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trotamundos

Mi retrato misterioso

La actriz Alicia Borrachero encontró en un hotel de la Costa Amalfitana un cuadro en el que la retratada, con toquilla, parecía ella

Pablo León

La Costa Amalfitana representa el destino perfecto para Alicia Borrachero. La actriz, que estrena en Madrid Desclasificados(Teatro Bellas Artes; del 21 de agosto al 27 de octubre), visitó el sur de Italia por primera vez con su madre y su hermana. Después, volvió de reluna de miel. “El primer viaje de novios fue un desastre”, dice Borrachero. Para solucionarlo, aterrizó en Nápoles.

La actriz Alicia Borrachero.
La actriz Alicia Borrachero.

¿Qué ruta realizaron?

Alquilamos un coche en la capital de Campania y de ahí bajamos a Sorrento. Lo primero que vivimos fue el tópico del tráfico italiano: pitidos, gritos, caos… Es una locura cómo conducen, pero llegamos a la ciudad y establecimos nuestra base. De ahí, nos lanzamos a recorrer el mar Tirreno. Paramos en Positano, con sus casas de colores colgando sobre el golfo de Salerno; Amalfi, que da nombre a la región, y Ravello, una visita imprescindible.

¿Por qué?

Al entrar en el municipio, te trasladas al medievo italiano. Está encima de unos acantilados y debajo, un mar infinito. Por las noches, en un mirador sobre el cortado, una orquesta sinfónica interpreta conciertos al aire libre.

Qué evocador…

En los alrededores aparecen mansiones impresionantes, como Villa Rufolo. Data del siglo XIII, Boccaccio la menciona en el Decamerón y dicen que Wagner se inspiró en ella para el diseño de los decorados de Parsifal. La región siempre ha tenido un vínculo con el arte y muchos artistas se han retirado a ella en busca de inspiración.

¿Sintió la llamada de las musas?

No, pero me pasó algo curioso con un cuadro. Íbamos un poco sobre la marcha, sin reservas. Una noche no sabíamos dónde dormir. Llamé a una amiga y nos consiguió un hotel. Tras hacer el check in, fuimos a la habitación y en el pasillo nos encontramos un cuadro.

¿Qué había representado?

Parecía antiguo y en él estaba pintada una mujer con toquilla, ropas nobles, mirada melancólica y una cara que se parecía ¡a la mía! ¡Era yo! No es que nos pareciéramos, es que estaba yo pintada.

¿Preguntó quién era la dama?

Lo intenté varias veces, pero cada vez que me acercaba a recepción me parecía tan graciosa la pregunta que no podía parar de reírme.

¿No sería que se pasó con el limoncello?

No suelo beber, pero con ese licor me emborraché un par de días. Para mí no hay nada mejor que un buen plato de pasta. Tras la cena, siempre te ofrecen un chupito. Algo difícil de rechazar.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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