Pletórico de color

Ha hecho falta que cayera el consumo dramáticamente en España —de 70 a menos de 20 litros por habitante y año— para que la oferta de vinos de calidad se dispare en una encarnizada lucha por ganar consumidores, cada vez más entendidos y exigentes. En esta batalla, donde el precio representaun papel tan determinante, la singularidad de cada oferta es muy importante.

La búsqueda de la personalidad llevó al enólogo al viñedo. Allí cató la uva, conoció el secreto de la cepa y elaboró el mejor vino. Uno de estos enólogos tocados por la genialidad es Marcos Eguren. A él se deben vinos de terruño tan significativos como Amancio, La Nieta, El Puntido, en Rioja, y Alabaster, en Toro. El más asequible es El Puntido, un tinto soberbio que nace en la finca del mismo nombre, situada en Páganos-Laguardia.

Son 25 hectáreas de tempranillo, plantado hace 40 años, con un bajo rendimiento y cuidada agricultura integral. Excelente materia prima con la que se obtiene un tinto pletórico de color, de aroma sugerente, donde la fruta silvestre, madura y fresca, se viste con los perfumes de flores blancas y se envuelve en la densidad del roble, con sus apuntes de vainilla y tabaco; todo encerrado en la telúrica personalidad del terruño. La contundencia sápida, su carnosidad y paladar robusto, pide años en la botella para metamorfosear su contundente verdad en aterciopelada exquisitez.

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