Montañas para todos
Desde una tranquila caminata hasta la cumbre del Ben Nevis, en Escocia, hasta la escalada del Matterhorn, en Suiza, solo para iniciados, diez cumbres para respirar y contemplar
No hace falta subir al Everest ni al K2 para disfrutar del placer del montañismo de alto nivel. Estas montañas no son inaccesibles pero tampoco están a la altura de todos. Y el que avisa no es traidor.
01 El gélido techo de Europa
MONTE ELBRUS (RUSIA)
Lejos de las populares y archiconocidas cimas de los Alpes se alzan las frías cumbres gemelas del monte Elbrus, el techo de Europa. Mil metros por encima de las montañas que le rodean en la cordillera del Caúcaso, en la frontera entre Rusia y Georgia, el Elbrus podría intimidar un poco por su altura (5.642 metros), pero en realidad no ofrece verdaderas dificultades técnicas; incluso hay un telesilla que llega hasta los 3.800 metros, donde empieza la ascensión. A poca distancia está el Campo 11, desde donde quedan ocho horas de subida hasta la cima. Eso sí, no hay que subestimar la montaña: en 2004 se cobró 48 vidas.
Para empezar el ascenso hay que dirigirse al refugio de Barrels Hut desde los remontes de Azau.
02 Dioses y senderistas
MONTE OLIMPO (GRECIA)
El viajero se codeará con los dioses al escalar el monte más alto de Grecia, en Tesalia, mítico hogar de las deidades olímpicas. Hoy en día, los que peregrinan al Olimpo son los escaladores, que emplean dos días en coronar su punta más alta, el pico Mitikas (2.918 metros). La ruta normal de ascenso, la más transitada, empieza en la diminuta aldea de Prionia, a 18 kilómetros de Litohoro. Desde aquí se tardan dos horas y media hasta el refugio A, y luego quedan otras tres horas hasta el Mitikas. En la cima no hay que olvidar firmar el registro de visitantes.
Una habitación común en el refugio A, cerca de Prionia, punto inicial del ascenso, cuesta unos 20 euros.
03 Ascender entre volcanes
GUNUNG BROMO (INDONESIA)
Tres picos volcánicos nacen de la gigantesca caldera de Tengger, en Java. El más pequeño es el Gunung Bromo (2.392 metros), pero es el que más visitan los escaladores. La ruta más sencilla y popular para coronarlo pasa por la pequeña aldea de Cemoro Lawang, ubicada en el borde del cráter, a la que se accede desde la ciudad de Probolinggo. Después, se atraviesa el mar de arena del cráter y al cabo de una hora se pisa la cumbre para disfrutar las vistas del cráter humeante. El mejor momento para llegar a la cima es al alba, como en cualquier montaña.
Las agencias de viajes de Solo y Yogyakarta alquilan microbuses hasta Bromo por tarifas que oscilan entre las 100.000 y 150.000 rupias indonesias (entre 6 y 9 euros).
04 Desde lo alto del Atlas
YEBEL TOUBKAL (MARRUECOS)
La montaña más alta del norte de África (4.167 metros) es bastante amable con los montañeros. Desde el inicio de la ascensión, en la población de Imlil, a unas dos horas en coche de Marraquech, hasta el refugio de Toubkal, a unos 3.200 metros de altitud, justo debajo de la ladera oeste del Gran Atlas, se afrontan unas cinco horas de caminata sin dificultades. Desde aquí, al día siguiente, los excursionistas se apresuran para subir, hacer cumbre y bajar de nuevo hasta Imlil, todo en la misma jornada. El mayor reto del Toubkal son sus largas laderas de pedregal -no hay que desesperarse- y laposibilidad de encontrar arenas movedizas.
Se puede ir en taxi desde Marraquech a Imlil; la caminata hasta el refugio es sencilla y lleva medio día recorrerla. Saltar por el pedregal a la bajada es sumamente divertido.
05 En tren panorámico casi hasta la cima
MATTERHORN (SUIZA)
Para quienes sepan que un crampón no es una lesión deportiva, hay pocas cumbres más seductoras que el majestuoso perfil del Matterhorn o monte Cervino, visto desde la localidad suiza de Zermatt. Con forma de dedo roto, se trata de un ascenso técnico que requiere de experiencia en montaña. Aunque su característica pirámide de roca asustó a los primeros alpinistas, la arista Hörnli, la vía normal de ascenso para la mayoría de escaladores, se considera actualmente una ruta sencilla. La escalada empieza en lo alto del teleférico de Schwarzee, se duerme en el refugio de Hörnli y al día siguiente, en función del ritmo de cada cordada, se puede alcanzar la cima al amanecer.
A Zermatt, excelente campamento base para la excursión, solo se puede llegar en tren, como el panorámico Glacier Express. Desde el pueblo se pueden coger taxis eléctricos (los únicos vehículos permitidos) hasta el inicio de los senderos de montaña.
06 Vistas de Ciudad del Cabo
TABLE MOUNTAIN (SUDÁFRICA)
Dicen que más de 300 senderos surcan la montaña de la mesa, de 1.086 metros, cuya cima plana proporciona a Ciudad del Cabo el mejor mirador posible y su máximo esplendor visual. Sin embargo, para muchos solo se trata de llegar a la cumbre y lo más rápidamente posible. En este caso, hay que elegir el cañón de Platteklip, la ruta más sencilla: requiere entre dos y tres horas de subida y apenas unos cuatro minutos de bajada gracias al teleférico. El ascenso con menor desnivel es por la pista de jeeps que atraviesa la Black Table, aunque el camino es algo más largo. Hay una cafetería bien surtida (aunque cara) en lo alto de la montaña. Hacer trampa y coger el teleférico de bajada sale por 70 rands sudafricanos (unos 5 euros).
07 Un 'munro' muy popular
BEN NEVIS (ESCOCIA)
La montaña más alta de Gran Bretaña tiene un atractivo que no reflejan sus cifras. A pesar de su poca altura, 1.344 metros, y una meteorología muy inestable, los caminos del escocés Ben Nevis suelen estár abarrotados de senderistas y escaladores. Para casi todos, el ascenso se limita a seguir la hilera de personas que recorren la pista de montaña que marca la ruta normal de ascenso, pero los escaladores expertos prefieren algo más difícil: acceden desde el cercano pico del Carn Mór Dearg a una escalada más compleja que requiere de material técnico (cuerda, piolet, crampones, etcétera) y recorre una emocionante arista de roca entre las dos cimas. Si el Ben Nevis abre el apetito montañero, quedan por escalar otros 283 munros (picos escoceses de más de 914,4 metros).
Conviene fijar la base en Fort William y comprar un mapa o llevar un gps: la montaña cuenta con muchas rutas senderistas. Además la meteorología cambia muy rápido y suele ser muy adversa en invierno; muchos viajeros se han quedado tirados y algunos han muerto.
08 La escalera de Moisés
MONTE SINAÍ (EGIPTO)
Moisés lo subió y volvió de su cumbre con unas tablas de piedra; los viajeros que aguanten despiertos hasta el amanecer equipados con saco de dormir y ropa de abrigo se traerán una bella panorámica desde la montaña insignia de la península del Sinaí. La ruta empieza en el monasterio de Santa Catalina, patrimonio mundial de la Unesco, desde donde se puede subir cómodamente en camello (unas dos horas de camino) o sudar haciendo penitencia por la Escalera del Arrepentimiento. La cima, de 2.285 metros, ofrece fabulosas vistas de las escarpadas montañas y los profundos valles circundantes.
El ascenso puede hacerse en zigzag por la ladera y el descenso por la Escalera del Arrepentimiento (3.750 escalones). Hay alojamiento cerca del monasterio de Santa Catalina.
09 ‘Overbooking’ en la cumbre
MONTE FUJI (JAPÓN)
Se dice que el Fuji es el monte más escalado del mundo y, probablemente, también uno de las más reconocibles. Situado a lo lejos de Tokio, sus 3.776 metros lo convierten en el techo nipón. La mejor época para ascenderlo, los meses de julio y agosto, no es, para algunos, la más propicia: tan grande como la montaña es el gentío que la transita en estos dos meses, por lo que eligen otros períodos del año para subir a la cima. Desde los puntos de partida clásicos se tarda unas cuatro horas y media hasta la cumbre, a la que es recomendable llegar al amanecer para ver salir el sol por encima de las nubes.
Desde Tokio, hay que tomar el autobús exprés en Shinjuko. El viaje dura dos horas y media, cuesta unos 2.600 yenes (19 euros) y hay que bajarse en la quinta parada, en la estación de Kawaguchiko, donde comienza el ascenso.
10 A lomos del Half Dome
YOSEMITE (CALIFORNIA, EE UU)
Erguido sobre el valle de Yosemite, el Half Dome es una de las obras de arquitectura natural más impresionantes del mundo: una enorme cúpula de roca seccionada verticamente por la mitad que se levanta desde el fondo del valle; un imán para excursionistas, escaladores y turistas. Para contemplar Yosemite desde su cumbre hay que comenzar a caminar en Happy Isles y completar un ascenso que supera los 1.000 metros de desnivel. Lo mejor vienen al final, con un aéreo y vertical tramo que permite subirse al lomo rocoso del Half Dome (ladera noreste) y que está equipado con cables de acero para facilita el aseguramiento de los ascensionistas. Arriba se alcanza un amplio plató llano de unas dos hectáreas de extensión con fabulosas vistas hacia el valle de Yosemite, especialmente desde su punta noroeste. Se puede subir, en función de nuestra preparación, en una jornada titánica o acampar bajo el lomo noreste y emplear dos jornadas para ello.
Los novatos deben prepararse; los rangers solo escoltan a los escaladores malheridos, así que conviene proveerse de linterna y agua extra.
Más información en la guía Lonely Planet 1000 lugares únicos y en www.lonelyplanet.es
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