_
_
_
_
Fin de semana

20 puertos deliciosos

Estampas de barquitos, tabernas, mercados de abastos y atardeceres relajantes. Muelles para disfrutar de la actividad marina y para comer muy bien. De la Isleta del Moro a Portocolom, de Ortiguera a Bajo de Guía

Es Caló de Sant Agustí, en Formentera.
Es Caló de Sant Agustí, en Formentera.Gonzalo Azumendi

Hay una estirpe de viajeros amigos de detenerse en los detalles que han hecho de los muelles su paraíso particular. Lo mismo por el hielo, el crujido de amarres que se tensan, las manchas iridiscentes o el tintineo de los mástiles que por su aroma, como de pintura vieja.

No es el momento de referir clásicos como Pasajes de San Juan (Gipuzkoa) o Calella de Palafrugell (Girona); iremos más allá con otros 20 enclaves que estimulan, y de qué manera, el fervor porteño.

ANDALUCÍA

01 Pescadores restauradores

Isleta del Moro Arráez, Níjar, Almería

Isleta del Moro, en Almería.
Isleta del Moro, en Almería.Arco J. Moreno

Nada describe mejor este poblado marinero que sus cinco restaurantes de pescado (La Ola, 950 38 97 58) y su mirador enclavado en la parte alta. Y su peñón balleniforme, sujeto a tierra por una formación tombólica. Los barcos de cerco echan el ancla en el exterior —falta calado—, mientras las chalupas y botes cabeceros son arrastradas al varaó o a la estupenda playa del Peñón Blanco, según sople Levante o Poniente. Del Peñón Blanco parte un sendero que en 20 minutos nos deposita en la playa nudista de Los Toros.

Faenan dos familias, de gran notoriedad pesquera, en el parque natural del Cabo de Gata: los Fresnedas y los Chinorros. Hay buceadores y bañistas. Y siempre, gaviotas. A mediados de julio abre la terraza (con actuaciones) del Café Casa La Loma.

02 El Rocío y el Bigote

Bajo de Guía, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz

Los restaurantes ocupan las tabernas sanluqueñas donde se safaban (repartían) las ganancias tras la jornada pesquera. Casa Bigote (956 36 26 96) se halla emplazado en lugar de privilegio. Luego, Bajo de Guía cambió de ambiente al inaugurarse el puerto de Bonanza (acceso prohibido).

Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz.
Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz.Cristina Quicler

El Guadalquivir transcurre pausado, con mansedumbre de vida provinciana. Todo nos remite a un Amazonas andaluz, entre coloraciones verdes, ocres y azules, dependiendo de la hora del día. Veremos atracado el Real Fernando (www.visitasdonana.com), barco con el que se realizan recorridos por Doñana.

El paso del Guadalquivir por parte de las hermandades gaditanas del Rocío —el día 14, pero en especial el 15 de mayo— tiene los visos de un espectáculo anfibio, embarcados casi 10.000 rocieros con sus animales de montura y vistosas carretas de simpecado.

03 Moderneo entre jábegas

Playas de Pedregalejo, Málaga capital

El barrio de Pedregalejo tiene una morfología de caletas de arena oscura y escolleras acabadas en arcos delante de casas con dibujo rural. Hay restaurantes entrañables, como Miguelito El Cariñoso, junto a chambaítos que cobijan estilizadas barcas de jábega (por jábega se entiende el arte de pesca playero ya prohibido); nos toparemos con la Traya, La Almoguera y la Cordela. Le Corbusier, para quien los barcos eran la arquitectura más fascinante del mundo, hubiera disfrutado con estas elegantes cuadernas de ocho metros de eslora pintadas con vivos colores, destinadas hoy a la competición deportiva. Desde los ojos pintados para no perderse… todo revela su origen mesopotámico.

Pedregalejo ha pasado a ser cosmopolita por su ambiente bohemio-chic autóctono en perfecto concubinato con el moderneo que aportan los estudiantes de español. A menudo, se dejan ver camisetas Flumen & Co. (www.flumenypepe.com) que cada cual puede diseñar con diferentes tejidos y patrones.

04 Asunto de rederos

El Terrón, Lepe, Huelva

Javier Belloso

Otra joya bien guardada, esta vez en el fondo de la ría del Piedras que forma la flecha del Rompido. Como participando de la rusticidad de las cuatro embarcaciones de trabajo, domina un amontonamiento de redes de arrastre, algunas de colores llamativos, extendidas las que se remiendan. Siempre se ven rederos tejiéndolas. Y es que la excelencia de su pericia hace que las transporten desde los puertos de los contornos. Interesa la media docena de restaurantes de precio módico, que por estas fechas comienzan a servir pescado por las noches, aprovechando el efecto refrescante del marajito (viento de Poniente). En El Terrón solo vive una familia, la del restaurante Revuelta.

ASTURIAS

05 El puerto como frontera

Bustio, Ribadedeva, Asturias

He aquí un inigualable muelle de bolsillo de índole fluvial que solo admite la navegación de los barcos más grandes durante las medias mareas. Es el horario que permite el río Deva en la bella y cromática ría de Tina Mayor, separadora de Asturias y Cantabria. Asistir a la descarga de alguna de sus siete embarcaciones tiene la elocuencia de una pintura parlante. Un consejo: departir a última hora del día con los lobos de mar frente a la rula (lonja), que en breve alojará un observatorio ornitológico. Marchar luego a Buelles para comprar suave queso de cabra (www.quesolachivita.com).

06 En clave minimalista

Ortiguera, Coaña, Asturias

El anonimato de que goza el puerto pesquero astur de menor formato hace de él un atractivo realmente singular. Ortiguera ni siquiera está señalizado: virar hacia el hospital de Jarrio y torcer enseguida a mano derecha. Sus pizarrosas rocosidades nos sumergen en una orografía abrupta, contundente, pulpeira y percebera, repasada por pescadores de pedreru con gancho en ristre. Solo quedan una embarcación grande y dos pequeñas, no en vano su canal de entrada se reduce a 14 metros. Allí en lo alto, la cocina de toda la vida del Restaurante Ferpel (985 47 32 85) atrae por los toques personales de Elio Fernández. Luego se impone, entre casas indianas, llegarse a los faros del cabo San Agustín, custodios de la campana de niebla.

BALEARES

07 De interés etnológico

Es Caló de Sant Agustí, Formentera

Este lugar de interés etnológico atrapa a cuantos se acercan a sus 26 escales (casetas tradicionales), que parecen sombrajos sustentados por palos de dudosa verticalidad. Sus inclinados parales son de madera de sabina, única que soporta la salobridad. Nada como desayunar el típico pa am coses (pan con cosas: tortilla, lomo, etcétera) del hostal Can Rafalet. Para dejar pasar las horas muertas arrellanados en la hamaca divisando nadadores (hay una caleta) y algún buceador. Es imposible no sentir una punzada divisando el azul transparente Mediterráneo. Los miércoles y domingos nos llama el mercado de La Mola, tan artesanal y alternativo como hace décadas.

08 Veleros con estampa

Portocolom, Felanitx, Mallorca

Portocolom, en Mallorca.
Portocolom, en Mallorca.Juergen Richter

Su toponimia alude al descubridor de América, a quien algunos estudiosos tienen por hijo de Felanitx. En pocas ensenadas baleares tienen un protagonismo tan marcado las embarcaciones. En Portocolom hacen fondo veleros de tres y cuatro palos luciendo sus soberanas trazas. Varaderos y casas de nítida blancura son ejemplos del sabor del pasado que sigue vivo en Se Part de Sa Capella, el barrio antiguo. Y con luz de atardecida, nada hay comparable a los llaüts cabeceando y bamboleándose junto a los escars (varaderos). Al chiringuito de S’Arenal, el Blue Bar, acuden quienes buscan paellas (el dueño, Jorge Brotons, es valenciano), cuando no inmejorables puestas de sol. Rebasar el faro y tomar la primera calle a la derecha para recrear la mirada frente a la efigie farera que aparece en el cartel que el felanigense Miquel Barceló pintó para salvar la bahía de la especulación. En estas paredes se practica psicobloc, modalidad de escalada horizontal con la única protección del mar. Para comer, Sa Llotja (971 82 51 65).

09 Magia en la Tramontana

Port des Canonge, Banyalbufar, Mallorca

Este puerto-refugio de la sierra de la Tramontana supone un complemento perfecto a Valldemossa. Siguiendo hacia Andratx, nada más rebasar el desvío a Esporles, en el punto kilométrico 80, comienzan los 4,8 kilómetros de revirada y angosta cuesta (negociarla despacio) salpicada de pinos y encinas. Tras dar cuenta del arroz meloso de langosta que preparan en Can Toni Moreno (971 61 04 26), podemos acercarnos a su zona portuaria, que semeja un xilófono, pero con alcoves (varaderos portátiles) en lugar de teclas. Descubrir esta tela de araña de parats —escalas de madera sobre los que se deslizan los llaüts— representa una estampa inolvidable que se funde con los bañistas de la caleta de cantos rodados.

Resulta recomendable caminar dos deliciosos kilómetros por el Camí des Pinar de Baix, hasta percibir a lo lejos la mansión y la torre de Son Bunyola. Las tonalidades rojizas, más acentuadas al comenzar la declinación de la luz, denotan la geología más antigua de Mallorca.

10 A vela y a kayak

Puerto de Fornells, en Menorca.
Puerto de Fornells, en Menorca.Getty

Fornells, Es Mercadal, Menorca

Merced a su estación náutica (www.enfornells.org), esta preciosa ensenada de cuatro kilómetros de profundidad y forma de jarra responde a cualquier exigencia deportiva. Sobre ella se abate sin contemplaciones la tramontana, pero nunca se levantan olas, para gozo de cualquier windsurfista bisoño (www.windfornells.com). Para matar el gusanillo playero en S’Arenalet y Cabra Salada, al otro lado de la bahía, podemos alquilar un kayak (www.diacomplert.com), o una lancha a motor (www.ocimarmenorca.com), para la que no se precisa título alguno. Unas 30 embarcaciones menores surten al pueblo de las langostas con las que se preparan las calderetas menorquinas. Reservarla en el restaurante Es Cranc (971 37 64 42).

CANARIAS

11 Una naturaleza generosa

El Cotillo, La Oliva, Fuerteventura

Merecen la atención primero sus playas, que por efecto de los escollos se convierten en lagos de inusitada fuerza cromática. Además, El Cotillo aporta un puertito pesquero defendido por el roque de la Mar y un espigón de refuerzo que lo conecta a tierra. A mediodía regresa la flota artesanal, al tiempo que la jubilada marinería se congrega en el Rincón de las Mentiras. El muellito viejo es el lugar más sentimental, con el monumento al marinero.

Los restaurantes de pescado son numerosos y celebrados, La Marisma (928 53 85 43), entre ellos. También, el castillo del Tostón ofrece un impresionante telón en el que captar toda suerte de instantáneas con el sol cayendo como protagonista. No tendrá ni que bajarse del coche.

12 Ganado al mar

Sardina del Norte, en Gran Canaria.
Sardina del Norte, en Gran Canaria.Luis Roca Arencibia

Sardina del Norte, Gáldar, Gran Canaria

El visitante se preguntará por la estrechez del acceso al puerto situado bajo un risco. Todo es muy estrecho. Las fotos de época lo explican: los muelles plataneros son de relleno, es decir, se ganaron al mar. Pasamos primero junto a una caleta de arena, abrigada de los alisios y, por tanto, concurridísima. En el comedor troglodita del bar La Cueva sirven ropavieja de pulpo y, los domingos, sancocho.

El muelle atesora un encanto peculiar, sopesado. Siempre hay falúas de madera varadas, así como botes auxiliares, debido al exiguo calado de este mar idóneo para el buceo de principiantes. Su hora grande llega con la puesta de sol, viendo recortarse la silueta del Teide desde la terraza Mamá Lolilla.

Pasada la marisquería La Fragata dejamos atrás la casa cueva y un dudoso puente comunica con El Roquete, siempre con pescadores apostados. Sardina es una extensión al Parque Arqueológico de la Cueva Pintada.

CATALUÑA

13 Nadando entre atunes

L´Amettla de Mar, en Tarragona.
L´Amettla de Mar, en Tarragona.Fernando Fernández

L’Ametlla de Mar, Tarragona

Es uno de los puertos tarraconenses que aún destilan la más pura expresión de vida pesquera. Delante de las arcadas de la cofradía, a los pies del blanco caserío, aún es posible charlar con los hombres de piel quemada uncidos a las artes de pesca a la vista de las barcas-luz (sardineras) y los barcos de arrastre, que deben arribar antes de las cinco de la tarde si no quieren exponerse a una multa. En muelle aparte están algunas de las seis embarcaciones atuneras autorizadas en España para la utilización del arte del cerco. Una de las empresas, Balfegó, organiza salidas en catamarán (www.tuna-tour.com) para bañarse en sus piscinas de engorde, experiencia singular en Europa. Pasaje: 42 euros; entre 5 y 15 años, 22 euros. El restaurante La Llotja (977 45 73 61) levanta encendidos elogios por sus pescados.

GALICIA

14 En lo remoto

Santa Mariña, Camariñas, A Coruña

He aquí un rocoso fondeadero de la Costa da Morte ajeno a folclorismos desvirtuados. Se manifiesta tras ver el faro Vilán y la no menos agreste playa do Trece. Después, la pista de tierra enlaza con la bajada asfaltada a Santa Mariña y su rompeolas, que aprovecha el roquedal. Los bochos (algas flotantes), con sus tentáculos ocres, se agitan al compás de las chalanas y las boyas, algunas enhebradas con balones de fútbol y proyectiles de corcho. Las barcas grandes salen al pulpo, y las pequeñas, con más incidencia al percebe.

15 Al rico mejillón

Lorbé, Oleiros, A Coruña

El ignoto Porto de Lorbé, límite del monumento natural Dexo-Serantes, ha hecho un culto del mejillón. Sus verdes escarpes dotan de una imagen cuasi tropical a esta pronunciada cuesta, que desemboca en una ría de Ares pródiga en bateas —unas 40 a la vista— que prefiguran la flota de barcos bateeiros, anchos y dotados de una cesta para elevar los cables cuajados de moluscos.

En el Vila II, bar enxebre (castizo) donde los haya, preparan los bivalvos al vapor, la forma más ortodoxa de apreciar los más suculentos mejillones de las Rías Altas; pero también en salsa (chorizo, tomate, vino y agua de cebolla), escabechados y al horno. Dos excursiones añadidas: ver romper las olas en el Seixo Branco (veta de cuarzo níveo que saja el acantilado) y visitar Cerámicas do Castro (www.sargadelos.com).

16 La ‘dorna’ que nos lleva

A Illa de Arousa (Pontevedra) y Aguiño (A Coruña)

Terraza de A Illa de Arousa, en Pontevedra.
Terraza de A Illa de Arousa, en Pontevedra.Santi Burgos

Las dornas son recias embarcaciones características de la ría de Arosa, de 4,50 metros de eslora por 1,60 de manga, que adoptan proas redondas, popas achatadas, vela de relinga y un par de remos. Desde el puente que comunica con A Illa de Arousa se observa, en la playa de Bao, una bella estampa con las dornas de vela latina, que invitan a apuntarse a los paseos y cursos de navegación (www.acddorna.org).

Otro punto de la ría donde se disfruta de dornas varadas, compensando su mayor peso y diseño espartano con su ágil maniobrabilidad, es el muelle coruñés de Aguiño, el segundo puerto gallego por volumen de capturas de percebe. Para ser reconocidas a distancia, es obligatorio pintarlas de rojo encendido. Veremos, además, los restos de su muelle fenicio y la isla de Sálvora.

17 Expresividad pesquera

Bueu, Pontevedra

El 30% de los habitantes en activo de Bueu trabajan directa o indirectamente en la pesca. Nada lo ejemplifica mejor que su escenografía rica y diversa. De barcos bateeiros a polbeiros de anchas caderas y adaptados a la pesca del pulpo. Nasas. Regateiras (pescaderas) arrastrando el género, una estampa gallega en vías de extinción. Y es que Bueu es uno de los contados puertos gallegos que cuentan con mercado de abastos vespertino.

Ubicado en una antigua fábrica de salazón, el Museo Massó recuerda su pasado conservero mediante la vieja maquinaria y elementos de carpintería de ribera, a los que se suma, en la biblioteca, la valiosísima Cosmografía de Claudio Tholomeo (1490) y una colección de incunables (siglos XV-XVIII), entre ellos La divina comedia. La excursión a la isla de Ons es de todo punto recomendable. Para dormir: www.casavideira.com.

MURCIA

18 Pasión por los nudibranquios

La Azohía, Cartagena, Murcia

Todo en la mole del cabo Tiñoso adquiere carácter bellamente promisorio según nos aproximamos a La Azohía, ancestral caserío pesquero de la bahía de Mazarrón en el que la vida sigue siendo un remanso de paz. Las mejores paredes rocosas submarinas de la región levantina, surcadas por coloridos nudibranquios, espetones y peces luna, justifican de sobra el entusiasmo que despierta el cabo entre los buceadores, también por sus aguas transparentes, perfectas para inmersiones de relax. Amigos del Azul las conocen al dedillo (http://amigosdelazul.com).

A pie se sube en 15 minutos a la torre vigía de Santa Elena, magnífica estructura hexagonal frente a la que se divisan las boyas de la almadraba formando un extraño jeroglífico a la espera de que los atunes entren al Mediterráneo para desovar.

PAÍS VASCO

19 Himno a la verticalidad

Elantxobe, Bizkaia

El puerto de Elantxobe, en Bizkaia.
El puerto de Elantxobe, en Bizkaia.Gonzalo Azumendi

Tiene la coherencia estética de los puertos ascensionales, en este caso, aferrado al regio cabo Ogoño, unos de los iconos de la reserva de la biosfera de Urdaibai. Elantxobe reclama el empinamiento, a tal extremo que cuenta con una plataforma giratoria para que el Bizkaibus pueda recoger pasajeros y dar la vuelta. Desde el mirador se disfruta del verde de las encinas y del rojo de los tejados sobre la flota artesanal. Rabas y croquetas de jamón y huevo en el bar Santi. A dos kilómetros está una de las playas más bellas de Euskadi, Laga, y a 7 kilómetros, la Casa Vita (www.proyectovita.com), pionera en cuanto a tecnología aplicada a la sostenibilidad (500 euros por noche, hasta 6 personas).

20 El secreto vizcaíno

Armintza, Lemoiz/Lemónix, Bizkaia

Armintza esconde la caracterología de un puertecito como de juguete, ganado al mar y, por ende, comprometido de embocar por las txalupas.Al magnetismo de la flota artesanal de proa alabeada se añade la antigua fábrica escabechera, además del trasiego de buceadores (www.asut.com) que disfrutan de un relieve submarino repleto de cañones y grutas.

Unos 10 minutos se invierte en subir a la cruz de Gaztelumendi, que rinde tributo a los muertos en la mar y aporta una visión fastuosa de las montañas arboladas y del malecón en forma de bumerán. En 2013 reabrió el asador de menú Kaia Berria (946 87 92 03). Para pecnotar, el hotel Arresi (www.hotelarresi.com).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_