Hielo de colores en Harbin
La Revolución Cultural de 1966 obligó a cancelar el festival de Hielo y Nieve de esta ciudad al noreste de China, que reanudó en 1985 su fantástica celebración anual
Situada al noreste de China, Harbin cuenta con un gran trasfondo histórico: debido a su cercanía a Rusia, la influencia de este país es inevitable y se siente en las calles, la gastronomía e incluso en el carácter de sus diez millones de habitantes. Sin embargo, dejando atrás un siglo XX marcado por los conflictos con soviéticos y japoneses, Harbin ha florecido gracias a su nombramiento como Capital de la Música por la UNESCO en 2010 y, sobre todo, a su anual Festival de Hielo y Nieve, que se celebra durante los meses de enero y febrero.
La 31ª edición de este año promete durar hasta finales de febrero, ya que, si su programación depende de las temperaturas de la ciudad, el promedio del presente invierno está siendo de 17 grados bajo cero, con picos de hasta -38 grados. Turistas y expertos en esculturas de hielo llegan desde todas partes del mundo para admirar embelesados las flores, jardines, lagos y esculturas creados a partir del agua helada del río Songhua, que discurre justo al lado del recinto del festival. Hay hasta edificios enteros de hielo. El verdadero espectáculo visual, de una gélida y festiva luminescencia, comienza cuando la noche cae y todo las creaciones son iluminadas con luces de colores.
La entrada matinal al festival (de 9 a 12 de la mañana) cuesta 150 yuanes (20 euros), mientras que la de tarde y noche permite acceder desde las 12 de la mañana hasta las 9 de la noche por 330 yuanes (45 euros). Se trata de una opción más ventajosa, ya que se puede visitar el recinto de día y de noche, con atardecer incluido.
500 tigres y arquitectura neobizantina
Cómo llegar
La opción más cómoda es el avión; el aeropuerto de Harbin recibe conexiones nacionales e internacionales. Se encuentra a una hora del centro, al que se puede en autobús (20 yuanes; 3 euros) o taxi.
El tren de alta velocidad desde Pekín tarda 11 horas. El resto de conexiones ferroviarias son mucho más lentas y desaconsejables si no tenemos mucho tiempo.
Harbin ofrece mucho más que hielo y nieve. Por ejemplo, cuenta con el mayor centro de cría de tigres siberianos de toda Asia. Fundado en 1986 con apenas ocho ejemplares, en la actualidad alberga más de 500 (los visitantes pueden llegar a observar a un centenar) y solo durante el pasado año nacieron 105 cachorros, lo cual asegura la supervivencia de esta especie. La entrada a la reserva cuesta 90 yuanes (12 euros).
Si el viajero prefiere pasear, resulta recomendable hacerlo por la calle principal de Harbin, Zhongyang Dajie, en el centro. Podrá comprobar la clara influencia rusa en esta ciudad china conocida como la Moscú de Oriente, repleta de edificios de estilo barroco y neobizantino, como la Iglesia Ortodoxa de Santa Sofía (20 yuanes, 3 euros), que alberga en la actualidad el Museo de Arquitectura.
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