Seis cosas originales que hacer en Andorra (además de esquiar)
Con sus tres grandes 'resort' invernales, el Principado es un paraíso para los amantes de la nieve. Lo bueno es que, además de esquiar, hay mil ofertas más para quienes buscan un ocio diferente en esta época
Andorra es sinónimo de esquí. Tiene el dominio esquiable más grande de la península Ibérica (Grandvalira, con 210 kilómetros de pistas) y otras dos estaciones en el valle de La Massana (Ordino Arcalís y Vallnord-Pal Arinsal) que completan una oferta para todo tipo de público amante de la nieve difícil de igualar. Pero más allá de deslizarse por pistas con esquís o tabla de snow, el país ofrece otras muchas alternativas como gran resort invernal. Acabo de volver de allí y estas son media docena de las que más me han gustado.
Mirador solar de Tristaina
La más reciente atracción turística de Andorra está en la estación de Ordino Arcalís, en el valle de La Massana. Hace apenas un año que se inauguró este fotogénico y aéreo mirador circular con forma de reloj de sol sobre una cima a 2.700 metros de altitud, cerca ya de la frontera con Francia y con unas vistas soberbias sobre los lagos de Tristaina. Te enamorará, aunque creas que tienes vértigo. Se sube desde la estación de Ordino Arcalís mediante la telecabina Tristaina. En verano es accesible a todos los públicos; en invierno necesitas conocimientos de esquí de travesía.
Pasar una noche en un refugio de montaña
Varias bordas tradicionales y refugios de montaña se han acondicionado para acoger a viajeros que quieran vivir una experiencia diferente, más montañera. No es necesario tan siquiera dormir, también se puede subir solo a comer o a cenar. Es el caso del encantador refugio de Sorteny, en el valle del mismo nombre, en Ordino, valle de La Massana. Se sube en coche (por la misma carretera que va a la estación de esquí) hasta un aparcamiento desde el que hay 2,5 kilómetros y 180 metros de desnivel hasta el refugio (unos 40 minutos a pie). Está abierto todo el año, tiene 40 plazas en literas (baños compartidos) y un excelente restaurante a cargo de Pedro, un portugués enamorado de las montañas andorranas. La terraza es una delicia, tanto para comer al sol de mediodía como para ver un cielo estrellado y sin contaminación lumínica por las noches. Es una buena base para hacer esquí de montaña en invierno y senderismo, en verano. Por aquí pasa la Haute Route Pirenaica.
Comer en la borda del lago de Pessons
Mi restaurante favorito de la estación de Grandvalira es esta borda tradicional en uno de los entornos más bellos del Pirineo andorrano: el lago de Pessons. Un antiguo lago glaciar a 2.350 metros de altitud, rodeado por el circo de piedra del Colells. Las vistas son excepcionales (si hace sol, pide mesa en la terraza). Pero es que, además, se come de maravilla. Cocina pirenaica contundente y de calidad. Hay que probar las escudellas, el trintxat y sus arroces. Imprescindible reservar (+376 759 015).
'Après ski' en L’Abarset
L’Abarset es el nuevo espacio de ocio après ski a pie de pista en la zona de El Tarter. Un diseño rompedor, mucha madera, zona VIP, música en vivo a cargo de DJ’s, todo ambientado con fogatas y varias barras para atender a los esquiadores que buscan vida social tras la jornada de nieve pero al estilo alpino: directo de las pistas a la fiesta, sin pasar por el hotel. De momento, y debido a las restricciones por la covid, el aforo es limitado y solo se puede estar sentado. Pero cuando esto pase —que pasará, y pronto— será el gran mogollón fiestero al que todo esquiador de Grandvalira querrá ir para ver y ser visto. Tiene un estupendo restaurante de cocina de fusión en el que sirven esmorzar de forquilla (desayunos de tenedor), comidas y cenas. Además de una vermutería para el aperitivo.
Cenar en el nuevo hotel Naudi y pedir un flan de mascarpone
El Naudi es un hotel clásico y familiar, de los de toda la vida, en Soldeu. Tan de toda la vida que se había quedado un tanto anticuado. Le han hecho una reforma integral hasta convertirlo en una de las referencias de confort del valle. Una nueva vida que se nota muy en especial en el nuevo restaurante, otra de las grandes novedades gastronómicas del valle principal de Andorra. Tiene una amplia bodega, cocina de fusión muy creativa y, sobre todo, el mejor postre del país: el flan de mascarpone. ¡Uummm, una delicia que te recomiendo probar! (por cierto, que otro flan que me encanta es el que hacen en el restaurante Wine & Meat by Jean Leon, del sector Soldeu de Grandvalira).
Dormir en un iglú
Si quieres vivir una experiencia diferente, alójate en este Domo Lodge que imita un iglú ártico, solo que con muchísimo más confort del que pudieron soñar jamás los esquimales. Está en la zona de Grau Roig, a 2.350 metros de altura, y tiene capacidad para seis personas. Se accede esquiando, con raquetas de nieve o en máquina retrac. Para vivir una noche única de alojamiento en pistas. La fachada acristalada garantiza unos atardeceres y amaneceres épicos, cuando ya todo el mundo se ha ido y la estación y la montaña quedan en exclusiva para los huéspedes. Reservas en Epic Andorra.
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