Noche por un tubo
Una calle para siete artesanos, debates entre libros y un restaurante vegetariano de moda. Un día en el barrio zaragozano de La Magdalena y una zona de marcha, el Tubo, con un bar para cada gusto
El zaragozano barrio de la Magdalena bulle. De un fuerte tejido vecinal y asociativo resurge un barrio que vivió épocas de abandono y degradación. Aquí se mezclan en armonía la historia y la modernidad, lo cool y lo comprometido. Bicicletas, arte urbano, restaurantes vegetarianos, librerías alternativas en una de las zonas que nos sirven para iniciar un recorrido por Zaragoza. Una ciudad en la que se pueden ver los grabados de Goya o las numerosas ruinas de lo que fue la ciudad romana, que resisten en pie.
10.00 Solares que no son solares
Empecemos por el principio. Por el principio de la propia ciudad: Cesaraugusta, como la fundaron los romanos 15 años antes de que naciera Jesucristo y que tuvo el honor de llevar el nombre del mismísimo emperador César Augusto. El esqueleto de aquella población permanece rescatado por los museos romanos (www.zaragoza.es/ciudad/museos): el del Teatro, el del Foro, el del Puerto Fluvial y el de las Termas Públicas, una ruta que combina las ruinas conservadas con audiovisuales y gráficos explicativos que dan una idea de cómo se vivía entonces a la orilla del Ebro. Todos cerca del barrio de la Magdalena, donde uno se topa con ciertos solares vacíos, también algo ruinosos, plagados de grafitis, que están abiertos al transeúnte, equipados con mobiliario urbano o jardín y donde los niños juegan. Forman parte del programa de recuperación de espacios abandonados para el uso ciudadano Estonoesunsolar, ganador del Eurocities Award el año pasado, en la categoría de participación. La calle de San Agustín (1) también está siendo recuperada: mediante concurso público, el Ayuntamiento ha adjudicado sietes locales a bajo alquiler a siete iniciativas de artesanía; es el proyecto Sietespacios. Entre ellas, La Cartonería, donde ofrecen muebles, obras de arte y todo tipo de cosas hechas de cartón y que es sede de la editorial, también en cartón, Lata de Cartón; Modalena Showroom, dedicada a la ropa y complementos artesanales, o Grisselda, dedicada a la escultura cerámica. Otra tienda de complementos cercana es Proko.
12.00 Muchas historias
La narrativa oficial de la ciudad se muestra orgullosa de la resistencia de Zaragoza durante los sitios de 1808 contra los soldados napoleónicos. El barrio de la Magdalena actuó como línea defensiva por el Este y fue escenario de cruentas batallas; prueba de ello es la esquina semiderruida de un edificio en la calle del Doctor Palomar, 8, la llamada Casa de los Sitios (2). En el rehabilitado convento cuartel de San Agustín ahora se encuentra el Centro de Historias (3), que, aunque fue planeado como museo de historia de la ciudad, se ha reconvertido en un centro de cultura contemporánea dedicado al arte moderno, la creación joven o la cultura más actual. Coetáneo de los Sitios fue el ilustre aragonés (nació en Fuendetodos) Francisco de Goya y Lucientes, cuyas célebres series de grabados se exponen en el Museo Ibercaja Camón Aznar (Espoz y Mina, 23; lunes, cerrado): Los caprichos, La tauromaquia, Los disparates y Los desastres de la guerra, donde recoge las crueldades de la guerra de la Independencia.
15.00 Almuerzo ecológico
Todo el mundo en el barrio de la Magdalena recomienda, sin dudar, el mismo sitio para comer: el bar vegetariano La Birosta (4) (Universidad, 3-5; www.birosta.com). Se trata de una cooperativa que ofrece comida casera con productos de agricultura ecológica.
17.00 A la vera del Ebro
Ya que estamos en Zaragoza, tiene delito no visitar a la Pilarica. La basílica de Nuestra Señora del Pilar (5), templo barroco a la vera del Ebro, está bien cerca de la Magdalena. Dentro, bajo los techos altísimos, uno parece menguar y no ser casi persona (cosa que, por cierto, también ocurre en la Estación de Delicias, de más reciente construcción, parada del AVE en su recorrido entre Madrid y Barcelona y obra del arquitecto Carlos Ferrater y su equipo, que se unen así a la lista de arquitectos de prestigio que construyeron recientemente en la ciudad con motivo de la Expo del Agua de 2008: Zaha Hadid, Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, Patxi Mangado...). Ahí está la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad, tan famosa... y tan chiquitita (mide 38 centímetros de altura). Al lado de la basílica está la renacentista Lonja de Zaragoza (6), que, también de techos altos, se dedica ahora a sala de exposiciones. Hasta el 23 de abril se puede ver una muy recomendable muestra gratuita del fotógrafo Francesc Català-Roca, un retrato seco, pero también poético, de lo que fue la sociedad española en los cincuenta y sesenta. Además del Pilar, hay otra catedral en Zaragoza, la de San Salvador, conocida como la Seo (7). Contigua a la Lonja, tiene una importante colección de tapices de los siglos XV y XVI de origen francés y flamenco.
19.00 'Magdalena' asociativa
Durante los ochenta, el barrio de la Magdalena, como se le conoce popularmente, era una zona degradada y mal conservada, en la que campaba a sus anchas la heroína. Tanto, que algunos vecinos del barrio lanzaron la campaña Agustina, la única heroína (por Agustina de Aragón, que defendió la ciudad de los franceses). Hoy la zona está recuperada, pero conserva un espíritu comprometido, alternativo y, sobre todo, asociativo. Algunos ejemplos son la asociación de vecinos Arrebato (8) (José Palafox, 28), que celebra en su local eventos culturales, o el bar La Vía Láctea (9) (Doctor Palomar, 25-39), de la asociación cultural Barrio Verde. En la cooperativa Recicleta (10), tienda y taller, pretenden difundir el uso de la bicicleta como medio de transporte, y el centro social librería La Pantera Rossa (11) (San Vicente de Paul, 28) se dedica al debate y a los libros de temática político-social.
21.00 Para propios y extraños
La zona del Tubo, ya fuera de la Magdalena, es un denso entramado de callejuelas en el corazón del corazón de la ciudad plagado de bares. Aquí, propios y extraños, maños y foráneos, de toda clase y condición se unen en esa patria universal que es el tapeo y el cañeo. Establecimientos de todo tipo, desde baretos de toda la vida hasta sitios más chic. Pueden probarse los champiñones a la plancha de La Cueva en Aragón (12), con su variedad de cervezas; el croquetón de ibéricos y el taco picante en Vinos Nicolás (13), o las 16 variedades de empanadillas libanesas del Fenicia (14). Después, visita obligada a El Plata (15) (Cuatro de Agosto, 23), un cabaré ideado por el cineasta Bigas Luna, donde se ven espectáculos con descaro, entre surrealistas y petardos. La noche puede acabarse en lugares como el Bar Bacharach (16) (un juego de palabras con el nombre del músico Burt Bacharach), de corte indie pop y de gran éxito. Después, basta cruzar la calle para bajar las escaleras de La Casa Magnética (17) (Espoz y Mina, 19), un garito con dj's y buena música para acabar la noche en la pista. Y a seguir resistiendo.
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