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Galdós: las mil caras de un escritor español Cronista y novelista, el autor de los Episodios nacionales tenía una capacidad de imaginación y observación fuera de lo común. Comisariada por Publio López Mondéjar, la muestra Galdós en el laberinto de España , a la que pertenecen estas imágenes, mostrará su vida en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Galdós, cuando tenía siete años, retratado en un daguerrotipo de autor desconocido. 1850.El siglo de Galdós es el de la novela y el de la fotografía. A Galdós, que fue el hijo pequeño en una familia de muchos hermanos, lo retrataron de niño en un daguerrotipo, y según se iba internando en la última vejez y se acercaba a la muerte lo retrataron los fotógrafos que ya trabajaban para el huecograbado urgente de los periódicos. Colección Caridad Pérez Galdós Retrato-tarjeta del escritor, en una fotografía realizada hacia 1865.En esos tres cuartos de siglo que van del primer retrato a los últimos suceden las explosiones simultáneas de la novela y de la fotografía, y también la de la ciudad moderna que la novela y la fotografía documentan con una fidelidad que no había existido antes, con un impulso de fabulación que es al mismo tiempo de testimonio y de crítica. Colección López Salvá El escultor Victorio Macho (derecha) y Galdós, tras el traslado al parque del Retiro del monumento dedicado al escritor, en 1919.Cuando Galdós llegó a Madrid en 1862, como uno de esos provincianos ambiciosos y quiméricos de las novelas de Balzac, la ciudad era todavía una desolación de conventos y cuarteles, de un caserío mezquino, con un horizonte de páramos y de torres y cúpulas de iglesias. Madrid era la capital decrépita de un reino clerical y corrupto, tan aislada en el centro de su meseta como la misma España en la lejanía de su atraso. Museo Victorio Macho, Toledo Retrato realizado en el estudio fotográfico de Kaulak. 1904.Cuando Galdós llegó a Madrid la fotografía empezaba a cobrar una relevancia documental y social que aún no podía ejercer la novela. Las ciudades y las novelas mostraban ya en otros países de Europa una pujanza tan incontenible como las catedrales en la Edad Media, y aquel Galdós que llegó a Madrid se alimentaba tan apasionadamente de las novelas de Dickens, Balzac o Flaubert como del sueño de viajar de verdad a las capitales en las que sucedían. Kaulak (BNE) A punto de subir al coche de caballos para dar su paseo diario por las calles de Madrid. La fotografía es de 1918.Habiendo vivido su primera juventud en el Madrid de la revolución del 68, que derribó conventos sórdidos y abrió plazas y nuevas perspectivas urbanas al mismo tiempo que despejaba un porvenir de libertad, Galdós inventó casi desde la nada la novela española, y al mismo tiempo fue creando, libro a libro, el público que iba a leerla, y a ser retratado por ella. Galdós aprendió de Balzac y de Dickens, y encontró en ellos un camino doble hacia la realidad de su presente y hacia el origen mismo de aquella gran explosión narrativa, que venía de Cervantes, y antes aún del Lazarillo. Salazar (Archivo General de la Nación) Retrato del autor de los Episodios nacionales a cargo de la Viuda de Céspedes, hacia 1895.Las novelas de Galdós están pobladas de donquijotes calamitosos que se niegan a mirar la realidad y viven de alucinaciones destructivas y de lazarillos llenos de inocencia y talento que se ven arrojados a un mundo de injusticia en el que les será muy difícil salir adelante. Galdós, que escribió mucho en los periódicos, tenía un alma de cronista tanto como de novelista, y una capacidad de observación indiscriminada y fulminante como la de un fotógrafo callejero; y su capacidad de imaginación y de observación lo llevaban a experimentar continuamente nuevas formas narrativas, puntos de vista, voces inusitadas. Colección particular Fotografía dedicada a Valle-Inclán tras una sesión de posado en el estudio madrileño de los hermanos Calvet. 1895.No hay un escritor menos conformista consigo mismo en la literatura española. Tampoco hay ninguno que haya llegado tan lejos en la alianza entre la pasión de contar y el compromiso político, la furia contra la corrupción y la injusticia españolas, el amor por la libertad de los espíritus y los cuerpos, la educación emancipadora para todos, la simple decencia democrática. Calvet (Archivo Prensa Española) La actriz Margarita Xirgu (sentada), acompañada de los miembros de una delegación cultural belga, visita a Galdós en su casa de San Quintín, en Santander. 1915.La muestra 'Galdós en el laberinto de España', un proyecto de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid en colaboración con la Academia de Bellas Artes de San Fernando, tiene previsto inaugurarse el próximo 22 de septiembre y permanecer expuesta hasta el 3 de enero de 2021. La exposición y el libro están comisariados por Publio López Mondéjar. Díaz Casariego (Efe) El escritor canario, leyendo durante un posado en el estudio Cifuentes de Madrid en 1900. Colección Olmedilla En su residencia madrileña del paseo de Areneros, en torno a 1905. Colección Beltrán de Heredia Retrato fotográfico de Benito Pérez-Galdós realizado por Campúa en torno a 1910. Colección familia Pérez Galdós Benito Pérez-Galdós, fotografiado en 1915 en el salón-despacho de su casa de Santander. Arauna (Colección Monasor) La Quinta de San Quintín, en Santander, donde Galdós escribió muchas de sus obras. En primer término, el guarda y hortelano de la finca, Manuel Rubín. 1905. Colección familia Pérez Galdós Salida del féretro de Benito Pérez Galdós del antiguo ayuntamiento de Madrid, el 5 de enero de 1920, en una escena fotografiada por Campúa. Colección Ortiz Armengol El escritor, ya ciego, en su casa de la calle de Hilarión Eslava en Madrid, en una foto de 1918. Colección particular El escritor, con sus perros, en el patio de su casa madrileña de la calle de Hilarión Eslava. Junto a él está su hombre de confianza y fotógrafo, Victoriano Rubín. 1918. Alfonso / Colección Basilio Martín Patino Benito Pérez Galdós ejecutó este autorretrato en 1860, antes de su viaje a Madrid. Colección de Caridad Rodríguez Pérez Galdós