El eco de Polop
Una ruta por las montañas alicantinas, entre olivos y almendros, hasta el mirador Casa de Dios
Polop es una villa en la provincia de Alicante, en la denominada Marina Baixa, que esconde un curioso itinerario por sus montañas. La ruta nace y muere en el pueblo, Polop-Salt-Polop, y describe un recorrido circular de 26 kilómetros, señalizado por franjas horizontales blancas y amarillas, que, entre olivos y almendros, cruza un espectacular mirador: la Casa de Dios.
La caminata comienza por la carretera que lleva a Guadalest (CV-70). A unos 500 metros aparece un camino mal asfaltado, a la izquierda de una rotonda; se trata del Camí de Galapdar, un sendero de tierra que, tras un duro ascenso, desemboca en Casa de Dios: un mirador con extraordinarias vistas desde el que se avista el Mediterráneo. La subida no acaba aquí: continúa por un serpenteante camino rodeado de olivos, almendros, higueras y algarrobos, que sale a la izquierda, hasta coronar el Collado de Llamp, el punto más alto de la senda.
Comienza el descenso dejando a la izquierda el impresionante Puig Campana, de 1.410 metros. Casi en el ecuador de la ruta, en el kilómetro 11, Mas Sacarets aparece como un oasis montañosos que ofrece al caminante descanso y agua fresca para refrescarse. Es el momento de girar a la izquierda, en dirección Sella, para llegar al Barranco del Xarquet, encajonado de manera violenta y abrupta. Dejando a la derecha sus impresionantes paredes, aparecen unos singulares edificios en mitad del bosque. Se trata de las dependencias de una comunidad monástica budista instalada desde hace años en la campiña alicantina.
Continuando el camino aparece el Collado del Sanxet, donde se ubica la Masía de Papachi, y de ahí, al Collado de Salt, que ofrece otra impresionante panorámica. Esta vez de los valles circundantes: el de Marina Baixa, el de la Xorta, el Carrascal del Parcent y la Bernia. Un majestuoso y sinuoso sendero rodeado de una frondosa vegetación lleva al caminante a Peña Roc, donde el eco muestra una intensidad emocionante. Entre apriscos, corrales y masías, pasando la Casa de los Almassares, se visita de nuevo la Casa de Dios. Última parada antes del descenso definitivo hasta Polop. Un paseo de 26 kilómetros recorridos en unas siete horas.
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