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La laguna de Thoreau

A 30 minutos de Boston, el escritor encontró un refugio de paz y naturaleza en Walden Pond

En verano, muchos nadadores entrenan en la laguna Walden antes incluso de que amanezca.
En verano, muchos nadadores entrenan en la laguna Walden antes incluso de que amanezca. Joanne Rathe

El frío helador nos da una tregua el primer fin de semana de febrero y decidimos aprovecharlo para ir hasta la ciudad de Concord, a unos treinta minutos al oeste de Boston, y visitar la famosa laguna Walden, conocida como Walden Pond en inglés.

En esta mañana de invierno la laguna está completamente helada, y niños y mayores se lo están pasando en grande sobre patines de hielo y con palos de hockey. También hay pequeños grupos de pescadores que esperan pacientes a ver si pica algún pez en alguno de los pequeños agujeros que han hecho en el hielo. Nosotros decidimos caminar alrededor del pequeño lago en busca del lugar en el que Henry David Thoreau (1817-1862), considerado uno de los padres de la literatura estadounidense, pasó dos años viviendo en una pequeña y austera cabaña que él mismo construyó y en la que escribió Walden, la vida en los bosques (1854).

Thoreau, natural de Concord, decidió alejarse de todo para demostrar que el hombre necesita muy poco para vivir y que la verdadera vida del hombre libre está en medio de la naturaleza. El ensayista y naturalista estadounidense construyó su cabaña en un trozo de tierra muy cercano a la orilla de laguna que le prestó su célebre amigo Ralph Waldo Emerson, figura principal del trascendentalismo y también vecino de Concord en aquellos años.

Hoy la cabaña ya no está, pero unos pequeños pilares marcan el sitio en el que fue construida y junto a ella podemos leer una de las frases de Walden, que Thoreau escribió allí mismo entre 1845 y 1847: “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome solo con los hechos esenciales de la vida, y ver si no podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido”.

La réplica de la casa y una estatua del mismo ensayista se encuentran a la entrada de esta reserva estatal de Massachusetts, que en verano se convierte en una popular playa. Es precisamente en los meses de temperaturas más templadas cuando muchos nadadores llegan a la laguna incluso antes de amanecer para entrenarse para un triatlón o nadar por placer. Seguro que es en este tranquilo momento del día cuando estos deportistas encuentran aquella paz que tan bien describió Thoreau.

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