Antesala de la Bienal de Venecia en León

Un museo que desnuda el aparente vigor de sus muros, de sus estructuras y de una época. Un espacio que va más allá de sus paredes y se completa con la cercanía del lugar, un gran solar paradigmático de la burbuja urbanística y económica en la propia ciudad. Así se presenta la actual propuesta estelar de la temporada expositiva en el Museo de Arte Contemporáneo de León (Musac). Una temporada con la artista Lara Almarcegui como protagonista de un conjunto que podría verse como una introspección del propio museo y una incursión en la actualidad de la calle, y que se puede disfrutar (últimas semanas) hasta el 19 de junio. La exposición, Parque fluvial abandonado, se transmuta en la Bienal de Venecia del 1 de junio al 24 de noviembre. La artista zaragozana y su rompedora propuesta en torno a los descampados y la memoria rota de los paisajes han sido elegidas para representar a España en una de las citas más importantes del arte contemporáneo mundial.

Manuel Segarde y el hasta hace nada director del Musac, Agustín Pérez Rubio, son los comisarios de una obra que alberga la sala 2 del museo de arte de vanguardia de Castilla y León. Una muestra que se extiende extramuros, hasta el casi fantasmagórico polígono urbanístico de La Lastra, a través de la ciudad.

En la sala del Musac la obra se compone de más de 700 metros cúbicos de hormigón, acero, aluminio, cristal y arena, recreación de cómo serían sus propias paredes derruidas. Pero para los más exigentes un paseo de sólo 3 kilómetros –que obliga a cruzar la histórica y milenaria ciudad por todas sus fases de desarrollo– permite visitar el área sobre la que gira la idea original de Parque fluvial abandonado. Almarcegui lo explica y cierra el círculo de esta poliédrica creación mediante un vídeo que se exhibe en el museo y con el que pretende interpretar con imagen y sonido espacios abandonados y al margen de la lógica.

A Lara Almarcegui y sus restos de construcción se suma Rosa Barba con Un lugar único para el individuo. La sala 1 y los patios del museo albergan hasta el 9 de junio otra propuesta que tiene como protagonista también al propio edificio y al proyecto expositivo del Musac, y que ha sido creada específicamente para él. La artista lo convierte en un espacio escénico lineal, mediante montajes videográficos narrativos en los que el visitante puede interactuar con la obra y el espacio en una suerte de performance.

La temporada del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León se enriquece con Alejandra Riera (Vues parcielles, vistas parciales) y Apolonija Sustersic (Auditorium/Display). Ambas propuestas ocupan los espacios más experimentales, jóvenes y dinámicos, el Laboratorio 987 y el Proyecto Vitrinas. En ambos casos giran también sobre una introspectiva del propio museo y la narrativa artística.

Completan la propuesta Los talleres del artista de la prestigiosa rumana Geta Brătescu, quien ‘cuelga’ hasta septiembre en León algunas piezas que rara vez se han expuesto, en un repaso a una trayectoria de décadas. Y junto a ella, también hasta septiembre, Una posibilidad de escape, que escoge obras de varios artistas de la colección propia del Musac, con la que el centro pretende obligar a repensar la actual realidad.

Ni la crisis, los cambios en la dirección o la falta de recursos parecen haber logrado empequeñecer la trayectoria y la consolidación del joven Musac. Una propuesta que se puede culminar después entre vinos y  tapas por el Barrio Romántico o el Barrio Húmedo de León, por callejuelas al pie de los muros de otras joyas artísticas con tanta solera como el románico de la colegiata de San Isidoro, el gótico de la catedral o el modernismo de la Casa de Botines de Gaudí.

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