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La tragedia de los niños refugiados en Lesbos Las secuelas psicológicas que la huida de sus países y la vida en los campamentos de desplazados en Grecia está dejando en los solicitantes de asilo, sobre todo en los niños, hacen temer que toda una generación quede perjudicada para siempre Algunos migrantes se lavan en el mar en la costa Este de la isla de Lesbos mientras en el fondo comienza un pequeño fuego. La playa es uno de los pocos lugares donde los niños pueden jugar en paz. En los últimos tres meses, antes del incendio de Moria, se había prohibido cualquier movimiento, provocando graves problemas psicológicos a los refugiados que residían en el campo. Mattia Marzorati Una mujer se desmaya y convulsiona durante una manifestación organizada por migrantes para pedir libertad de movimiento, agua y comida en Lesbos. Mattia Marzorati Los restos de una carpa en el campamento de Moria tras el incendio de la noche entre el 8 y el 9 de septiembre. Mattia Marzorati Los migrantes duermen en el aparcamiento del supermercado Lidl en la carretera que conecta la ciudad de Mitilene con Panagioudas. El nuevo campamento de Kara Tepe se encuentra a unos cientos de metros de allí. Mattia Marzorati Un joven se lava frente al campamento de Moria. El difícil acceso a fuentes de agua corriente obstaculiza la higiene personal y facilita la propagación de infecciones. Mattia Marzorati Una familia siria se asentó, tras el incendio en el campamento, en las colinas a pocos metros de los restos de Moria. Los niños pequeños y los bebés no reciben ningún tipo de asistencia médica. Mattia Marzorati Una manifestación organizada por migrantes para pedir pacíficamente libertad de movimiento y condiciones de vida dignas. Numerosos niños y adolescentes participaron activamente en la protesta. Mattia Marzorati Niños centroafricanos son rescatados tras el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la policía. El uso indiscriminado de la violencia por parte de las fuerzas del orden griegas contra inmigrantes y periodistas es una constante en la isla. Mattia Marzorati Los restos de una escuela en el campamento de Moria. Mattia Marzorati Un edificio abandonado fue ocupado por algunas familias afganas. Las altas temperaturas diurnas y el frío de la noche hacen de la calle un lugar muy difícil para vivir, especialmente para los ancianos y los niños. Mattia Marzorati Un menor no acompañado se aloja en un centro de Unicef no muy lejos de Moria. Se ha trasladado a 406 menores a la Grecia continental, pero muchos otros están esperando para irse o reunirse con familiares desaparecidos durante el incendio. Mattia Marzorati Un niño duerme en el estacionamiento de Lidl con cientos de personas más. Mattia Marzorati Algunos niños juegan entre los restos de coches frente a la clínica de MSF en Moria. Mattia Marzorati Mujeres en fila para recibir comida y agua, algunas con sus bebés en brazos. Las colas pueden prolongarse hasta cuatro horas bajo el sol, pero es la única forma de tener acceso a los productos básicos. Mattia Marzorati Un niño espera a ser examinado por un médico voluntario. La sarna, las infecciones cutáneas, los piojos y los trastornos psicológicos son algunos de los principales problemas que aquejan a los más pequeños. Mattia Marzorati Un médico alemán ofrece asistencia sanitaria a los inmigrantes. El acceso a la zona ocupada por migrantes se vio dificultado por las autoridades en los días posteriores al incendio. Mattia Marzorati Una mujer cruza la obra en la que se construirán las carpas del nuevo campamento Kara Tepe. La construcción de este campamento en un tiempo récord deja grandes dudas sobre la seguridad y calidad de vida en este tipo de alojamientos. Mattia Marzorati Vista del nuevo campo Kara Tepe. El acceso a los periodistas estuvo restringido desde el principio. Mattia Marzorati Una mujer embarazada y su hija son examinadas en la clínica pediátrica de MSF en Moria. Los procedimientos anti-covid han complicado aún más los exámenes médicos de los migrantes. Mattia Marzorati Algunos niños juegan con pompas de jabón. Mattia Marzorati Un grupo de niños y jóvenes observa los helicópteros militares que están construyendo el nuevo asentamiento tras el incendio de Moria. Mattia Marzorati Una niña mira su celular poco antes de dormir en el estacionamiento de Lidl. Mattia Marzorati