticas, las sopas de tomate, migas y otras delicias locales del mesón Hueso, aderezadas con vinos de pitarra.
Cáceres, joya medieval
El casco antiguo de la capital cacereña es uno de los conjuntos monumentales de la Edad Media y el renacimiento mejor conservados de Europa. Patrimonio mundial desde 1986, su legado parece haber rejuveneciendo con los años, mostrándose mucho más accesible. La máquina del tiempo comienza a funcionar en el arco de la Estrella. Nada más cruzarlo el visitante se adentra en otra época que parece hacer extraños a lo contemporáneo. Por la plaza de las Veletas, el adarve de Santa Ana, la Casa del Sol o la Torre de Bujaco uno espera tropezarse con algún lazarillo guiando la mano de invidente dueño, alguna comitiva transportando a un noble bajo palio o un campesino vendiendo parte de su cosecha para avivar su esquilmada economía. Los que desentonamos somos nosotros: paseantes en vaqueros, zapatillas de deporte, dulzones perfumes y móviles en mano. El centro histórico de Cáceres tiene cientos de rincones para admirar (como el Palacio y la Torre de Carvajal, la plaza de San Joge o el Palacio de Roda y su esbelta Torre de Sande) y varios museos imprescindibles (desde el Museo de Cáceres, con obras de Miró o Tapies, hasta la Casa Pedrilla y el museo Guayasamin), pero sobre todo tiene mucho por caminar.
La densidad y riqueza del patrimonio histórico que se conserva en Cáceres le ha permitido acoger dos localizaciones distintas. Los productores de HBO decidieron ubicar en la ciudad extremeña dos lugares emblemáticos de Juego de Tronos: Desembarco del Rey y Antigua. La primera de ellas, Desembarco del Rey, aterrizó en las laberínticas callejuelas del casco antiguo de la ciudad, en sus plazas llenas de historia y en sus cuestas medievales. Cáceres se llenó de enseñas Lannister. El Adarve, el Arco de la Estrella, los exteriores de la Catedral de Santa María, los Golfines, San Jorge y la Cuesta de la Compañía ambientaron Desembarco del Rey y durante varios días se rodaron escenas en todas estas localizaciones: desde desfiles triunfales hasta conversaciones intrigantes y otras escenas que se desvelarán este verano en el estreno de la séptima temporada.
Muy cerca de allí, quienes visiten Cáceres próximamente podrán trasladarse también hasta Antigua, la ciudad más antigua de Poniente, donde los maestres aprenden el oficio. Las cacereñas plazas plaza de las Veletas y de San Mateo se convirtieron en un improvisado mercado de aspecto medieval para la serie.
Culminado el recorrido, en El Figón de Eustaquio encontramos recetas típicamente extremeñas como platos de venado o jabalí y las tradicionales migas. También sirven buenos pescados y rabo de toro. Una alternativa más moderna es Oquendo, con tapas actuales de tradición vasco-extremeña y una carta interminable donde reina la fusión: jamón ibérico, kokotxas de bacalao, solomillo ibérico, marinado de atún o callos a la extremeña.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.