La isla donde no pasa nada
El actor Juan Diego Botto decidió perderse en una isla de Maldivas cuyo nombre no puede recordar
A Juan Diego Botto no le entusiasma volar. Tras dos escalas, en Londres y Colombo, el actor —responsable esta temporada de la programación de la madrileña Sala Mirador (Doctor Fourquet, 31), que tiene en cartel la obra Perdidos en Nunca Jamás—tuvo que montarse en un avioncito diminuto para llegar a una isla de Maldivas. “Estaba aterrorizado”.
¿No tiró de sedantes?
En la primera parte del viaje no los necesité. Volamos estupendamente con las líneas aéreas de Sri Lanka. La única particularidad es que al entrar en la cabina olía a curry. En Colombo, la ciudad con más población de Sri Lanka, transbordamos a esa avioneta. Ahí empezaron los problemas.
¿Qué le ocurrió?
Primero descubrí que me había olvidado los sedantes. No quería montarme en ese artefacto que parecía tan endeble, pero no me quedó otra. Al final, me entretuve viendo los atolones desde las alturas; Maldivas es un país formado por unas 2.000 islas. Nosotros, tras 20 minutos de vuelo, aterrizamos en una del tamaño de El Retiro.
¿Le dio síndrome de insularidad?Buscaba un sitio recóndito, lo más alejado posible de mi realidad; lo más manejable y donde no pudiera haber ningún tipo de conexión con el mundo. Una isla donde no pasara nada. Y Maldivas, en general, no abre titulares de los telediarios.
¿Cómo se entretenía?
Cruzando la isla a pie de punta a punta y bañándome en playas donde el agua nunca terminaba de cubrirte. Pero a partir del tercer día, con tu bungaló te bastaba. ¿Nos va a decir qué isla era?
Los nombres eran un poco imposibles. No estábamos lejos de Malé, la capital. Y la isla más grande es Reethi Rah. Esas eran mis referencias. Todos los islotes se parecen un poco: llenos de vegetación y con chozas flotando en el océano, cuyas aguas dejan ver todo tipo de animales.
¿Buceó?
Realicé alguna inmersión a pulmón. Lo que hay en esas aguas es espectacular. En cualquier lugar ves multitud de peces. Incluso vimos un calamar enorme. También había pájaros de muchos colores y pequeños cuervos que no paraban de graznar. Un espectáculo. Es una pena que debido al calentamiento global y al aumento del nivel del mar se estén planteando construir islas artificiales para mantener el país.
¿Visitó alguna?
No sé si había alguna ya acabada. Creo que este año empiezan un complejo. Por suerte, yo visité Maldivas antes.
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