‘Nueve meses’: nunca fue tan fácil explicar el embarazo a niños y niñas
Hélène Druvert nos invita a un espectacular viaje en imágenes por el proceso del embarazo, desde la concepción hasta el nacimiento
Entre dos ciudades tan distantes y distintas como París y San Juan de Luz, en la costa del País Vasco francés, transcurren los días de la autora francesa de literatura infantil Hélène Druvert. Ilustradora, diseñadora textil y, sobre todo, artista del papel, Druvert nos ha redescubierto la figura de Mary Poppins, y con ella la de la ciudad de Londres, en un libro en blanco y negro, Un paseo con Mary Poppins (Edelvives), que es una auténtica delicia visual y una oda a las posibilidades infinitas del papel. Y lo propio ha hecho con otras ciudades como Nueva York y con París en dos títulos (New York Melody y Paris s’envole) que, desgraciadamente, aún no han visto la luz en castellano.
Pero si por algo es conocida Druvert es por la colección de álbumes ilustrados informativos en gran formato publicados en España por Maeva Young que la autora francesa inició con Anatomía, continuó con Océano y ahora prosigue con Nueve meses, un espectacular viaje en imágenes por el proceso de embarazo, desde la concepción hasta el nacimiento, en el que vuelve a hacer gala con sus reconocibles troquelados láser y solapas de su capacidad para convertir cada hoja de papel en una pequeña obra de arte con la que, además, es capaz de transmitir conocimiento.
Nueve meses está dedicado a su hija, que creció “calentita” en su vientre a la par que se gestaba el libro. “Fue pura coincidencia”, reconoce, por correo electrónico a El PAÍS, la autora, que explica que comenzó a trabajar en el libro tras un año planteándose la estructura y el contenido. Solo un mes después supo que estaba embarazada, por lo que tanto el álbum como su hija, “en un embarazo difícil”, fueron desarrollándose en paralelo, creciendo a la vez. Al final su hija nació a principios de octubre de 2019. El libro llegó a las librerías francesas a finales del mismo mes. Dos partos en cuestión de semanas.
Para Nueve meses, recientemente publicado en su edición en español, Hélène Druvert volvió a contar con la colaboración de su padre, el médico francés Jean-Claude Druvert. Cuenta la ilustradora que creció entre los libros de anatomía de su padre y que la idea de dedicar un libro para niños al cuerpo humano y de hacerlo comprensible para el público general “siempre estuvo ahí”. El resultado, Anatomía, fue un éxito tanto de crítica (mención en los premios Bologna Ragazzi y premio Orbil de los libreros italianos en 2017) como de ventas, así que tanto ella como su editor pensaron que sería interesante continuar con la idea y ofrecer una colección de libros que partiesen “del mismo principio informativo y compartiesen el mismo estilo visual”.
De esa idea, la de unir información con ilustraciones y con las posibilidades de entretenimiento que ofrece el papel, surge Nueve meses. ¿Ha sido muy difícil seleccionar lo más importante entre toda la información enciclopédica existente relativa al embarazo y plasmarla en las páginas del libro para hacer comprensible este proceso vital a los pequeños lectores?, le preguntamos. “Hablé mucho con mi padre sobre aquello que considerábamos o no que era interesante y relevante para los niños”, confiesa la autora, que explica que ambos, con el visto bueno del editor, decidieron dejar de lado aspectos demasiado técnicos o complejos, como la embriología, ya que su objetivo último con el álbum “era que los niños y niñas pudieran seguir el embarazo mes a mes, centrándose en cada etapa de la gestación en datos e imágenes concretas e impactantes para que la información no le resultase aburrida”.
Y no resulta aburrida en absoluto. Como tampoco resultaba aburrida en Anatomía u Océano. La prueba es que, como explica Druvert, en sus visitas a colegios y en las presentaciones de sus libros ha conocido a niños de 5 o 6 años que se conocen todos los huesos del cuerpo humano gracias a Anatomía; y ahora, con el lanzamiento de Nueve meses, a otros que lo saben todo sobre cómo se hacen los bebés; unos bebés que, gracias a libros como este, que son una extraordinaria herramienta para hablar con niños y niñas con naturalidad de temas -como el aparato reproductor, las relaciones sexuales que dan lugar al embarazo, etc.- que muchas veces siguen siendo tabú, ya no llegan de París en el pico de una cigüeña. “¡Ojalá este libro sea un apoyo para que los padres y maestros puedan hablar de manera muy simple sobre estos temas con sus hijos y alumnos!”, exclama Druvert.
A que lo hagan, desde luego, contribuye el impacto visual que generan en Nueve meses las ilustraciones de gran formato y el uso de espectaculares troquelados láser y solapas, que son un gancho para niños y niñas. Ya lo dice uno de los principios fundamentales de la neuroeducación: sin emoción no hay aprendizaje. La autora francesa se reafirma en él: “Tanto mi editor como yo estamos siempre tratando de encontrar los sistemas más coherentes y relevantes para lograr explicar las palabras con imágenes. Al final un libro como Nueve meses no deja de ser una forma de presentar la información a través de la diversión y de sorpresas, como sucede en la propia naturaleza”.
Ejemplo de ello son las creaciones que Druvert dedica a la fecundación, a visualizar gráficamente el tamaño del feto mes a mes, o a explicar el segundo y el séptimo mes de embarazo. Estas páginas del libro brillan por la espectacularidad de los troquelados láser diseñados por la autora, auténticas obras de arte, fruto del mucho tiempo que ha dedicado a estudiar las posibilidades del corte de papel. “Estas son las páginas que requieren más tiempo porque tengo que ser capaz de encontrar un equilibrio entre la delicadeza a veces espectacular del corte y la solidez de la creación para que los niños puedan manipular el libro sin que se rompa a las primeras de cambio”, explica la artista, que asegura que nunca se pone barreras o límites al comienzo de la concepción del libro: “Todo es posible. Incluso lo que parece demasiado caro, demasiado frágil o demasiado complicado”.
No hay imposibles para Hélène Druvert como no los hay para los niños y niñas. Quizá porque como ella misma dice, los ilustradores y escritores infantiles son a menudo “niños mayores”, adultos que siguen manteniendo muy vivos los recuerdos de su infancia.
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