Al Tíbet en tren
Un millón y medio de pasajeros, más de la mitad de ellos turistas, han disfrutado del espectacular y polémico recorrido de este ferrocarril que une Pekín y Lhasa desde hace un año
Tan espectacular, como polémico. El tren que conecta Pekín con la región autónoma del Tíbet es el que mayor altitud alcanza en el mundo (llega hasta los 5.072 metros), y además, todo un éxito según el gobierno chino, responsable de su construcción e inauguración el pasado 1 de julio de 2006. Un millón y medio de pasajeros ya han usado esta línea férrea, y más de la mitad de ellos fueron turistas, según el gabinete gubernamental. De espectacular recorrido, el tren cruza impresionantes paisajes a lo largo del altiplano tibetano, ha sido muy criticado por independentistas tibetanos y asociaciones ecologistas.
El gobierno chino estima que el tren ha colaborado de forma clave en el incremento del PIB de esta región autónoma en 2006, cifrado en un 13,2 %, el más alto de la última década. Y lo ha logrado gracias a la estimulación del turismo que ha suscitado, según informó hoy la agencia Xinhua. Para el gabinete de Hu Jintao, el tren es un medio eficiente para lograr sacar al Tíbet de su atraso y aislamiento, mientras que desde colectivos en favor del independentismo de esta región, es sólo una prueba más del colonialismo chino en la tierra del Dalai Lama.
Tampoco es bien visto el ferrocarril entre los colectivos ecologistas, muy recelosos con la construcción del mismo, aunque desde Pekín el balance también es positivo en este sentido. De hecho, se ha asegurado desde el gobierno chino que "causó muy poco impacto ambiental en el ecosistema" después de un año de funcionamiento. Dicho efecto se catalogó de "escaso o nulo" sobre la vegetación local y la vida salvaje, y además se ha asegurado que el suelo y el agua se conservaron eficazmente.
'El tren del cielo'
Las cifras que rodean a la construcción de este tren son tan espectaculares como los parajes que atraviesa. Un total de 1.956 kilómetros de recorrido entre Pekín y Lhasa, capital del Tíbet, que costaron un total de 2.400 millones de euros. Las duras condiciones climáticas que debe superar, como cruzar terrenos helados y afrontar temperaturas de -45º C, obligaron a situar la vía sobre pilares en varios tramos. El llamado tren del cielo alcanza una cota máxima de 5.072 metros de altitud al atravesar la cordillera Tanggula, y mantiene una altura media en su recorrido de 4.000 m sobre el nivel del mar.
El éxito de pasajeros que ha registrado esta línea en su primer año de vida según el gobierno chino, puede favorecer e incluso acelerar el proyecto de ampliación que ya se estimó en el momento de su inauguración, y que planeaba prolongar su recorrido hasta la zona de Shigatse, la segunda ciudad más sagrada de Tíbet, y situada a 150 kilómetros del monte Everest.
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