16 fotosClases ‘online’ donde no llega InternetLa mala conectividad y la falta de dispositivos son una seria traba para el aprendizaje a distancia en Filipinas, un país donde más del 16% de las familias viven en condiciones de pobreza extremaAlejandro ErnestoManila - 01 dic 2020 - 19:42CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEl curso escolar en Filipinas ha comenzado con cuatro meses de retraso, después de que el presidente Duterte anunciara que no habría clases presenciales hasta que existiera una vacuna contra la covid-19. En el modelo de enseñanza ‘online’ que se ha impuesto en el país se han matriculado 24,6 millones de estudiantes, pero ha dejado al margen a tres millones. En la imagen, un grupo de niños posa en Tondo, el distrito más pobre de Filipinas. Para ellos será muy difícil el aprendizaje a distancia.Los menores en Filipinas están en riesgo de permanente abandono escolar, un problema especialmente grave en el país asiático, donde 3,8 millones de niños no cursan enseñanza alguna y solo el 30 % de las personas en los barrios más pobres tienen estudios secundarios, según un informe del Banco Mundial. En la foto, una niña limpia parabrisas de autos en una céntrica avenida de Manila.La mala conectividad y la falta de dispositivos son una seria traba para el aprendizaje a distancia, que va a ahondar la brecha digital en Filipinas. En un país donde más del 16% de las familias viven en condiciones de pobreza extrema. En la imagen, una maestra entrega material escolar a la madre de un alumno en la escuela elemental Gregorio del Pilar, en el distrito de Tondo.El reparto de tablets entre alumnos y ordenadores para los profesores ha sido una de las medidas más aplaudidas en el arranque del curso escolar, aunque solo ha llegado a algunos distritos de la capital, como Tondo, donde se ha prohibido hasta el uso del karaoke en horario diurno para facilitar la concentración. En la imagen, una maestra enseña a una madre el uso de este dispositivo en la escuela elemental Gregorio del Pilar, en el distrito de Tondo.“Para nosotros este curso es un gran reto. Ojalá podamos volver pronto a las clases presenciales. Estamos rezando para que las cosas mejoren”, cuenta Guida Morris, directora de la escuela elemental Gregorio del Pilar, en Tondo, quien posa con algunos de los materiales que se distribuyen a los alumnos para las clases 'online'.Al no poder depender únicamente de Internet, en Filipinas se ha optado por un sistema mixto, que combina la distribución de material impreso, con clases 'online' dos veces por semana como mínimo y lecciones impartidas en la televisión pública. Varios profesores distribuyen materiales en la escuela elemental Gregorio del Pilar, en Tondo.“Las nuevas modalidades no pueden reemplazar completamente el aprendizaje cara a cara, especialmente dado el atraso tecnológico del país y la pobreza generalizada”, lamentó la Alianza de Maestros, el mayor sindicato de enseñanza del país. La profesora Naomi Santos posa en el aula de ciencias de la escuela Gregorio del Pilar, en Tondo.Ynna Andrhea Roflo, alumna de 10 años con predilección por las matemáticas, usó por primera vez una tablet el primer día del curso, dispositivo que le asignó gratuitamente su escuela en el distrito de Tondo, el más pobre y densamente poblado del país.La profesora de inglés y literatura, Elizabeth Abaya, se dispone a comenzar desde su hogar las clases 'online' con sus alumnos. En su humilde casa de Tondo, afronta con ilusión el nuevo curso, que ve como “una oportunidad para todos de actualizarnos en nuevas maneras de enseñar más acordes al siglo XXI”.Dana Abaya, de nueve años, informa a su maestra que ya está lista para comenzar las clases por Internet. “Me gusta estudiar desde casa. Es una forma nueva de aprender, aunque prefiero las clases cara a cara para estar con mis amigas”, cuenta esta niña, mientras termina en su ordenador un ejercicio de literatura de la clase que imparte su madre y maestra en el escritorio de al lado.Christine Mae Escobido (derecha), de 11 años, y su madre Warlyn Langit estudian Geografía con la ayuda de un móvil en el barrio de Santa Ana, en Manila.En el barrio de Soldiers Hill pocos pueden permitirse comprar un teléfono para que sus hijos estudien, así que varias familias decidieron compartir el móvil con los vecinos para las clases 'online' y el resultado es esta pequeña e improvisada escuela con muchos niños y sin maestros que ahora funciona en su hogar.Un grupo de escolares se reúnen en casa de Nidia Iliena, en el barrio de Soldiers Hill, para estudiar con la ayuda de un teléfono celular que esta compró para sus hijos.Se reúnen en las distintas estancias de la casa y los hay de todas las edades: En esta habitación en casa de Nidia Iliena, en el barrio de Soldiers Hill, están los alumnos que estudian educación secundaria.Manila es conocida como la capital mundial de los call centers y la mayoría de los jóvenes maestros contratados para Tele-Aral, trabajaron antes en ellos por lo que tienen experiencia en atención al cliente por teléfono o Internet, una iniciativa que busca mitigar la brecha digital en la educación de la nueva normalidad.Una maestra miembro del programa Tele-Aral explica en una pizarra una lección a sus alumnos que se encuentran conectados a Internet.