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Clubes de encuentro de sexualidades no convencionales

No es fácil hallar a personas dispuestas a compartir experiencias carnales cuando los gustos se salen de los estándares

Getty

Ligar no es siempre tan fácil. Sobre todo cuando tu sexualidad no sigue los derroteros más habituales. Si tu máxima excitación sexual y, por consiguiente, placer se canalizan a través del BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo), ¿cómo conoces gente como tú?

Ligar es uno de los verbos que más nos gusta conjugar y al que nos entregamos de uno u otro modo. Cada cual tiene su manera de conseguirlo. No hay una fórmula exacta ni una pócima que te permita seducir a la platea. Pero cuando encima te sales de la norma, lo de ligar se complica. ¿Dónde liga la gente que es diferente en la cama?

Las normatividades sexuales cambian. Lo que hace unos años era una osadía, hoy se considera indispensable. Suceder, sucedían, pero hablar de la cuestión, normalizarlo que se dice, eso lo hemos conseguido poco a poco. Piensen en el sexo oral, por ejemplo. A pocas personas se le pasaría por la cabeza que no entrara en el despliegue amatorio de cualquier encuentro carnal. Pero si gustas de que te aten con cordajes que puedan rozar tu carne y tu piel hasta llegar a excitarte y que te corras, tienes complicado encontrar fácilmente a alguien que sepa de shibari, que así se llama la técnica amatoria en cuestión. Y eso que cada vez son más los cursillos que se ofrecen, hasta online, como el próximo solo para mujeres, completamente gratuito que ofertan desde Las velas negras, el club montado por dos sexólogos, pareja, para impartir talleres de sexualidades no convencionales. 

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Para relacionarse y aprender, el clásico de los clásicos es FetLife. "Es la red que más usuarios tiene y más actividad en cualquier parte del mundo", describe Ángel Barbero, director general de Recubica. "Ha tenido muchas críticas de usabilidad y seguridad, pero ahí sigue. Surgieron muchas otras ofertas, sobre todo en formato de app; pero la mayoría han ido desapareciendo y FetLife sigue". Uno de los secretos de esta comunidad estriba en la manera en la que te haces el perfil. El personaje que se adentra en sus rincones se define como se considera. No solo del género mujer y hombre vive el sexo. "La mayoría de las páginas web dedicadas a encuentros son estadounidenses", prosigue Ángel Barbero, "con poco impacto en otros países".

El repaso por las apps existentes es nutrido, En App Store, por ejemplo, se encuentra Alt, Kinkoo, KinkD, todas dispuestas a encontrar a alguien con quien puedas compartir placeres. Todas con opción premium por si estás dispuesto a pagar para que te pongan en contacto con los mejores. Pero Miguel Vagalume, alma máter de Golfxosconprincipios, recuerda que no es buena idea pagar en los portales de citas: "eHarmony declara tener más de 20 millones de miembros en su web, y su director general, Greg Waldorf, insiste en ese número en las entrevistas que concede. Si tu objetivo es encontrar a alguien especial, 20 millones de personas es tener un montón de opciones, aproximadamente un cuarto de todas las personas solteras de EE UU. Eso suena maravilloso hasta que te das cuenta de que la mayoría de esas personas no pueden contestar, porque solo clientes de pago pueden hacerlo. Solo una de cada treinta personas de esos 20 millones de clientes es alguien con quien puedas hablar". Por eso Fetlife triunfa; su opción premium solo afecta al intercambio de vídeos, pero no al intercambio de mensajes. Puede, incluso, que desconozcas muchas de las prácticas sexuales que se exhiben, pero permite la comunicación para que puedas descubrirlas. Eso hace que los usuarios aprendan, sepan, conozcan y puedan relacionarse. Y para fabricarte el personaje, es fantástica: "Encuentras palabras que te definen mejor, porque te permite describir muy bien tus fetiches, incluso decir que eres vainilla (sexualidad convencional). No pasa nada. Pones casi cualquier fetiche y eso hace que te exhibas en un portal de sexo tal y como eres".

Los practicantes de sexualidades no convencionales siguen teniendo fama de raritos. No llegan a un bar, conocen a alguien y sueltan: "Hola, soy bedesemero (persona que practica el BDSM)". Ligar cuesta conjugarlo en estos casos. "Llevo años escuchando que lo mío no es normal", admite Cristina, quien gusta de jugar de sumisa con sus amos. "Para mí han sido fundamentales los talleres de BDSM que se imparten en la tienda erótica de mi barrio (en su caso, Los placeres de Lola). Allí nos conocíamos personas interesadas en el mismo tema. Gracias a eso conocí a mi pareja actual. En los bares, hasta ahora, no había conseguido dar con la persona adecuada. Lo mío nunca es normal".  

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